¡°Hay que sembrar m¨²sica incluso donde hay buena tradici¨®n¡±
El director de orquesta es responsable del Festival Internacional de Santander que acaba de concluir su 65? edici¨®n
De peque?o, jugaba a organizar festivales de m¨²sica cl¨¢sica. ?C¨®mo? ¡°Muy f¨¢cil¡±, dice Jaime Mart¨ªn, ¡°coges una baraja: el as de oros es la Filarm¨®nica de Berl¨ªn y los siguientes otras orquestas. El as de bastos, Herbert von Karajan; el dos, Carlos Kleiber y as¨ª¡ Lo mezclas y las combinaciones que salen, dan los conciertos¡ El repertorio lo impon¨ªa yo y con la caja del Scrable montaba una especie de escenario¡±.
Puede parecer una broma macabra, a?ade este m¨²sico nacido en Santander hace 50 a?os, pero, como sostienen machaconamente los gur¨²s del hor¨®scopo, hay que guardar cuidado con los sue?os porque pueden cumplirse. Hoy, el director de orquesta, es responsable junto a Valentina Granados del Festival Internacional de Santander (FIS), que acaba de concluir su 65? edici¨®n.
Forma parte de la generaci¨®n m¨¢s global de la m¨²sica espa?ola. Fue cosecha de la naciente Joven Orquesta Nacional de Espa?a (JONDE) y pionero en la Europea creada por Claudio Abbado, que este a?o ha estado a punto de desaparecer si no fuera porque se mont¨® un esc¨¢ndalo que congel¨® las ya de por s¨ª heladas intenciones de los bur¨®cratas que se la quisieron cargar desde Bruselas. ¡°Cuando entr¨¦, ¨¦ramos tres espa?oles. En el ¨²ltimo recuento, somos el pa¨ªs que m¨¢s m¨²sicos aporta, eso da idea de c¨®mo han cambiado las cosas¡±.
Mucho, desde que el Jaime Mart¨ªn ni?o se agolpaba a las puertas de la Plaza Porticada ¨Cantigua sede del FIS al aire libre- para ver entrar y salir a esos extra?os seres con frac. ¡°Para m¨ª eran h¨¦roes, si los conciertos eran baratos, entraba, si sal¨ªan caros, los escuchaba desde afuera¡±, asegura. Fue su padre quien le aficion¨® y le llev¨® a escuchar una Quinta Sinfon¨ªa de Chaikovski que le hizo llorar. ¡°Desde ese momento, supe lo que quer¨ªa¡±. Tocar el viol¨ªn¡ ¡°Pero no pudo ser, hab¨ªa pocos profesores en la ciudad y lo hac¨ªan con clases particulares. Demasiado para una familia con seis hijos, as¨ª que me puse a estudiar flauta: sal¨ªa gratis¡±.
Con ese instrumento acab¨® haciendo carrera internacional. Hasta que se pas¨® a la direcci¨®n de orquesta y hoy es uno de los maestros espa?oles de su generaci¨®n con carrera consolidada fuera y dentro de Espa?a. Vive en Londres, donde su mujer forma parte de la London Symphony. Pero recala constantemente en la ciudad donde naci¨® para hacerse cargo del festival que hace a?os le convirti¨® m¨²sico.
En los tres a?os que lleva al frente, ha buscado la confianza y la complicidad del p¨²blico. ¡°Hay determinados nombres, apuestas, artistas que no han venido nunca y no est¨¢s seguro de c¨®mo va a reaccionar la gente. Por ejemplo, John Eliot Gardiner ha recalado aqu¨ª con nosotros por segunda vez. El primer a?o que vino, no llen¨®, ¨¦ste, ha arrasado en la inauguraci¨®n y han volado las entradas. Era complicado introducir ante el gran p¨²blico algo que no fueran orquestas sinf¨®nicas, ya no. La lecci¨®n es que necesitamos sembrar incluso donde hay tradici¨®n¡±.
Lleva haciendo eso toda la vida. ¡°Empec¨¦ a tocar en grupos que no sonaban como los discos. As¨ª que me fui a estudiar fuera. Empec¨¦ en el extranjero con un flauta de la Concertgebouw, en ?msterdam. All¨ª me di cuenta de que las orquestas s¨ª sonaban como en mis grabaciones idealizadas¡±.
Sabe que para mejorar necesitas demostrar ambici¨®n. Es lo que hasta este a?o hab¨ªa tratado de contagiar en la Joven Orquesta de Cantabria (Joscan), formada por estudiantes de varios conservatorios de la regi¨®n antes de que ¨¦l se hiciera cargo del festival. ¡°Nada m¨¢s llegar la invitamos a participar y me ofrec¨ª a dirigirla gratis¡±. Los tres a?os que los muchachos tocaron en p¨²blico aumentaron su nivel a golpe de la Primera Sinfon¨ªa de Mahler, la D¨¦cima de Shostakovich y La consagraci¨®n de la primavera, de Stravinski.
¡°Para avanzar hay que elevar el list¨®n siempre por encima de donde t¨² mismo crees que debe estar¡±, asegura Mart¨ªn. Y lo logr¨®. Lo malo es que sin que nadie le haya dado explicaciones, el proyecto se ha frenado desde los despachos del Gobierno regional. Siguen teniendo las puertas del FIS abiertas, asegura Mart¨ªn, pero para esta edici¨®n no han querido traspasarlas. ¡°Al parecer quieren hacer una restructuraci¨®n¡±, explica, aunque lo cierto es que nadie le ha contado nada. ¡°Espero que al a?o que viene contin¨²e la aventura¡±.
Algunos profesores criticaron que Mart¨ªn impon¨ªa demasiado nivel. Pero es que los chicos lo daban. ¡°El primer a?o me tomaron por loco, pero sali¨®. Hab¨ªa que verlos estudiar en medio de los pasillos¡±. Mart¨ªn se dej¨® los o¨ªdos, la piel y muchas horas de ensayo en el camino. Un trabajo que encendi¨® entusiasmo y ha acabado por desanimarle por culpa de algunas cr¨ªticas de argumento mediocre. ?Tendremos que dar cuenta dentro de poco de otro proyecto musical ilusionante que se queda en el camino? ¡°Espero que no¡±, afirma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.