Vol¨¦ tan alto, tan alto

Nunca compartas piso con tu casero. Cuando Teresa de Jes¨²s, fundadora de la orden carmelitana descalza, tuvo noticia de que la princesa de ?boli quer¨ªa tomar los h¨¢bitos en el convento que su marido hab¨ªa sufragado, dio su casa por deshecha: los rifirrafes fueron continuos, hasta que Isabel de Santo Domingo, madre superiora, se traslad¨® con monjas y novicias al nuevo convento Carmelo, en Segovia.

A partir de este episodio, Ana Diosdado teje un expresivo ensayo en el que contrapone el amor que la santa profesa a lo divino, con el amor pasional, encarnado por la noble Ana de Mendoza, para concluir que todas las formas de amar son ramas del mismo tronco. El texto est¨¢ escrito en muy buen castellano, arcaizante pero sin amaneramientos: no hay un desnivel evidente entre este y los poemas de Juan de la Cruz (expresivamente grabados por Emilio Guti¨¦rrez Caba).

La puesta en escena de la propia autora, limpia y ba?ada por una luz pr¨ªstina de Rafael Echeverz, pivota en torno a una polifon¨ªa interpretativa bien orquestada. Mar¨ªa Jos¨¦ Goyanes hace transparentes los soliloquios a lo divino de Teresa, su ex¨¦gesis de la poes¨ªa de fray Juan y sus cara a cara picados con Mariana, la novicia, y con la princesa. Elisa Moulia¨¢ esta gracios¨ªsima en su papel de criadita zangolotina, de expresi¨®n atropellada, a quien la princesa obliga a profesar, e Irene Arcos es una ?boli de 29 a?os, en plenitud de belleza, firme en su determinaci¨®n y acostumbrada a v¨¦rselas con personas de mayor edad y experiencia.