Louis Faurer, un fot¨®grafo honesto
La Fondation Henri Cartier- Bresson expone por primera vez en Europa la obra de uno de los grandes fot¨®grafos del siglo XX, que durante a?os permaneci¨® en el olvido
Era un solitario entre la muchedumbre de Times Square. Atra¨ªdo por la ¡°hipn¨®tica luz del anochecer¡±, como el mismo sol¨ªa decir, Louis Faurer (Filadelfia, 1916 - Nueva York, 2001), deambulaba con su c¨¢mara a la caza de ese gesto privado que irremediablemente delata la psicolog¨ªa de su protagonista; la crudeza, la iron¨ªa y la humanidad que queda camuflada bajo el zumbido de la ciudad. En el coraz¨®n de Manhattan, entre sus caracter¨ªsticas luces de ne¨®n, el fot¨®grafo trascend¨ªa y universalizaba el instante a trav¨¦s de su particular y po¨¦tico discurso fotogr¨¢fico. Aquella imagen local se convert¨ªa entonces en algo que pod¨ªa ser de cualquier sitio y de cualquier tiempo. ¡°Observaba a la gente durante horas, y cuando regresaba me contaba historias acerca de esta¡±, recordaba su amigo, el hoy ya c¨¦lebre fot¨®grafo Robert Frank. ¡°Ten¨ªa unos sentimientos muy profundos hacia aquellos que fotografiaba, y un tremendo sentido de la composici¨®n. Pero tambi¨¦n sab¨ªa re¨ªrse de s¨ª mismo. Me influy¨®, no hay duda. Y viceversa¡±.
Hasta el pr¨®ximo 18 de diciembre puede verse en la Fondation Henri Cartier-Bresson de Par¨ªs, la exposici¨®n Louis Faurer donde se exhiben m¨¢s de un centenar de obras de este magn¨ªfico artista, cuya obra pas¨® desapercibida durante demasiado tiempo para el p¨²blico. Se trata de la primera exposici¨®n del fot¨®grafo en Europa. ¡°Louis Faurer fue un 'fot¨®grafo de fot¨®grafos', su obra no lleg¨® al gran p¨²blico, ni fue apreciada por el mundo del arte, pero si amada por los fot¨®grafos. Estos vieron en sus im¨¢genes una forma de ver pura, de la misma forma que Faurer observ¨® en Walker Evans un 'uso po¨¦tico de los hechos', escribe Susan Kismaric en el cat¨¢logo que acompa?a a la exposici¨®n. Organizada en colaboraci¨®n con el Centro Jos¨¦ Guerrero, llegar¨¢ a Espa?a el pr¨®ximo 6 de abril.
Fue Lillian Basmann, por aquel entonces directora de arte de Junior Bazaar (la incipiente Harper?s Bazaar), quien en 1947 le abri¨® camino en Nueva York, cuando le contrat¨® como fot¨®grafo de moda para la revista. All¨ª conoci¨® a Frank. No tardaron en congeniar; ambos compart¨ªan una mirada cr¨ªtica hacia el establishment, y el mismo desd¨¦n por el mundo de la moda, que les daba de comer. En aquellos d¨ªas de idas y venidas entre Filadelfia, donde viv¨ªa su mujer y su hijo, y Nueva York, Faurer utilizaba el estudio del artista suizo para revelar sus im¨¢genes y dorm¨ªa en el suelo en compa?¨ªa de seis gatos. Su profunda amistad durar¨ªa a?os ¡°Faurer estaba desarrollando una est¨¦tica de 35mm (formato de la c¨¢mara Leica) que utilizaba para describir la parte oscura del boom de la posguerra americana antes de que Frank desarrollar¨¢ por completo la suya propia¡±, se?ala Susan Kismaric. En 1958 Frank publicar¨ªa su hoy ya m¨ªtico libro, The Americans. Faurer muri¨® sin publicar un solo libro.
Hijo de emigrantes ruso/lituanos/polacos su infancia transcurri¨® en la pobreza,. Las penas y las carencias fueron caldo de cultivo para esa mezcla de ambici¨®n y fragilidad que le marc¨® de por vida. Ya de ni?o mostr¨® dotes para el dibujo y a los 13 a?os fue invitado a los estudios Walt Disney como un posible candidato para un trabajo. ?No pudo acudir, pero esto afianz¨® su pasi¨®n por el mundo de las artes. En su juventud trabaj¨® como dibujante publicitario y caricaturista. A los veinti¨²n a?os compr¨® su primera c¨¢mara y gan¨® su primer concurso de fotograf¨ªa. No tardar¨ªa en encontrar su inspiraci¨®n en las calles de Filadelfia, buscando reconocer el subconsciente del fotografiado, como m¨¢s tarde dir¨ªa que lo hac¨ªa su admirado Cartier-Bresson.
