Dos almas de carne y hueso
La protagonista de la nueva novela de Rosa Montero, que conjuga suspense y reflexi¨®n, contrata a un gigol¨® para dar celos a un examante. Pero todo se tuerce
Hay en la nueva novela de Rosa Montero, La carne, un elemento sobre el que se sostiene todo el relato. Me refiero al suspense. Es el ¨²nico dispositivo ligero de la novela, entendiendo el concepto de ligereza que emplea la escritora madrile?a como un ardid para conducir al lector hacia donde ella quiere. Evidentemente el suspense al que hacemos referencia, en una novela que no es de suspense en el sentido estricto del t¨¦rmino, est¨¢ impl¨ªcito en el car¨¢cter de sus personajes, en las historias dentro de la historia que leemos, en la misma naturaleza de lo que se nos cuenta y en el perfil esquivo y contradictorio de sus protagonistas.
Dice el Diccionario de la Real Academia Espa?ola que suspense hace referencia a la ¡°expectaci¨®n impaciente o ansiosa por el desarrollo de una acci¨®n o suceso en un relato¡±. Pues esto es esencialmente lo que hallamos en La carne. La expectaci¨®n ansiosa por saber d¨®nde y c¨®mo acabar¨¢ la historia que Soledad, su protagonista, vive en carne propia y en la carne de un amante inesperado. Si comienzo mi rese?a de esta novela haciendo hincapi¨¦ en su costado m¨¢s material, f¨ªsico, para decirlo de alguna manera, es porque s¨¦ que Rosa Montero, que es una magn¨ªfica novelista, no la descuid¨®.
Soledad tiene 60 a?os y un miedo exacerbado a la vejez. Tal vez a ello se deban los cuadros de hipocondr¨ªa que sufre. Es licenciada en Historia del Arte y comisaria de exposiciones. En el presente de la novela que leemos, est¨¢ preparando una exposici¨®n que se titular¨¢ Arte y locura. Acaba de salir de una relaci¨®n clandestina con un amante que la relega definitivamente por su joven mujer. Ansiosa de venganza, contrata a un gigol¨® para que dicho amante la vea en un acto p¨²blico con un supuesto novio. Pero las cosas se tuercen. O tal vez no. Tal vez todo comience para Soledad a enderezarse. Si eso ocurriera, no ser¨¢ sin dolor, sin pena. Y sobre todo, sin mucho miedo a perder lo que todav¨ªa no est¨¢ segura de haber conseguido.
El gigol¨® tiene 32 a?os y es ruso. Su vida no ha sido f¨¢cil. Como tampoco lo fue la de Soledad. Todo lo que va ocurriendo en la novela alrededor de estos dos personajes conduce a un interrogante. El que se abre ante Soledad respecto al ruso y viceversa. Estamos sin lugar a dudas ante dos almas gemelas. Dos seres heridos en busca de su salvaci¨®n. Dos almas bondadosas en busca de su lugar al sol.
La carne es una novela sobre el amor. Sobre el amor que se da y que se necesita recibir. Rosa Montero ha escrito una novela sobre gente herida por el p¨¢nico a la soledad y a no ser nunca amada. Pero nunca pensada desde el dramatismo innecesario y el apasionamiento pueril. En cierta manera, esta obra me recuerda a La loca de la casa, aunque la supera en entidad literaria. Y en perfecci¨®n novel¨ªstica. En ambas hay, no obstante, una parecida b¨²squeda por aunar literatura y vida, imaginaci¨®n y temblor.
La carne. Rosa Montero. Alfaguara. Madrid, 2016. 240 p¨¢ginas. 18,90 euros
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