?Una de romanos? No: La de romanos
William Wyler dirigi¨® a Charlton Heston en uno de los m¨ªticos, gracias a su carrera de cuadrigas, p¨¦plums de la historia del cine
Pocas veces una misma historia ha salvado dos veces la existencia de un gran estudio. Pocas veces un remake ha ganado el Oscar a la mejor pel¨ªcula. Y pocas veces un filme ha logrado 11 estatuillas de la Academia de Hollywood. Ben-Hur no es solo una gran carrera de cuadrigas, sino una de esas obras tit¨¢nicas, con descomunal derroche de talento y dinero, que a¨²n hoy asombra, gracias a la direcci¨®n de William Wyler. El cineasta, conocido por sus extenuantes rodajes (repet¨ªa tantas tomas para cada plano que le conoc¨ªan como Noventa tomas Wyler), el hombre que coloc¨® a tantos actores ante el Oscar -aunque a sus espaldas se quejaran de sus m¨¦todos de trabajo-, fue el responsable de t¨ªtulos como La loba, Los mejores a?os de nuestra vida, Cumbres borrascosas, La carta, Horizontes de grandeza, Vacaciones en Roma, El coleccionista o Ben-Hur.
El desastre actual
Este viernes se estrena la sexta y ¨²ltima versi¨®n de ¡®Ben-Hur¡¯, coproducci¨®n de MGM y Paramount junto a Mark Burnett, productor de series de televisi¨®n de tema religioso. De ah¨ª que Jes¨²s (encarnado por Rodrigo Santoro) salga m¨¢s en pantalla que en las versiones precedentes. Pero ha sido un desastre en taquilla: tras costar 100 millones de d¨®lares solo recaud¨® en su primer fin de semana en cines 11 millones. Las malas cr¨ªticas, la desconexi¨®n de la historia con el p¨²blico actual y la ausencia de estrellas en su reparto han podido con ella.
En 1948 entr¨® en vigor la ley antitrust que desmoron¨® a las grandes empresas de Hollywood. La nueva legislaci¨®n prohib¨ªa que las majors poseyeran a la vez estudios, compa?¨ªas distribuidoras y salas de cines. En definitiva, ten¨ªan que desgajarse. Y la llegada de la televisi¨®n pegaba al sof¨¢ a los espectadores. Para salvar los muebles, los directivos de la MGM recurrieron al mismo truco con el que en 1926 hab¨ªan regateado la bancarrota: Ben-Hur.
El drama de Jud¨¢ Ben-Hur, pr¨ªncipe jud¨ªo que vive en la misma ¨¦poca que Jesucristo y con el que se cruza en diversos momentos, surgi¨® de la pluma de un general del ej¨¦rcito de la Uni¨®n, Lewis Wallace. En 1880 public¨® Ben-Hur, una historia de Cristo, un best seller que una d¨¦cada m¨¢s tarde ya era el segundo libro m¨¢s vendido de la historia de EE UU tras la Biblia, con m¨¢s de medio mill¨®n de ejemplares. Por si fuera poco, dos productores de Broadway la convirtieron en obra de teatro. En los 16 a?os que se estuvo la obra en cartel por todo Estados Unidos, la vieron 10 millones de espectadores y recaud¨® 20 millones de d¨®lares.
El cine pronto le ech¨® el ojo a Ben-Hur. En 1907, la Kalem Company rod¨® una pel¨ªcula de 16 secuencias (en un rollo) basada en la novela. Pero no ten¨ªa los derechos y los herederos del general, muerto en 1914, demandaron a la productora y ganaron el juicio. Por primera vez en la historia se reconoci¨® el derecho a la propiedad intelectual.
Los herederos de Wallace demostraron ser bastantes perspicaces con los negocios. En 1923 vendieron los derechos al cine a la Goldwyn Company a cambio de un porcentaje de los beneficios. Un a?o despu¨¦s, reconvertida la productora en MGM y casi en ruinas comenz¨® su rodaje con Fred Niblo como director y Ram¨®n Novarro como protagonista. Result¨® tan espectacular que la versi¨®n de 1959 calca casi plano por plano su carrera de cuadrigas. Y uno m¨¢s del mont¨®n de ayudantes de direcci¨®n de Niblo fue Wyler. En una muestra de humor, en 1958 el cineasta reuni¨® a todos sus ayudantes antes del rodaje y les dijo: ¡°Me pregunto cu¨¢l de ustedes ser¨¢ el director del pr¨®ximo Ben-Hur¡±. Sergio Leone no estuvo en esa arenga, pero fue asistente de la segunda unidad.
