Muere Luis Royo, combatiente de La Nueve
Anarquista, era el pen¨²ltimo superviviente de la compa?¨ªa de espa?oles que liber¨® Par¨ªs en la II Guerra Mundial
Luis Royo naci¨® en el casco antiguo de Barcelona en 1920, de padres aragoneses. ¡°Catalu?a era la patria del anarquismo y mi padre era anarquista. Un anarquista nada violento que hablaba de libertad y que me repet¨ªa que la vida de un hombre no tiene precio¡±, contaba. Las dos cosas quedaron muy grabadas en ¨¦l.
Con la quinta del biber¨®n se fue a la guerra. Le movilizaron en abril de 1937 y particip¨® en la ofensiva de Balaguer. Le dol¨ªa recordarlo: ¡°Fue un fracaso porque no ten¨ªamos medios y es evidente que con una escoba no pod¨ªas pelear contra un ca?¨®n. Muchas de nuestras batallas las hicimos tirando piedras y bombas de mano¡±.
Particip¨® en la batalla del Ebro y en el reemplazo de los internacionales en Tortosa, cuando los retiraron. El frente se rompi¨® en diciembre y lleg¨® el momento de la retirada. A pie, con la aviaci¨®n franquista bombardeando cerca, lleg¨® hasta la frontera de Prats de Moll¨°. Con el cansancio, el hambre, el fr¨ªo y la desesperaci¨®n de tantos. Antes de cruzar la frontera los desarmaron a todos. ¡°?ramos unos 60 militares¡±, rememoraba. ¡°Entramos en formaci¨®n con los m¨²sicos interpretando el Himno de Riego¡±.
Royo ten¨ªa 18 a?os y comenzaba una nueva etapa: la dureza de los campos de concentraci¨®n franceses, las tropas coloniales repartiendo culatazos, el maltrato, la miseria y la humillaci¨®n durante muchos meses. Despu¨¦s, de nuevo la guerra, esta vez en Francia y contra los mismos enemigos, el nazismo y el fascismo. Se enrol¨® en la Legi¨®n y fue enviado a ?frica, donde supo del llamamiento del 18 de junio del general De Gaulle, el hombre que no hab¨ªa claudicado ante los alemanes como ¨¦l no claudic¨® ante Franco. Tuvo la impresi¨®n de que ambos luchaban por la misma causa.
En Oujda, con un grupo de artiller¨ªa, aprendi¨® a conducir y el sistema morse. Poco despu¨¦s desert¨® de la Legi¨®n para sumarse a las tropas de Leclerc. Los prepararon en Sabratha, Libia y Skira, en Marruecos, donde se form¨® la Segunda Divisi¨®n Blindada, con tres batallones del Regimiento de Marcha del Chad. All¨ª fueron equipados por los americanos: ¡°Cuando vimos el material supimos que hab¨ªa llegado el tiempo de la igualdad y ten¨ªamos prisa por enfrentarnos a los alemanes. Con el material que ten¨ªamos entonces en nuestro poder, est¨¢bamos seguros de darles ca?a¡±.
Luis entr¨® en La Nueve, una compa?¨ªa compuesta por espa?oles, en su mayor¨ªa anarquistas. ¡°Yo era republicano y hab¨ªa otras tendencias, pero esto no se ten¨ªa en cuenta entre nosotros. Cuando hab¨ªa un herido no se miraban ideolog¨ªas. ?bamos todos a recogerlo inmediatamente. Est¨¢bamos muy unidos¡±.
Salieron de Casablanca con destino a Inglaterra. Le toc¨® la zona de Poncklinton y guard¨® un recuerdo entusiasta de aquellas semanas. Mantuvo amistades inglesas durante muchos a?os. A finales de julio de 1944 embarc¨® hacia Francia. ¡°A pesar de que el enfrentamiento iba a ser duro no ten¨ªamos miedo. Yo iba a hacer la guerra y sab¨ªa que pod¨ªa resultar herido o que pod¨ªa morir. La verdad es que nunca pens¨¦ que luchaba para liberar a Francia sino que estaba luchando por la libertad. Para nosotros aquella lucha significaba la continuaci¨®n de la Guerra Civil¡±.
Desembarcaron en la playa de Omaha. Galoparon hacia Par¨ªs. Siempre delante. Enfrentaron a los alemanes en Alan?on y Ecouch¨¦. Los vencieron. Despu¨¦s, Par¨ªs¡ Luis Royo no pudo entrar el 24 de agosto por la aver¨ªa de una rueda de su tanqueta, bautizada como Madrid. Leclerc le oblig¨® a detenerse para arreglarla. Entro con ¨¦l al d¨ªa siguiente. Todav¨ªa pudo enfrentar a los alemanes en la Escuela Militar.
El d¨ªa 26 de agosto, en el desfile de la Victoria, Luis fue uno de los que sirvi¨® de guardia de honor del general De Gaulle con su tanqueta Madrid. Despu¨¦s, con sus compa?eros de La Nueve, sigui¨® persiguiendo a los alemanes en un invierno de fr¨ªo intenso, combatiendo en Andelot, Chatel, La Mosela¡ En esa Alsacia de metralla, nieve y hielo result¨® gravemente herido. Se salv¨® gracias a que fue evacuado a Oxford y dispuso de penicilina. Le dijeron que le hab¨ªa quedado hierro en el pulm¨®n. Con ¨¦l ha vivido.
El final de la guerra trajo la gran decepci¨®n y el largo invierno del olvido. ¡°Una traici¨®n¡±, dec¨ªa ¨¦l. Sesenta a?os despu¨¦s de su entrada en Par¨ªs, en 2004, en la alcald¨ªa, Luis recibi¨® su primer gran homenaje. Poco despu¨¦s recib¨ªa la Legi¨®n de Honor y el reconocimiento de la ciudad de Par¨ªs. Haber pertenecido a La Nueve era para ¨¦l un orgullo. Juli¨¢n Escudero era ah¨ª su nombre de guerra.
Luis Royo vivi¨® desde entonces en Francia. Trabajaba en la f¨¢brica Citro?n y desde su retiro viv¨ªa sencillamente en un apartamento de Cachan, en las afueras de Par¨ªs, con una de sus hijas. Tambi¨¦n en 2004 el presidente del Senado espa?ol le rindi¨® honores como combatiente de La Nueve, la primera compa?¨ªa que entr¨® en Par¨ªs aquel 24 de agosto de 1944 para ser liberada, y asisti¨® al desfile del Ej¨¦rcito espa?ol en memoria de los que no hab¨ªan podido volver a Espa?a. Se prest¨® regularmente a dar testimonio del combate de los refugiados espa?oles hasta que la enfermedad le aisl¨®.
Luis Royo era el pen¨²ltimo superviviente de la hist¨®rica compa?¨ªa. Ha muerto este ¨²ltimo 23 de agosto en el hospital Paul Brousse de Villejuif. Pocos d¨ªas antes mostraba todav¨ªa la intenci¨®n de poder viajar a Madrid para la pr¨®xima inauguraci¨®n del jard¨ªn dedicado a los combatientes de La Nueve.
Evelyn Mesquida es autora del libro La Nueve, los republicanos espa?oles que liberaron Par¨ªs.
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