La escritora ¡®cazanazis¡¯
Una visita a los escenarios de la ¨²ltima novela de Clara S¨¢nchez, ambientada en el Levante espa?ol, refugio tras la II Guerra Mundial de secuaces de Hitler
La orquesta local atacaba con Wagner y despu¨¦s continuaba con pasodobles y bailables. Era un 20 de abril, el cumplea?os del F¨¹hrer, y en la casa de Gerhard Bremer, en la costa alicantina, se estaba sirviendo champ¨¢n. Tambi¨¦n pod¨ªa ser otro d¨ªa, eran muchas las fiestas que se celebraban all¨ª, en aquella vivienda con playa privada y embarcadero, en los a?os cuarenta. Las cuatro hermanas G¨®mez, hijas de un rojo que pas¨® por la c¨¢rcel, viv¨ªan al lado y se asomaban por el muro para ver aquel espect¨¢culo.
Carmina G¨®mez lo narra hoy como si estuviera relatando la gala de los Oscar. ¡°Eran altos, guap¨ªsimos, con los uniformes y las medallas ellos, y ellas delgadas, con vestidos largos y joyas, rubias, para enamorarse...¡±. En aquellas noches de la posguerra espa?ola, que no sal¨ªa del candil y las alpargatas, las cuatro muchachas ten¨ªan con aquellas fiestas un rato de televisi¨®n en color. Entonces Gerhard Bremer sacaba a bailar a su esposa, Almut, una belleza¡
La escritora Clara S¨¢nchez acaba de publicar su ¨²ltima novela, Cuando llega la luz (Destino), la continuaci¨®n de aquella de 2010 titulada Lo que esconde tu nombre, ambas ambientadas en Denia, en aquellas fenomenales casas donde se refugiaron los nazis tras perder la guerra, amparados por el r¨¦gimen franquista; arrullados por la brisa fragante de la costa blanca, al calor del invierno levantino. Aquellos alemanes pagaron sus muchas atrocidades siendo expulsados al para¨ªso.
Clara S¨¢nchez se?ala la l¨¢pida de m¨¢rmol blanco: Gerhard Bremer, fallecido en 1989; Almut Bremer, quien muri¨® en 1994. Hay muchos nombres alemanes en el cementerio de la localidad, como es propio de la costa espa?ola. Tambi¨¦n est¨¢n enterrados all¨ª Anton Galler y su esposa, Elfe, que aparece en la novela deshaci¨¦ndose de sus joyas por impulsos seniles y alcoh¨®licos. As¨ª la pinta Clara S¨¢nchez (Guadalajara, 1955). Hay tanta ficci¨®n como verdad en el libro, hasta el punto de que en alg¨²n momento la ocasion¨® alg¨²n trastorno con los herederos que no quieren admitir lo que est¨¢ mil veces documentado. Como el caso de Aribert Heim, el carnicero de Mathausen, que hizo atroces pr¨¢cticas m¨¦dicas con los jud¨ªos y cuya muerte no ha sido a¨²n certificada.
Premiados por Franco
¡°Yo solo cuento lo que vi¡±, dice Carmina, la responsable del c¨¢mping al lado de aquella casa de Bremer, en la playa de Les Rotes. ¡°Aqu¨ª se present¨® un d¨ªa Carrero Blanco¡ Yo ahora me llevo bien con el hijo [Gerardo Bremer], fuimos juntos al instituto, no hablamos mucho de aquello, ¨¦l lo zanja con que eran otros tiempos, pero s¨ª, esa fue la gente que nos hizo sufrir¡¡±. Ah¨ª est¨¢n todav¨ªa los apartamentos Bremer, con un cartel y una fecha en azulejos: 1954. ¡°El hijo los vendi¨®. Se dedica a gestionar otras propiedades de la familia, tienen caballos, yate¡±, asegura Carmina.
Un poco m¨¢s all¨¢, por la carretera, el coche de la escritora se detiene para mostrar la casa que en su novela denomina Villa Sol. All¨ª viven en la ficci¨®n Fred y Karin, una pareja de nazis muy cercana a Hitler que Clara S¨¢nchez sac¨® de un recorte de peri¨®dico en la Costa del Sol malague?a. Eran aut¨¦nticos. Pero la casa de Denia, en realidad, perteneci¨® al empresario alem¨¢n Johannes Bernhard, el ¨¢ngel negro. ¡°Franco le regal¨® la finca por los servicios prestados¡±, dice S¨¢nchez. Era un tipo de car¨¢cter bonach¨®n que trab¨® buenas amistades con los lugare?os, incluido un viejo militante socialista exiliado en Argentina que poco pod¨ªa sospechar¡ Este general de las SS, el hombre de Hermann Goering en Espa?a, como describ¨ªa Joaqu¨ªn Gil en este peri¨®dico en un reportaje de 2013, due?o de un imperio empresarial, enviaba wolframio a Alemania para blindar los tanques y convenci¨® al F¨¹hrer para que ayudara a las tropas franquistas con un buen surtido de armas de guerra.
Hacia el faro
La casa ahora es el hotel Buenavista, ha pasado por varias manos y all¨ª se celebran bodas y otros banquetes. El hombre que lo atiende muestra las instalaciones ajeno al pasado de esplendor de aquella villa donde ahora Clara S¨¢nchez pone a bailar de tiros largos a sus rubios personajes.
Siguiendo la l¨ªnea de la playa se llega al faro, un lugar donde los protagonistas de la novela se re¨²nen de forma clandestina para intercambiar informaci¨®n y articular su estrategia cazanazis. Y a su espalda, en la monta?a, el Montg¨®, donde hay unas cuevas que se han colado en la novela. Pero esas intrigas mejor que las descubra el lector.
Muchos de aquellos nazis huyeron de su para¨ªso espa?ol a otros allende los mares, en Argentina, Uruguay¡ Franco les amparaba, pero los cazanazis no cejaban en su intento de hacer justicia. ¡°Aqu¨ª vinieron muchos pero con Bremer nunca pudieron¡±, dice Carmina. All¨ª siguieron bailando y bebiendo champ¨¢n m¨¢s de un 20 de abril.
Cruces gamadas
¡°La gente se sorprender¨ªa si supiera hasta qu¨¦ a?o hubo cruces gamadas por aqu¨ª¡±, dice S¨¢nchez, deteni¨¦ndose en un caminal de la playa de Denia. Ah¨ª est¨¢ otro de los escenarios que sirvieron a su imaginaci¨®n. Ahora se llama Palau Verd y es un hotelito con restaurante ajardinado, un sitio id¨ªlico. El edificio, de azulejos verdes, tiene el sabor de aquella ¨¦poca. ¡°Era un punto de reuni¨®n de nazis y en los ochenta se llamaba Casa Finita, una antigua jefa de la falange. Un asador o un pozo, no recuerdo bien, estaba coronado con una cruz gamada y se ve¨ªa desde fuera¡±. S¨ª, eran los ochenta. Entonces S¨¢nchez viv¨ªa y criaba all¨ª a su hija.
Y es m¨¢s dif¨ªcil ver simbolog¨ªa nazi. Pero las fiestas privadas son otra cosa. ¡°Este es un lugar donde la gente se camufla bien, basta ponerse un pantal¨®n corto y una gorra. Por eso he ambientado el libro en la costa, y en este sitio, que fue refugio de muchos cercanos a Hitler¡±. Los llanenses recibieron a la autora en una librer¨ªa local, encantados de que la novela est¨¦ ambientada all¨ª: ¡°Y yo que llam¨¦ a la ciudad Dianium, por si no ca¨ªa en gracia ver el nombre real¡±.
Babelia
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