Frank Ocean se sacude la opulencia
El cantante norteamericano lanza Blonde, un disco febril, vibrante, esquivo y complejo que renuncia a contentar a todos los p¨²blicos y no se casa con ning¨²n g¨¦nero
De las diecisiete canciones que integran Blonde, en la versi¨®n que se puede escuchar en exclusiva a trav¨¦s de Apple Music, solo cuatro tienen una base r¨ªtmica convencional. Si el beat era un elemento clave en Channel ORANGE, el brillante debut oficial de Frank Ocean, aqu¨ª, por el contrario, tiene un papel testimonial. Es como si al vocalista de Nueva Orleans le molestara, como si la configuraci¨®n m¨¢s cl¨¢sica de su sonido ya no le interesara, en lo que supone una declaraci¨®n de intenciones musical y creativa de uno de los lanzamientos discogr¨¢ficos m¨¢s importantes de la segunda mitad de 2016.
Esto tiene mucho que ver con la idea de depuraci¨®n sonora que sobrevuela el ¨¢lbum. En la b¨²squeda consciente de un discurso l¨ªrico ¨ªntimo, solitario y reflexivo, que mezcla el desconcierto ante un momento convulso con las dudas, incertidumbres y arrebatos de nostalgia de su trayecto personal, el artista se aleja de la exaltaci¨®n, el derroche de medios y la opulencia. Esto se traduce en un disco esquivo y complejo que renuncia a todo lo que pod¨ªa haber sido y nunca ser¨¢: un caramelo rhythm & blues de c¨®moda digesti¨®n, apto para todos los p¨²blicos y paladares y repleto de singles y genuflexiones.
Blonde avisa y no es traidor: quien busque hits redondos y adictivos como ¡®Thinkin About You¡¯ o ¡®Lost¡¯ se llevar¨¢ una desilusi¨®n. Pero quien busque a un autor inspirado desplegando un atrevido y fascinante abanico de ideas se encontrar¨¢ con un disco febril, vibrante y que es incapaz de decidirse por un g¨¦nero (rhythm & blues, soul, jazz, electr¨®nica¡, y todo desde un contexto pop) o una sola direcci¨®n. Si Channel ORANGE se levantaba a partir de cinco o seis composiciones estrella que lo devoraban todo, Blonde opta por todo lo contrario: salvo ¡®Nikes¡¯ o ¡®Pink + White¡¯, el resto del repertorio huye del formato canci¨®n para ir a la suya. Fogonazos, ideas, esbozos y probaturas que van cayendo como bombas racimo, pero con delicadeza y emocionante sensibilidad: a veces se basta con un punteado de guitarra como ¨²nica compa?¨ªa musical, a veces con un solo de ¨®rgano, a veces incluso con un sintetizador ambient. Es su voz contra el mundo y contra sus propios demonios; todo lo dem¨¢s sobra.
Ahora que el rhythm & blues parece haberse convertido en el pop del pueblo y ya es un g¨¦nero totalmente normalizado m¨¢s all¨¢ de su circuito habitual, Frank Ocean se desmarca con un lanzamiento de gran atrevimiento conceptual y absorbente ruptura formal. Y confirma que en estos cuatro a?os de silencio no estaba buscando ni persiguiendo una continuaci¨®n perfeccionada de aquel, sino un disco que consiguiera representar con la m¨¢xima fidelidad posible su momento personal y creativo. Y a tenor del resultado, no puede ser m¨¢s excitante.
Blonde. Frank Ocean. Autoeditado
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