La autocopia llega a la Biblioteca Nacional
Los usuarios ya pueden fotografiar documentos con su m¨®viles
La Biblioteca Nacional sube otro escal¨®n tecnol¨®gico. A partir de este jueves los usuarios podr¨¢n fotografiar fondos bibliogr¨¢ficos anteriores a 1880 con sus dispositivos personales (tel¨¦fonos m¨®viles o tabletas). Este servicio de autocopia pone fin a la dificultad que supone para los investigadores tomar notas a mano o no encontrar lo que buscan para sus estudios entre los fondos digitalizados. La instituci¨®n argumenta que la medida no da?a a los documentos y que facilita la tarea de quien los usa.
¡°Hemos tomado medidas de preservaci¨®n y de manejo adecuadas para que los fondos est¨¦n perfectamente protegidos¡±, afirma Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional desde febrero de 2013. Para tomar instant¨¢neas, el usuario deber¨¢ seguir unas pautas y estar acompa?ado, en todo momento, por el responsable de la sala. Primero, tendr¨¢ que se?alar con un marcador especial, de hilo, las p¨¢ginas que se desean reproducir. Luego, debe cumplimentar un listado con la signatura, t¨ªtulo, fecha de edici¨®n y p¨¢ginas. A continuaci¨®n, el lector tiene que acudir al espacio habilitado en una mesa de cada sala. Una vez ah¨ª, apoyar¨¢ el documento en un coj¨ªn gris¨¢ceo que sirve como atril. Las im¨¢genes, no obstante, solo podr¨¢n utilizarse como base de estudio e investigaci¨®n, nunca para fines comerciales.
Treinta millones de publicaciones
La Biblioteca Nacional se encarga del dep¨®sito del patrimonio bibliogr¨¢fico y documental de Espa?a. Su cometido es reunir, catalogar y conservar los fondos. En la actualidad, custodia 30 millones de publicaciones producidas en Espa?a desde comienzos del siglo XVIII. El material es de muy diverso tipo. Fue fundada por Felipe V a finales de 1711, aunque no abri¨® sus puertas hasta marzo de 1712 como Real Biblioteca P¨²blica. Seg¨²n explica en su p¨¢gina web, por un privilegio real, precedente del actual dep¨®sito legal, los impresores deb¨ªan depositar un ejemplar de los libros impresos en Espa?a. En 1836, la instituci¨®n dej¨® de ser propiedad de la Corona y pas¨® a depender del Ministerio de la Gobernaci¨®n. Fue entonces cuando recibi¨® por primera vez el nombre de Biblioteca Nacional.
La directora de la instituci¨®n defiende el nuevo servicio como ¡°una necesidad que ya tienen otras grandes bibliotecas patrimoniales¡±. ¡°La Biblioteca Nacional deb¨ªa llevar a cabo esta iniciativa porque nuestra obligaci¨®n es adaptarnos al entorno en el que nos movemos. No tiene sentido que el usuario tenga que fotocopiar fondos libres de derecho de autor. As¨ª, los documentos sufren m¨¢s¡±, explica Santos. En su opini¨®n, la decisi¨®n adoptada facilita y apoya la investigaci¨®n. ¡°Aqu¨ª se conserva la producci¨®n intelectual de tres siglos en Espa?a. Debemos colaborar en su uso para la necesaria aparici¨®n de nuevo conocimiento¡±.
Los m¨¢s de 41.000 lectores registrados (para ello basta con ser mayor de edad y solicitarlo) solo podr¨¢n tomar instant¨¢neas en cinco salas, todas ellas de lectura: Sal¨®n General, Sala de Prensa y Revistas, Sala Cervantes, Sala Goya y Sala Barbieri. La medida est¨¢ encaminada a facilitar el acceso presencial a las colecciones no digitalizadas, una hemeroteca de m¨¢s de 28 millones de p¨¢ginas y 1.890 t¨ªtulos que la pasada semana fue actualizada con 95.000 nuevas p¨¢ginas. En lo que va de a?o, las dos plataformas de documentos digitalizados han tenido m¨¢s de nueve millones de consultas. Y eso que, seg¨²n se?ala la instituci¨®n, quedan millones de ejemplares pendientes de catalogar.
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