¡°La poes¨ªa es percibida como una amenaza¡±
El autor norteamericano, que goza del favor de cr¨ªtica y p¨²blico, reflexiona en su ¨²ltimo ensayo sobre el odio que, dice, generan los poemas
Ben Lerner (Topeka, Kansas, 1979) irrumpi¨® en la escena literaria estadounidense con una novela de insospechada frescura y agilidad: Saliendo de la estaci¨®n de Atocha (2011). Traducida a numerosos idiomas, adem¨¢s de ser un gran ¨¦xito de cr¨ªtica, tuvo excelentes ventas y, fue saludada por sus colegas de oficio, en especial los narradores m¨¢s j¨®venes, como una aportaci¨®n que daba nueva energ¨ªa al g¨¦nero novel¨ªstico. Saliendo de la estaci¨®n de Atocha se abri¨® paso de manera espont¨¢nea, y aunque lo que salud¨® el mundo fue la aparici¨®n de un narrador distinto¡ en realidad no se trataba sino de la cristalizaci¨®n de un trabajo que s¨®lo est¨¢ al alcance de un poeta. Es lo que Ben Lerner se sigue considerando desde sus inicios. Lo dem¨¢s es una derivaci¨®n de la pasi¨®n obsesiva que despierta en ¨¦l cuanto guarda relaci¨®n con la poes¨ªa. Por poner un ejemplo: el t¨ªtulo de esa primera novela est¨¢ tomado de un verso de John Ashbery, uno de los grandes poetas norteamericanos de nuestro tiempo, por quien Lerner siente profunda admiraci¨®n. El misterio, la extra?eza, la magia, la frescura inexplicable, la alegr¨ªa primordial que transmite la obra de poetas como Ashbery est¨¢n en la base de la manera de novelar de Lerner, que es tambi¨¦n un agudo ensayista. Su segunda novela, la delicada y elusiva 10:04 (2014), protagonizada, como la anterior por un poeta, corrobor¨® el talento de su autor. El pasado mes de mayo, Lerner public¨® un librito de exiguas dimensiones cuyo objeto es dilucidar el papel de la poes¨ªa en el conjunto de la cultura, s¨®lo que lo hace desde una premisa ins¨®lita: la poes¨ªa despierta entre la gente un sentimiento de rencor. El t¨ªtulo del ensayo, Hatred of poetry (El odio a la poes¨ªa), no admite dudas al respecto.
Pregunta. ?No cree que el t¨¦rmino ¡°odio¡± es un poco exagerado? ?De verdad cree que la gente odia la poes¨ªa?
Respuesta. Lo hago con intenci¨®n de provocar. Mucha gente es totalmente indiferente a la poes¨ªa. Lo que pasa es que teniendo en cuenta el lugar marginal que ocupa la poes¨ªa en la cultura resulta chocante que provoque un rechazo tan vehemente en tanta gente, mucho mayor que otras manifestaciones art¨ªsticas, como la m¨²sica experimental.
P. ?A qu¨¦ cree que se debe esto?
R. La poes¨ªa hace que la gente se sienta excluida; la perciben como una suerte de amenaza, de ah¨ª que la reacci¨®n sea tan intensa y est¨¦ tan te?ida de ansiedad. En el sentido que sea, siempre tiende a despertar emociones extremas.
P. La poes¨ªa es una forma primordial de expresi¨®n en la historia de los pueblos y las civilizaciones, desde la India hasta Grecia. Surge incluso antes que la aparici¨®n de la escritura. ?Qu¨¦ dice eso acerca de su poder?
R. Aunque hay algo de verdad en esto, pero la caracterizaci¨®n que acaba de hacer tiene mucho de ficci¨®n. Nos sentimos c¨®modos idealizando el pasado, evocando una edad de oro, cuando todos los objetos ten¨ªan valor y presencia po¨¦ticas, tras lo cual vino la ca¨ªda. Creo que el odio a la poes¨ªa, la decepci¨®n que causa siempre el contacto real con el objeto que llamamos poema, se debe a que por detr¨¢s hay un sentimiento que nombra una huida tr¨¢gica. La poes¨ªa es algo que todav¨ªa sigue vivo entre nosotros de muchas maneras, pero se ha distanciado de los humanos, est¨¢ muy lejos de lo que una vez fue.
P. Hay mucha gente que se siente profundamente conmovida por la poes¨ªa. Usted mismo cuenta en su libro que hace tiempo dirigi¨® una revista de poes¨ªa y que recib¨ªa cartas de presidiarios o de enfermos terminales que le suplicaban que publicara sus poemas, que quer¨ªan hacer llegar al mundo desesperadamente antes de morir.
R. He ah¨ª algo verdaderamente revelador, porque se trata de mala poes¨ªa, algo a lo que presto atenci¨®n en mi libro, en el que no s¨®lo exploro lo que aceptamos como gran poes¨ªa. Hay una profunda asociaci¨®n entre la poes¨ªa, la afirmaci¨®n del yo y la necesidad de reconocimiento.
