Madrid me mata¡ cada oto?o
Galeristas madrile?os a¨²nan esfuerzos y abren juntos la temporada art¨ªstica
al inicio de la crisis, le preguntaba a un joven galerista que acababa de abrir local c¨®mo se las arreglaba cada d¨ªa para ?¡°levantar el cierre¡± con las ventas tan diezmadas por la nueva situaci¨®n econ¨®mica. ¡°No he notado muchos cambios y creo que hablo por mi generaci¨®n. Hemos abierto ya en plena crisis, as¨ª que no sabemos c¨®mo eran las cosas antes¡±, respond¨ªa. Y yo pensaba que antes eran ?distintas, al menos durante ARCO, con esas ventas, sobre todo institucionales, que solventaban el a?o ¡ªsi bien luego desde las galer¨ªas hubiera quejas, a veces, porque hubieran preferido relaciones m¨¢s sostenidas. Despu¨¦s la crisis golpeaba al mercado del arte, en especial porque el muy incipiente auge de los coleccionistas m¨¢s j¨®venes que se afianzaban a duras penas se iba al traste tras la llegada de una mezcla explosiva de falta de dinero y p¨¢nico a invertirlo.
Pese a todo, esa crisis tra¨ªa propuestas nuevas, en especial entre esos galeristas j¨®venes que no hab¨ªan conocido los tiempos de bonanzas y excesos: era preciso organizarse, construir estrategias, modos de rentabilizar los medios. As¨ª, algunas galer¨ªas se pon¨ªan de acuerdo para compartir stand en ferias extranjeras y apostaban por cierta ¡°econom¨ªa colaborativa¡±, ahora tan extendida: compartir stand, coche o sof¨¢ de casa en esta curiosa sociedad del trueque digital.
Esa nueva econom¨ªa colaborativa impulsaba hace algunos a?os el proyecto de la calle del Doctor Fourquet, una sucesi¨®n de galer¨ªas que decid¨ªan reunirse para concentrar visitantes y esfuerzos. Los primeros en instalarse fueron Helga de Alvear ¡ªcuya elegante galer¨ªa inicia la temporada con Santiago Sierra¡ª y Espacio M¨ªnimo, que este oto?o celebra sus 25 a?os con la maravillosa Liliana Porter y su mundo a mitad de camino entre siniestro freudiano y un enorme sentido del humor. Doctor Fourquet es hoy una de las arterias principales del gallery walk, muy el estilo de Soho o Chelsea, tambi¨¦n por la cercan¨ªa del Reina Sof¨ªa y La Casa Encendida, esta ¨²ltima un sanctasanct¨®rum del cutting edge casi desde antes de inventarse lo colaborativo.
La cercan¨ªa del Reina Sof¨ªa y La Casa Encendida ha convertido la calle del Doctor Fourquet en una de las arterias principales
La calle debe tener cierto im¨¢n ?porque las galer¨ªas cambian de local, pero permanecen fieles a Doctor Fourquet. Es el caso de Casa sin Fin, asociada a uno de los proyectos editoriales m¨¢s s¨®lidos del pa¨ªs, Perif¨¦rica. All¨ª se presenta una de Daniel G. And¨²jar, que rompe con muchos de sus esquemas anteriores al centrarse en el cuerpo humano como ¨²ltima instancia del control. Tampoco se ha ido muy lejos Maisterrabalbuena ¡ªsin duda, una de las galer¨ªas m¨¢s consolidadas¡ª, que ha cambiado de local hace algunos meses. Inauguran la temporada con un trabajo de m¨®dulos del peruano Daniel Jacoby y sobre ciertas traslaciones culturales. A pocos metros, Mois¨¦s P¨¦rez de Alb¨¦niz, que suele presentar propuestas muy consistentes, expone a Tony ?Oursler, que ¡ªuna pena desde hace a?os ha perdido por completo la fuerza. Por el contrario, el Perejaume de NoguerasBlanchard es po¨¦tico y s¨®lido. Y hablando de proyectos colaborativos, el comisariado por el colectivo The Duck, divertido sobre todo por las implicaciones que ha tenido con el barrio de Lavapi¨¦s.
