El cine de Hitler no vivi¨® a?os de oro
Un libro repasa los 50 mejores filmes de los m¨¢s de 1.200 que se rodaron durante el III Reich, con claros fines propagand¨ªsticos
No fue el estallido de calidad del cine de la Rep¨²blica de Weimar de los a?os treinta, que aliment¨® de creadores las siguientes dos d¨¦cadas de las mejores producciones de Hollywood, pero las pel¨ªculas que se realizaron durante los 12 a?os del III Reich esconden multitud de an¨¦cdotas, mucha propaganda y alg¨²n trabajo interesante. Y una ingente cantidad de celuloide: se rodaron m¨¢s de 1.200 largometrajes, ya que los nazis consideraron el cine como una de sus m¨¢s incisivas armas de publicidad. Otras ramas art¨ªsticas, como la literatura, fueron despreciadas y solo sirvieron como base para largometrajes. Para Adolf Hitler y sus adl¨¢teres, la gran pantalla era el camino m¨¢s directo para contar historias que enardecieran a las masas, y a esa labor se dedicaron con inmenso ah¨ªnco. Sin embargo, el esfuerzo no logr¨® el mismo resultado cualitativo.
Marco da Costa, profesor de espa?ol en la Universidad de Izmir (Turqu¨ªa), analiza las 50 pel¨ªculas m¨¢s destacadas de aquel furor f¨ªlmico en El cine del III Reich (Notorious Ediciones), en su siguiente paso natural tras haber publicado hace tres a?os Ideolog¨ªa y propaganda en el cine del Tercer Reich. El libro no solo desmenuza ese medio centenar de t¨ªtulos para que el lector saque un amplio panorama de aquella ¨¦poca -marcada, obviamente por el talento de Leni Riefenstahl- sino que a modo de apoyo repasa otras cincuenta curiosidades que se convierten en la salsa del volumen: as¨ª aparecen entre esas rarezas y personajes singulares un musical antisemita, el ¨²nico actor negro que trabaj¨® durante el nazismo, la visi¨®n alemana del hundimiento del Titanic (su director no acab¨® el filme, ya que muri¨® en la c¨¢rcel, seg¨²n la versi¨®n oficial, al suicidarse), la adaptaci¨®n germana de una obra del dramaturgo catal¨¢n ?ngel Guimer¨¤, un Sherlock Holmes que encarn¨® un mito de la ¨¦poca (Hans Albers), la pel¨ªcula que inspir¨® a Blake Edwards V¨ªctor o Victoria, o la vida del director jud¨ªo Kurt Gerron, que fue obligado a realizar el documental sobre el campo de concentraci¨®n de Terezin, antes de morir ¨¦l mismo en Auschwitz.
Y hay m¨¢s: extra?as desapariciones de estrellas rutilantes, divorcios ultrarr¨¢pidos de mujeres jud¨ªas, amantes de Goebbels ca¨ªdas en desgracia, actores que aparecen en videos caseros de la familia del ministro para la Ilustraci¨®n P¨²blica y Propaganda... "Lo divertido ha sido esta parte", cuenta Da Costa, "porque lo complicado es haber visto tanta morralla. Llevo desde 2007 con este tema, y ya he visto casi 900 pel¨ªculas, y encontrar esos t¨ªtulos supuso bastantes viajes. Pero la idea era sacar a la luz las joyas". Como confirma Da Costa, la explosi¨®n creativa de la Rep¨²blica de Weimar se deshizo con la llegada del nazismo, con lo que muy pocos cr¨ªticos "se han metido en estos barros". "El list¨®n estaba muy alto, las obras surgidas del Expresionismo alem¨¢n no tuvieron parang¨®n en la ¨¦poca, y Hollywood se benefici¨® de la di¨¢spora de esos creadores con la llegada de Hitler al poder. Pero creo que hab¨ªa que poner ese cine -que, aunque suene raro, no deja de ser cine- en el escaparate, porque los nazis quer¨ªan rodar espect¨¢culo: los t¨ªtulos propagand¨ªsticos puros no supusieron m¨¢s que el 15% de toda la producci¨®n".
Coproducci¨®n con Jap¨®n
Entre las curiosidades del cine nazi que aparecen en el iibro destaca La hija del samur¨¢i (1937), que dirigi¨® el antiguo mentor de Riefenstahl, Arnold Fanck, en Jap¨®n nada m¨¢s firmarse el Pacto Antikomintern entre ambas naciones en 1936. El drama cuenta entre sus actores a Setsuko Hara, con tan solo 16 a?os -encarna a la hija del t¨ªtulo-, antes de convertirse en la musa de?Yasujiro Ozu y en la mejor int¨¦rprete de la historia de su pa¨ªs. No es una pel¨ªcula desde?able, a pesar de ciertas tomas filmadas solo por el puro folclore y por claros mensajes propagand¨ªsticos sobre el militarismo y el nacionalismo japon¨¦s y el subrayado de conceptos como el campesino y el Blut und Boden (Sangre y Tierra) y el espacio vital, una idea que Alemania usaba para justificar sus conquistas y que Jap¨®n tambi¨¦n aplic¨® para ocupar Manchuria.
A los japoneses no les gust¨® mucho el guion y su visi¨®n de la cultura nipona y rodaron su propia versi¨®n dirigida por Mansaku Itami, en la que con los mismos actores se cambi¨® el libreto y se puli¨® la ideolog¨ªa. Y ahi acabaron las aventuras de las coproducciones germanojaponesas.
El nazismo se volc¨® en el cine como cultura de masas, y eso se refleja hasta en el mismo cine, en el menosprecio a la literatura, por ejemplo. "A Hitler no le interesaba la literatura -salvo las novelas de Karl May- ni la ficci¨®n en general. Le atra¨ªan la historia y la arquitectura. Por eso hay pocas pel¨ªculas basadas en libros, excepto el caso curioso de las adaptaciones de Guy de Maupassant. Es m¨¢s, a inicios de los a?os treinta casi no hubo versiones literarias para la ingete cantidad de peliculas que filmaban", describe el historiador. "Al final en mi selecci¨®n he buscado romper un poco el mito del cine nazi propagand¨ªstico, lleno de esv¨¢sticas, dirigido por Riefenstahl y antisemita". Que tambi¨¦n lo hay, como ilustra Da Costa, y as¨ª lo cuenta en el libro, pero ¨¦l abre miras. "Ahora bien, calidad, calidad... Solo Riefenstahl". La directora y actriz es la figura m¨¢s conocida del cine nazi para los aficionados, junto a la denominada trilog¨ªa de pel¨ªculas antisemitas. "Ya se ha rot¨® el tab¨² alrededor de ella, se puede ver su cine. Y analizadas El triunfo de la voluntad y Olimpiada sin prejuicios, impresionan. Eso s¨ª, su star system era Hitler, ella sab¨ªa perfectamente lo que hac¨ªa y a qui¨¦n serv¨ªa".
Da Costa espera que los lectores abandonden los prejuicios cuando acaben su libro. "El cine nazi no es ingenuo, por supuesto que es propagand¨ªstico en mayor o menor medida, pero espero que descubran el star system de aquellos a?os, una serie de actores y actrices que ya trabajaban en los a?os veinte y que siguieron en esa ¨¦poca, y continuaron su labor en la posguerra".
Babelia
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