En 1953 los ejecutivos de MGM retomaron Ben-Hur para salvar la compa?¨ªa. El primer director en recibir una oferta fue Wyler, que durante d¨ªas dud¨® hasta que su amigo Billy Wilder le solt¨®: ¡°Si quieres dejar a tu familia con dinero de por vida, haz la pel¨ªcula¡±. Wyler sigui¨® su consejo. Como declar¨® a?os despu¨¦s su hija: ¡°Solo un jud¨ªo ser¨ªa capaz de hacer un buen filme sobre Cristo¡±.
William Wyler comprendi¨® desde el principio la obligaci¨®n de fichar a un actor musculado, un tipo que llenara el traje, como protagonista. El estudio pens¨® en actores como Burt Lancaster (lo rechaz¨® despu¨¦s de leer el libreto), Marlon Brando, Kirk Douglas (no quer¨ªa otro rodaje ¨¦pico tras Los vikingos), Paul Newman (que acababa de finalizar La t¨²nica sagrada y se neg¨® en redondo aduciendo que sus piernas eran muy feas para ense?arlas) o Rock Hudson. Wyler lleg¨® a plantearse un reparto encabezado por Hudson como Ben-Hur y Charlton Heston como Messala. Heston ya hab¨ªa trabajado con Wyler en Horizontes de grandeza y le respondi¨®: ¡°O Ben-Hur o nada¡±. Un acierto de Wyler consisti¨® en contratar a actores brit¨¢nicos para los papeles de romanos y a estadounidenses para los de jud¨ªos: la diferencia de acento daba cierta coherencia a los personajes. Para el personaje de madre de Jud¨¢, la actriz inicialmente prevista fue sustituida por Martha Scott. Solo 10 a?os mayor que su hijo cinematogr¨¢fico, Scott ya hab¨ªa sido la madre de Heston-Mois¨¦s en Los diez mandamientos. Para el personaje de Tirza, la hermana de Jud¨¢, el director no busc¨® muy lejos y seleccion¨® a Cathy O¡¯Donnell, una int¨¦rprete dotada para dar en pantalla la imagen de la inocencia (como demostr¨® en Los mejores a?os de nuestra vida) y cu?ada en la vida real de Wyler.
Messala recay¨® en Stephen Boyd, un secundario sin mucha experiencia y que en su carrera nunca volvi¨® a obtener el ¨¦xito que logr¨® con su caracterizaci¨®n de romano apuesto, odioso y vengativo. Boyd, irland¨¦s de Belfast, debi¨® de ponerse lentillas para oscurecer sus ojos. Orden de Wyler, que en los ensayos se fij¨® en que todo el reparto principal ten¨ªa los ojos claros. Boyd pag¨® el pato.
Tierra Santa renaci¨® en Italia. La mayor parte de los decorados se construyeron en los famosos estudios romanos de Cinecitt¨¢. Aunque el rodaje en s¨ª dur¨® 10 meses de 1958, parte del equipo resid¨ªa en la capital italiana desde finales de 1957: hab¨ªa que erigir un circo (comenzaron en enero de 1958), crear toda una nueva Jerusal¨¦n y resucitar la grandiosidad de la Roma cl¨¢sica. Y todo a tama?o natural. MGM repiti¨® Roma para un Ben-Hur, a pesar del mal sabor de boca dejado 30 a?os antes, por sus costes m¨¢s bajos, por el tama?o (inmenso, 60 hect¨¢reas) de Cinecitt¨¢ y por beneficios empresariales. Con un presupuesto de 10 millones de d¨®lares (que finalmente superaron los 15), la principal partida econ¨®mica recay¨® en pagar a Heston (por eso los otros actores eran baratos) y los costes de producci¨®n: solo la secuencia de las cuadrigas cost¨® un mill¨®n de d¨®lares. Para Ben-Hur se erigieron 300 escenarios diferentes y 3.000 decorados gracias a 15.000 dibujos, se construy¨® un circo de ocho hect¨¢reas de pista y gradas para 15.000 personas con 500.000 kilos de yeso y 40.000 toneladas de arena (el decorado m¨¢s grande de la historia), se esculpieron 500 estatuas a tama?o real, en el vestuario trabajaron 100 costureras, sastres y peleteros, solo en la villa de Quinto Arrio se recrearon 40 fuentes, se construyeron 40 galeras en miniatura y dos a tama?o real para la batalla naval, se reprodujo la puerta de Joppa con su torre de 21 metros de altura y 20 manzanas de Jerusal¨¦n... La MGM mand¨® destruirlo todo al final del rodaje para que los productores italianos no reutilizaran los decorados en sus p¨¦plums de segunda.