En esta idea de ¡°econom¨ªa colaborativa¡± est¨¢ tal vez el origen de Apertura, que va por su s¨¦ptima edici¨®n. Bajo ese nombre se re¨²ne un conjunto de galer¨ªas que con un logo com¨²n celebran ¡ªliteralmente¡ª el inicio de la temporada y organizan paseos por un Madrid DF ¡ªas¨ª lo llaman en la fotocopia con el plano que el visitante encuentra en algunas de las galer¨ªas participantes¡ª, donde a ratos se echa de menos aquel otro en la d¨¦cada de 1980 que advert¨ªa de la publicaci¨®n m¨ªtica del momento, Madrid me mata, mataba de ganas de divertirse. La propuesta es, en el fondo, una excusa para recorrer esta ciudad que se publicita poco porque no es bonita, dicen, y es desvencijada y de habitantes poco apegados, caracter¨ªsticas que en cambio hacen de ella una ciudad muy abierta, incluso bastante radical a ratos, con unos barrios como pueblos donde a pocos metros de la sofisticada galer¨ªa de Helga de Alvear convive el bareto de toda la vida con croquetas mazacote y fr¨ªas.
Apertura propone un paseo por esos lugares del arte que apuestan por delicias como Espacio Valderde ¡ª?una galer¨ªa de arte en una porter¨ªa, hablando de la radicalidad de Madrid!¡ª, inquieta, proponiendo planes sin parar, y que ha dejado la alfombra inaugural a la precisa y elegante Elena Alonso; Traves¨ªa Cuatro, donde Elena de Rivero rompe con la noci¨®n de autor¨ªa haciendo una individual con obras de sus amigos; Elba Ben¨ªtez, que en su apuesta por Am¨¦rica Latina muestra un tr¨ªptico deslumbrante y complejo de Armando Andrade Tudela; Heinrich Ehrhardt y una exposici¨®n de un Secundino Hern¨¢ndez que se ha convertido en otro artista, con un montaje muy especial; Ponce+Robles, que presenta a Leslie Smith y su minimalismo pict¨®rico; o la veterana y maravillosa Juana de Aizpuru, que para este oto?o ha apostado por un homenaje al Museo de Arte Abstracto de Cuenca, con obras de Jordi Teixidor, Z¨®bel, Rueda o Torner. El paseo propuesto por Apertura puede terminar en Elvira Gonz¨¢lez, que ha inaugurado un espacio ¡ªespectacular¡ª con Waltercio Caldas; o en Guillermo de Osma ¡ªjunto a Leandro Navarro, uno de los ¡°cl¨¢sicos¡± de Madrid¡ª, donde se enfatizan los proyectos ¡°alimenticios¡± de Torres-Garc¨ªa, en especial sus muebles (no dejen de leer el texto que Jos¨¦ Ignacio Abeij¨®n ha escrito para el cat¨¢logo).
Sea como fuere, el paseo no termina ah¨ª. Siguiendo la Castellana arriba merece la pena llegar hasta Yvorypress, la editorial que ha sabido generar libros de artista para todos los bolsillos. Precisamente uno de estos libros se ha convertido en la excusa para la delicad¨ªsima exposici¨®n en el espacio peque?o de Cornelia Parker. El grande, adem¨¢s de acoger a los libros de artista ¡ªun conjunto extraordinario¡ª, desvela las estructuras matem¨¢ticas de Conrad Shawcross. Una temporada, pues, que arranca variada y que habla, m¨¢s que del final de la crisis ¡ªque temo que ha venido para quedarse¡ª, de las ganas de hacer de Madrid y sus habitantes y visitantes que, como dijera la revista Madrid me Mata, est¨¢n dispuestos a gozar de lo que la ciudad ofrece en su oferta cultural. Y gratis, adem¨¢s.
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