Philip Kerr, los nazis y la serpiente
La nueva novela de la serie del detective Bernie Gunther tiene cosas sensacionales y una sorpresa
He le¨ªdo de un tir¨®n (y son 564 p¨¢ginas) The lady from Zagreb, de Philip Kerr, la nueva novela de la serie del detective Bernie Gunther, reclutado a la fuerza por los nazis, que ahora publica RBA en castellano (La dama de Zagreb). Me parece la mejor novela de la serie, que ya es decir. Gunther se enamora perdidamente (?hay otra manera de hacerlo?) de una joven actriz muy liberada sexualmente (Dalia Dresner) a la que le tiene echado el ojo (y algo m¨¢s) el odioso, tullido y muy salido ministro de propaganda Joseph Goebbels.
Por ella, por Dalia, entre otras razones, nuestro polic¨ªa, a la saz¨®n en la SD, el siniestro servicio de seguridad del III Reich, se ve metido en una serie impresionante de peligrosos l¨ªos, conspiraciones y asesinatos, en una trama sinuosa como la chica que le lleva a escenarios tan diversos como una cumbre policial en Wannsee (lugar de funesto recuerdo), la Yugoslavia de los ustacha convertida en el teatro m¨¢s cruel y salvaje de la II Guerra Mundial y, de Zagreb a Z¨²rich, la (pretendidamente) pl¨¢cida Suiza, en realidad un hervidero de esp¨ªas y agentes dobles por el que medran personajes como el delicuescente Walter Schellenberg y Allen Dulles con sus chicos pre-CIA de la OSS.
Entre los impagables secundarios de La dama de Zagreb figuran Kurt Waldheim, el gran muft¨ª de Jerusal¨¦n y la divisi¨®n toda de las Waffen SS Handschar, reclutada entre musulmanes bosnios.
El de ¡®La dama de Zagreb¡¯ es un romanticismo que no excluye las escenas de sexo de alto voltaje
La novela tiene dos cosas especialmente sensacionales: el descenso del decente Gunther a los infiernos de la guerra y el genocidio en Yugoslavia (incluida una visita conradiana al famoso campo de Jasenovac y sus horrores), en el que le acompa?an dos rudos combatientes de las SS que parecen sacados de las novelas de Sven Hassel (hasta van armados con sendos subfusiles rusos PPSh-41 papashas, como Porta), y la historia de amor. Y es que Kerr se nos pone definitivamente rom¨¢ntico, de una manera que me parece solo puede explicarse por un coup de foudre personal. Es un romanticismo que no excluye, muy al contrario, la cama, y me perdonar¨¢n el (previsible) spoiler de que sale un polvo de los que hacen ¨¦poca.
Hay una tercera cosa que convierte en inolvidable para m¨ª la novela. Y es que Kerr ?me ha copiado! C¨®mo lo oyen. Cuando Gunther acude a la cita con Goebbels para que este le encargue que le eche una mano con Dalia (p¨¢gina 167), el detective describe su aprensi¨®n ante el ministro como si tuviera al lado enroscada una v¨ªbora del Gab¨®n ¡ªel subrayado es m¨ªo, y la serpiente¡ª. La singular met¨¢fora de un nazi como una v¨ªbora del Gab¨®n, que mira que es rara, la tengo acu?ada yo, oigan, en un texto de 2002 de este diario en referencia a Kaltennbruner, el jefe de la Gestapo, que tambi¨¦n sale como personaje en The lady from Zagreb. Y comentamos el s¨ªmil en una conversaci¨®n ¨ªntima que tuvimos luego tomando un vino (con Kerr, no con Kaltennbruner, gracias a Dios) en 2008.
Que ahora la v¨ªbora del Gab¨®n, entre todas las muchas serpientes peligrosas del mundo (cobras, taipanes, cr¨®talos, mambas), haya encontrado una salida hacia sus p¨¢ginas parece indicar que el ponzo?oso reptil se qued¨® en la mente del escritor. Sea como fuere, no voy a reclamarlo.
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