En el proceso de preproducci¨®n el estudio contact¨® con diversos expertos para que les aconsejaran sobre el circo. El primero respondi¨®: ¡°Romano¡±; el segundo dijo: ¡°Al estilo fenicio¡±. Y el tercero fue sincero: ¡°?Estadio? No ten¨ªa ni idea de que hubiera habido uno en Jerusal¨¦n¡±. As¨ª que imitaron el de la pel¨ªcula de 1926, incluida la isla central, un a?adido anacr¨®nico necesario como fondo de imagen que evitaba que se vieran las gradas vac¨ªas.
A inicios de la primavera de 1958 William Wyler se mud¨® a Roma. All¨ª llevaba ya dos meses Charlton Heston, que se hab¨ªa puesto a estudiar italiano. Para ¨¦l, ¡°hacer Ben-Hur fue algo as¨ª como un ba?o turco. Casi te ahogas mientras lo tomas pero luego sales oliendo a rosas¡±. Heston recuerda con cari?o las instrucciones de Wyler: ¡°Will me dijo que no expresara ninguna emoci¨®n en la secuencia de la crucifixi¨®n. Ben-Hur hab¨ªa visto demasiadas muertes y una m¨¢s no pod¨ªa afectarle¡±. Como lo principal en la pel¨ªcula era el espect¨¢culo, al finalizar el rodaje, el director brome¨® con el actor: ¡°Lo siento, Chuck. En otra ocasi¨®n tratar¨¦ de darte un papel mejor¡±.
Lo que no hab¨ªa en Roma era guion. Desde Italia reclamaron al dramaturgo brit¨¢nico Christopher Fry para que diera verosimilitud a los di¨¢logos. Fry fue el responsable de que el ingl¨¦s del libreto tuviera una forma rebuscada, acorde con el supuesto envaramiento de los romanos. Otro escritor que meti¨® mano al libreto fue Gore Vidal, entonces un joven que resid¨ªa en Roma. En realidad, el mismo Wyler escribi¨® la mayor parte del guion durante las noches de los meses de rodaje.
El director planific¨® el rodaje como una gran campa?a militar. Rod¨® primero las secuencias m¨¢s f¨ªsicas (como la carrera de cuadrigas) y dej¨® para el final las m¨¢s dram¨¢ticas, para que el cansancio fuera real en el rostro de los int¨¦rpretes.
Para la secuencia de la carrera, solo 11 minutos del metraje final, se destinaron cinco semanas de rodaje. Los 78 caballos -los blancos del carro de Ben-Hur proced¨ªan de Eslovenia- hab¨ªan sido entrenados durante cuatro meses. Finalmente se seleccionaron 18. Wyler sab¨ªa que se momento sintetizaba la pel¨ªcula: ¡°No se trata de una carrera cualquiera, sino de una carrera a muerte que resume el odio entre Ben-Hur y Messala¡±. Para dirigirla, Zimbalist y Wyler (que s¨ª realiz¨® la planificaci¨®n previa y el montaje final) contrataron a Andrew Marton, un h¨²ngaro afincado en Hollywood experto en filmes de acci¨®n y en encabezar las segundas unidades. Marton quiso dar la m¨¢xima verosimilitud a toda la competici¨®n, y por eso recurri¨® a Yakima Canutt, antiguo campe¨®n de rodeos que con el tiempo se convirti¨® en el especialista m¨¢s famoso de la historia y en director de cine. En 1958 ya estaba retirado, aunque volvi¨® por el gusanillo del reto. Su hijo Joe dobl¨® a Heston. Algunos de los carros ten¨ªan solo tres caballos para que las furgonetas con las c¨¢maras pudieran pegarse a ellos y conseguir primeros planos en los 23 segundos en que recorr¨ªan la longitud de la pista. El d¨ªa en que filmaron a Ben-Hur recogiendo el trofeo de vencedor los extras se rebelaron porque no hab¨ªan comido. Marton decidi¨® seguir rodando porque as¨ª ¡°las masas gritan y en pantalla parecer¨¢ de euforia¡±. Wyler lo confirm¨®: ¡°La carrera ha sido uno de los grandes logros del cine¡±. El reto hab¨ªa sido superado con creces.
En taquilla, solo en EE UU ya super¨® los 80 millones de d¨®lares, y gan¨® 11 de los 12 oscars por los que compet¨ªa. Ben-Hur salv¨® de nuevo a MGM.
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