Un broche de torer¨ªa
Una mansa y nobil¨ªsima corrida de Hnos Garc¨ªa Jim¨¦nez permiti¨® el triunfo de la terna
La corrida estuvo mal presentada, como todas las de la feria (el segundo toro fue, probablemente, el m¨¢s chico del ciclo), pero permiti¨® el toreo, lo que no es poca cosa. Hasta El Fandi se sinti¨® a gusto en un par de tandas de templados naturales al quinto, que lo golpe¨® con fuerza en la zona costal izquierda cuando lo recib¨ªa con el capote y qued¨® dolorido para toda la lidia.
Garrido dijo que quiere ser torero que siente lo que hace, y Curro D¨ªaz, que hizo el pase¨ªllo con la nariz partida a causa de una voltereta que sufri¨® el d¨ªa anterior en Tarifa, volvi¨® a ser ese artista de gusto exquisito al que tanto cuesta dar un paso adelante para acabar con el cuadro.
Y todo ello lo propici¨® la corrida de Hermanos Garc¨ªa Jim¨¦nez, procedencia de Juan Pedro Domecq, chica, feota de hechuras y desigual, baja de fuerzas y de bravura, pero de exquisito y noble comportamiento e incesante movilidad. La ¨²nica corrida de la feria que no ha rodado por la arena y ha repetido hasta la saciedad en la muleta. Y como el toreo moderno exige nobleza y movimiento, miel sobre hojuelas: hubo toreo y del bueno, aunque ninguno de los tres actuantes tir¨® la casa por la ventana.
D¨ªaz posee un contrastado fondo de buen torero; y as¨ª qued¨® claro a poco que se abri¨® de capote para recibir a su primero a la ver¨®nica. Continu¨® la demostraci¨®n con la muleta en las manos, pero el artista prefiri¨® simplemente salir del paso. Tore¨® despegado, sin rotundidad, de manera superficial. Arque¨® en exceso la figura al citar por naturales, y qued¨® la impresi¨®n de que el buen son del toro prevaleci¨® sobre la categor¨ªa del torero. No emocion¨®, que es de lo que se trata, y tampoco lo consigui¨® ante el quinto, m¨¢s apagado, con el que dej¨® claro que la elegancia torera es innata en este hombre vestido de luces. El asunto es que la emoci¨®n exige algo m¨¢s.
G. Jim¨¦nez/D¨ªaz, El Fandi, Garrido
Cinco toros de Hnos. Garc¨ªa Jim¨¦nez, justos de presentaci¨®n, mansos, nobil¨ªsimos y con movilidad; el cuarto, de Pe?a de Francia, noble y parado.
Curro D¨ªaz: estocada contraria y dos descabellos (ovaci¨®n); metisaca y estocada (oreja).
El Fandi: bajonazo (dos orejas); estocada (oreja).
Jos¨¦ Garrido: estocada ca¨ªda (dos orejas); estocada (oreja).
Plaza de toros de Valladolid. Quinta y ¨²ltima corrida de feria. 11 de septiembre. Lleno.
Se repuso a medias El Fandi de la voltereta que el dio el quinto, pero tuvo ¨¢nimos para hacer un quite por zapopinas y chicuelinas, banderillearlo con acierto y sorprender al templar la noble embestida del animal en dos tandas de largos y hondos naturales. Tras pasear una oreja pas¨® a la enfermer¨ªa y los m¨¦dicos diagnosticaron que hab¨ªa sufrido un puntazo leve en la axila izquierda. Dos orejas hab¨ªa cortado al chiquit¨ªn segundo, un bomb¨®n que no dej¨® de moverse durante los veinte minutos que estuvo en el ruedo. La labor de El Fandi fue completa, variada, afanosa e insulsa de principio a fin. Lo recibi¨® con una larga cambiada de rodillas, lo banderille¨® con m¨¢s voluntad que brillo y lo mulete¨® por ambos lados con poca gracia y menos ce?imiento. A pesar del bajonazo final, triunfo popular.
Y quien de verdad se pudo marchar satisfecho fue Jos¨¦ Garrido, que ha vuelto a decir que ha llegado para quedarse en esta profesi¨®n. Le acompa?a la planta, sabe torear, siente lo que hace y lo transmite a los tendidos. Otro ejemplar nobil¨ªsimo le toc¨® el tercer lugar y lo exprimi¨® con elegancia e inspiraci¨®n en una muestra de que le sobran condiciones toreras. Alarg¨® innecesariamente la faena -pecado moderno de f¨¢cil contagio- y a punto estuvo de romper el encanto con el p¨²blico. Menos se movi¨® el sexto, al que tard¨® en cogerle el aire, pero volvi¨® a dejar claro que quiere decir cosas con su forma de torear. Y en Valladolid las dijo.
Babelia
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