Cantando el amor que te profeso
No¨¨lia P¨¦rez y Josep Zapater concilian en sus interpretaciones musicales lo masculino con lo femenino, lo grave con lo ligero y lo mundano con lo divino
¡°El pez hace: ¡®?Hip!¡¯; el p¨¢jaro: ¡®?Vis!¡¯; la marmota: ¡®??an!¡¯. Todo vive, todo danza, todo chilla¡±, cantan los pigmeos del Gab¨®n, para celebrar la vida. Tambi¨¦n los inuit y todas las etnias cazadoras recolectoras vienen entonando cantos de parecida impronta po¨¦tica, desde el paleol¨ªtico hasta hoy: la m¨²sica, universal y atemporal, abre una v¨ªa de conexi¨®n entre Tierra y Cielo, por mucho que los ex¨¦getas wahab¨ªes del Cor¨¢n prediquen en las mezquitas europeas y en p¨¢ginas web oficiales en espa?ol que ¡°la m¨²sica aleja al ser humano de su Creador¡± y que ¡°emitir canciones por la radio es un medio de corrupci¨®n y destrucci¨®n¡±.
TWO LADIES OR NOT TWO LADIES
Autora y directora: No¨¦lia P¨¦rez. Int¨¦rpretes: N. P¨¦rez y Josep Zapater. Arreglos musicales: J. Zapater. Madrid: Teatro Lara, 1, 8 y 22 de septiembre. Alicante: Teatro Principal, 17 de octubre.
En Two ladies or not two ladies, cabaret musical, No¨¨lia P¨¦rez y Josep Zapater, como los pigmeos aka, unen los contrarios cuando cantan: lo masculino con lo femenino, lo grave con lo ligero, y lo mundano con lo divino en esa escena en la que, al borde de la ruptura sentimental, No¨¨lia se calza la guitarra sin saberla tocar apenas, ¨¦l se le acerca por detr¨¢s, hasta rozar sus dedos con los propios, para orient¨¢rselos en el diapas¨®n, y acabar tocando Zapater, pegadito a su espalda, el instrumento que cuelga de los hombros de ella, mientras celebran cantando a d¨²o la alegr¨ªa de estar enlazados tan sutilmente.
Tiene No¨¨lia en cada movimiento y en cada respiraci¨®n mucha m¨¢s gracia que los textos que dice en ese pr¨®logo. Canta: ¡°Soy un volc¨¢n en erupci¨®n/ soy la musa/ se que tengo un don¡±, y estamos de acuerdo; a¨²n lo estamos m¨¢s cuando paladea el Non, je ne regrette rien, sin que en ella haya intenci¨®n alguna de emular a la PIaf, mientras Zapater corrige su pronunciaci¨®n (¡°regrrrrette¡±), desliza subrepticiamente frases musicales de Alb¨¦niz y corea el estribillo. Juegan ambos a placer, se lo pasan pipa y lo transmiten, por ¨®smosis. Son dos voces excelentes, sin hacer alarde de ello: ?Para que van a cantar a pleno pulm¨®n lo que cala m¨¢s dici¨¦ndolo sotto voce?
Son tan buenos c¨®micos como cantantes: su versi¨®n de Yesterday es la m¨¢s divertida de la historia de la m¨²sica. Hacen plenamente suyo un abanico de temas archiconocido, los moldean a placer y se proyectan en ellos, sin traicionar su car¨¢cter. Completan su repertorio con canciones de composici¨®n propia, que est¨¢n a la altura. Delicad¨ªsimo, cual paso a dos, su Moon of Alabama. Cautivadora, en su fragilidad, sensualidad y orientaci¨®n epid¨¦rmica, la protagonista, e impagables, el acompa?amiento musical y el contrapunto de Zapater. La funci¨®n transmite esa alegr¨ªa y buen ¨¢nimo que, por liberadores, tan perniciosos parecen a quienes reinterpretan el Islam con intenciones pol¨ªticas regresivas.
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