P. ?Qu¨¦ nos aporta la poes¨ªa? ?Qu¨¦ hay en ella que ninguna otra forma de expresi¨®n art¨ªstica nos consigue dar?
R. La poes¨ªa es el espacio en el que el lenguaje est¨¢ sometido a la m¨¢s alta presi¨®n que cabe concebir, m¨¢s que ning¨²n otro medio de expresi¨®n verbal. En un poema todo est¨¢ cargado de significado. Puedo reclamar casi cualquier cosa como poes¨ªa. Cuando se invita a que algo sea aceptado como poema se posiciona una composici¨®n particular, sea de la clase que sea, contra un trasfondo cultural sumamente complejo. La Poes¨ªa, con may¨²scula, se sit¨²a contra el espectro de una serie muy profunda de sentimientos: amor, esperanza, decepci¨®n, rabia, exigencia de individualidad y universalidad. Materialmente, su rasgo constitutivo como forma art¨ªstica pueden ser caracter¨ªsticas como el corte de l¨ªnea que es el verso, la estructura f¨®nica, los paralelismos, la manera de invocar el silencio, toda una serie de pautas preconceptuales que realzan la experiencia ling¨¹¨ªstica logrando efectos como producir im¨¢genes que corresponden a una m¨²sica imposible. La poes¨ªa logra cosas como que lo que no se puede decir est¨¦ presente.
P. ?Dir¨ªa, con Harold Bloom, que es una forma de conocimiento?
R. La poes¨ªa no es un objeto lo suficientemente estable como para hacer semejantes aseveraciones. Me gusta m¨¢s la idea de Robert Kaufman seg¨²n la cual el valor de la poes¨ªa estriba en que estira el lenguaje m¨¢s all¨¢ de su uso ordinario, abri¨¦ndose a la posibilidad de experiencias nuevas.
P. En una ¨¦poca en la que cada vez se lee menos y la literatura es una especie amenazada, ?la poes¨ªa no ser¨ªa el g¨¦nero m¨¢s afectado?
R. Al rev¨¦s, la poes¨ªa tiene m¨¢s posibilidades de sobrevivir que otras pr¨¢cticas literarias gracias a las editoriales independientes y a las peque?as publicaciones. Su dependencia del mercado es mucho menor. Hay formas muy novedosas de poes¨ªa que est¨¢n fuera de los circuitos y los canales comerciales de distribuci¨®n normales. Por otra parte, hay casos muy interesantes, de gente que se autopublica y logra un gran ¨¦xito, como el libro de haikus [de Tyler Knott Gregson, autor de Cazadores de la luz], que vendi¨® 120.000 ejemplares, o Citizen, de Claudia Rankin, que ha vendido mucho m¨¢s que mis novelas. Lo interesante de todo esto es que, aunque no sepamos definirla, la poes¨ªa es algo que nunca desaparece de nuestro horizonte vital, siempre est¨¢ cerca de nuestras zonas de mayor potencia creativa. Si pensamos en el hip-hop como poes¨ªa ¡ªy hay toda clase de razones para hacerlo¡ª entonces no hay ning¨²n motivo para lamentar su falta de poder comercial.
P. En su libro presta mucha atenci¨®n a Whitman, el gran poeta de la democracia norteamericana. ?Puede hablar de su relevancia en relaci¨®n con el escenario delirante de la actual campa?a electoral de su pa¨ªs?
R. Whitman puede resultar embarazoso, a veces de manera jocosa, pero tambi¨¦n en un sentido muy profundo. Sus esfuerzos por ser la Voz de Am¨¦rica pueden llegar a ser rid¨ªculos, o dar verg¨¹enza ajena, como cuando pretende hablar a la vez en nombre del amo y del esclavo, o cuando celebra los esfuerzos de los trabajadores mientras canta tumbado debajo de un ¨¢rbol. Pero sobre el momento de locura que vive hoy este pa¨ªs, lo curioso es que la influencia de Whitman en la ret¨®rica de los pol¨ªticos norteamericanos es inmensa. Por detr¨¢s de la ret¨®rica asesina de los discursos de los pol¨ªticos blancos en la l¨ªnea de Trump, se escucha la voz de Whitman. La oratoria pol¨ªtica es en buena medida responsable de la bancarrota pol¨ªtica que padece este pa¨ªs, y en ello juega un papel la pr¨¢ctica ling¨¹¨ªstica de Whitman. Cuando recita los nombres de los distintos estados de la Uni¨®n, lo hace como si corrieran el peligro de ser expulsados del federalismo de su sintaxis. Whitman es una figura en potencia radical, pero cuando los pol¨ªticos se apoderan de ella la pervierten. La grandeza de Whitman est¨¢ en su capacidad para encarnar todas las contradicciones del cuerpo pol¨ªtico y social, s¨®lo que en potencia. A la hora de la verdad tanto Trump como Clinton ofrecen una versi¨®n degradada de su ret¨®rica.
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