Madrid: sangre, sudor y asesinos en serie
Rodrigo Sorogoyen presenta en el concurso el 'thriller' 'Que Dios nos perdone', que se desarrolla en el caluroso verano de 2011 en mitad de la Jornada Mundial de la Juventud
En verano de 2011, el cineasta Rodrigo Sorogoyen pas¨® miedo en su piso del centro de Madrid. "La ciudad parec¨ªa una olla a presi¨®n, a punto de estallar". A la Puerta del Sol hab¨ªan vuelto algunos acampados del 15-M a la vez que de todo el mundo llegaban cat¨®licos para la Jornada Mundial de la Juventud. "Ahora ya no nos acordamos, pero la ciudad regal¨® a esos peregrinos millones de euros. De forma arbitraria, cuando la mitad de la poblaci¨®n no quer¨ªa. Y hablamos de un mill¨®n y medio de personas que vinieron a ver a Benedicto XVI". Efectivamente, ten¨ªan acceso especial al transporte, a comida y alojamientos... En mitad del estallido de la crisis. "Y todo ello en el primero de los agostos asfixiantes que estamos sufriendo". Por las noches, Sorogoyen (Madrid, 1981) ve¨ªa en Internet las cargas policiales contra manifestantes y de ese impacto y temor provocado por las im¨¢genes que ve¨ªa naci¨® el guion de Que Dios nos perdone, un thriller en el que dos polic¨ªas -el t¨ªpico bruto al que da vida Roberto ?lamo y otro m¨¢s turbio y cerrado, encarnado por Antonio de la Torre- intentan cazar a un asesino en serie que est¨¢ matando a las ancianas del centro de la capital.
Puede que la pel¨ªcula no vaya de ese agosto, pero a Sorogoyen se le encendi¨® la chispa. "Es que era el marco perfecto. Nos empuj¨® a Isabel Pe?a, mi coguionista, y a m¨ª a escribir. La parte cl¨¢sica, policial nos encanta. Sin embargo, hemos intentado ser originales en otras cosas. Y aqu¨ª encajaba la barbaridad de ese momento, porque quer¨ªamos reflexionar sobre la violencia en los seres humanos, en las sociedades actuales que constri?en al hombre en grandes ciudades". Sorogoyen insiste en que "Espa?a, estado aconfesional, se abriera as¨ª a una visita religiosa, no es de recibo".
El cineasta ha dado un salto gigantesco entre 8 citas (que codirigi¨® en 2008) y Stockholm (2013) a esta Que Dios nos perdone, que concursa en San Sebasti¨¢n antes de su estreno comercial el 28 de octubre, tanto en tama?o de producci¨®n como en estilo. "Me he preparado. Hasta f¨ªsicamente. En realidad lo que me preocupaba era no perder la libertad con la que hice Stockholm. Al final todo ha salido bien". En Stockholm reinaba la frialdad adobada con tristeza, en Que Dios nos perdone triunfa el calor, el sudor y el desaforamiento. "Me lo ha permitido una historia cruda, ca¨®tica, nerviosa. Me gusta comparar las dos porque cada filme busca su personalidad". ?Ha sido f¨¢cil el cambio? "S¨ª, en el sentido de fluido. Nos cost¨® encontrar a Alejandro de Pablo, el director de fotograf¨ªa, y a m¨ª c¨®mo contarlo. Una vez que lo descubrimos el estilo ya supimos a d¨®nde llegar y c¨®mo. El resto, tipo posiciones de c¨¢mara, fue rodado".
En cuanto a Antonio de la Torre, al que envi¨® el guion, y a Roberto ?lamo, que entr¨® haciendo pruebas, el director confiesa: "Me encantan que sean tan distintos en el trabajo. Me hice lo mejor que pude a los dos, disfrutando de esas diferencias". Que Dios nos perdone bebe claramente de Seven -no se puede mencionar el nombre de actor que encarna al asesino para no desvelar su identidad, como ocurr¨ªa con Kevin Spacey en aquel thriller- y algo de Zodiac. "Porque soy fan del mejor Fincher. Me fascina y est¨¢ ah¨ª. Tambi¨¦n vimos mucho thriller de los setenta, como Tarde de perros o Serpico. Con el guion escrito nos empezaron a hablar de True Detective. Me gusta el policiaco porque el g¨¦nero hoy en d¨ªa sirve para contar la realidad social".
Finalmente, Que Dios nos perdone deja otro poso: "Ha sido inconsciente, pero puede ser cierto que soterradamente queda clara mi idea contra el intento de empoderamiento de la Iglesia Cat¨®lica. Espa?a lleva dividida radicalmente en dos desde 1936 y as¨ª sigue. Para dolor de todos. Y para desgracia de todos. La mitad de la poblaci¨®n no cree en un Estado laico. Esa divisi¨®n no nos est¨¢ llevando a nada bueno".
Babelia
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