Britney Spears se une a la revoluci¨®n ¡®streaming¡¯

Hasta hace relativamente poco, el lanzamiento de un nuevo disco de Britney Spears habr¨ªa venido precedido de una milimetrada y ruidosa campa?a de promoci¨®n. Un par de singles y sus correspondientes videoclips, apariciones estrat¨¦gicas en los eventos m¨¢s importantes del planeta, una presentaci¨®n por todo lo alto y una fecha de salida anunciada con meses de antelaci¨®n habr¨ªan sido los recursos empleados por la industria para publicitar uno de los grandes objetivos de temporada.

En cambio, el regreso discogr¨¢fico de la cantante estadounidense es un interesante y novedoso ejemplo de econom¨ªa de medios e inmediatez. Visto y no visto. Estrenado en exclusiva por Apple Music el 26 de agosto, Glory aterriz¨® sin haber levantado apenas expectaci¨®n ni polvareda medi¨¢tica. Esto ser¨ªa impensable en los a?os de bonanza y poder dominante de las grandes multinacionales, pero ahora es moneda com¨²n. As¨ª es como funciona actualmente la m¨²sica: con muy poco tiempo de antelaci¨®n, un artista anuncia desde su cuenta de Twitter, Facebook o Tumblr el estreno exclusivo de su nuevo ¨¢lbum desde alguna plataforma de streaming y durante unos d¨ªas se genera el ruido necesario para incentivar las suscripciones y poner al cantante en la primera l¨ªnea de actualidad. Y esto solo es el comienzo.

Glory se suma a la ya larga lista de lanzamientos importantes de nueva hornada que est¨¢n convulsionando y reinventando el funcionamiento de la industria musical del momento. Taylor Swift, Katy Perry, Dr. Dre, Future, Rihanna, Beyonc¨¦, Drake, 1975, Chance The Rapper, Kanye West, Frank Ocean o la propia Britney Spears, nombres que han estrenado sus ¨²ltimas creaciones a trav¨¦s de servicios como Apple Music o Tidal, son los protagonistas de un claro cambio de paradigma que podr¨ªa incidir en el futuro m¨¢s inmediato de la m¨²sica. Sin ir m¨¢s lejos, desde mediados de junio los discos solo disponibles en streaming ya pueden optar a los Grammy, premios que hasta la fecha quedaban reservados ¨²nicamente a los lanzamientos que pod¨ªan comprarse tanto en formato f¨ªsico como digital.

Una vez ya asentado el streaming como la principal fuente de ingresos de la industria y el motor que consigui¨® reactivarla t¨ªmidamente en 2015, la nueva vuelta de tuerca es la exclusividad. Y en ese terreno es donde parece que Apple Music se est¨¢ llevando el gato al agua: entre marzo y mayo, coincidiendo con el lanzamiento de Views, de Drake, y Coloring Book, de Chance The Rapper, esta plataforma de la empresa tecnol¨®gica consigui¨® aumentar en dos millones su base de suscriptores, que en la actualidad se calcula que supera los 16 millones. Aunque ha sido Blonde, esperado segundo ¨¢lbum de Frank Ocean estrenado el 20 de agosto, el lanzamiento que ha puesto en boca de todo el mundo una intensa y ya consolidada pol¨ªtica de exclusivas que est¨¢ atrayendo a nuevos suscriptores, agitando el mercado y poniendo en alerta a los ejecutivos de las grandes discogr¨¢ficas.

Porque la duda que se presenta ahora mismo est¨¢ en saber c¨®mo repercutir¨¢ esta febril obsesi¨®n por la exclusiva. Para el artista supone un caramelo dif¨ªcil de rechazar, pues est¨¢ viendo c¨®mo se le remunera por contenidos que quiz¨¢s antes ni se planteaba lanzar al mercado y c¨®mo dispone de libertad absoluta para hacer lo que quiera cuando quiera, sin las presiones m¨¢s molestas y artr¨ªticas de la vieja industria.

Para las propias plataformas, todo esto no solo ya es un recurso evidente para ganar suscriptores y proyecci¨®n medi¨¢tica, sino tambi¨¦n una manera de definirse y posicionarse en la que se prev¨¦ ser¨¢ una competencia dur¨ªsima con sus rivales. Y para los fans, como siempre, otra prueba de fidelidad.