Nueva York era ya el epicentro cultural y comercial del mundo cuando Faurer lleg¨® por primera vez. Atendiendo a la misma llamada llegaron extranjeros como Frank y la austriaca Lizette Model. Fue en la calle, junto a otros artistas americanos como Lee Friedlander, Richard Avedon, Diane Arbus y Garry Winogrand. donde haciendo uso de sus percepciones personales, durante dos d¨¦cadas revolucionar¨ªan y remodelar¨ªan los conceptos cl¨¢sicos de la fotograf¨ªa documental, ensanchando y afianzando sus posibilidades como medio art¨ªstico. Faurer colabor¨® exhibiendo una intimidad que hasta entonces nunca nadie hab¨ªa conseguido captar. Se proyectaba ¨¦l mismo en los sujetos que fotografiaba- a veces aparec¨ªa el mismo en los reflejos- alej¨¢ndose del exceso o de las escenas violentas que pudiesen humillar a sus protagonistas. Sus protagonistas representan la lucha del hombre en su d¨ªa a d¨ªa. Ser¨ªa un error calificarle como un cronista, ya que su objetivo siempre fue el lado fr¨¢gil y po¨¦tico de la vida que buscaba a trav¨¦s de la revelaci¨®n espontanea.
¡°Mis ojos buscan a la gente que est¨¢ agradecida a la vida. Gente que perdona y cuyas dudas han sido disipadas, que entiende la verdad, cuyo esp¨ªritu imperecedero est¨¢ ba?ado por una lacerante luz blanca que sustenta su esperanza en el presente y en el futuro¡±, escrib¨ªa en 1979.
¡°No dejes que te contaminen¡±, le hab¨ªa advertido Walker Evans sobre el mundo de la moda. Faurer trabaj¨® durante veinte a?os para una variedad de revista, entre las que se incluyen Junior Bazaar, Flair, Life, Glamour y Mademoiselle. Su fotograf¨ªa de moda se caracteriza por la naturalidad que expresa a trav¨¦s de la energ¨ªa y el movimiento pero es en su obra personal donde pudo explorar sus observaciones del mundo y la capacidad descriptiva de la c¨¢mara jugando con los reflejos y superponiendo negativos. Su obra tuvo un claro reconocimiento y cont¨® con el apoyo los de grandes popes de la fotograf¨ªa neoyorquina como Alex Brodovitch y Edward Steichen, quien exhibi¨® su obra en In and out of Focus, celebrada en el MOMA en 1948 y en la famosa Family of Man que tuvo lugar en 1954. Su relaci¨®n con el cine negro es evidente. Atesoraba una enciclopedia de cine donde marcaba aquellos fotogramas en los cuales las expresiones de los actores eran lo suficientemente explicitas o vivas como para utilizarlas de referencia.
A partir de 1955 la obra de Faurer fue poco a poco difumin¨¢ndose de la escena fotogr¨¢fica. Las complicaciones de su vida privada unidas a su complicado car¨¢cter, que le llev¨® a grandes discrepancias con quienes colaboraba profesionalmente, contribuyeron a ello. A finales de los 60 abandon¨® Nueva York y durante un tiempo trabajo en Inglaterra y en Par¨ªs colaborando en revistas de moda. Ya cumplidos los 58, regres¨® a Nueva York, para encontrarse que el mundo de la fotograf¨ªa hab¨ªa sido aceptado de lleno por el mundo del arte. Pero el ya estaba fuera de juego, viviendo de las prestaciones sociales con la ayuda de su hijo. Fue el marchante Harry Lunn, quien recuper¨® su figura en la exposici¨®n celebrada en la Marlborough Gallery que contribuy¨® a su reconocimiento art¨ªstico.
En 1967, John?Szarkowski escrib¨ªa, refiri¨¦ndose a aquella generaci¨®n de fot¨®grafos de calle que en los a?os sesenta transformaron la fotograf¨ªa documental con fines personales, que su prop¨®sito no hab¨ªa sido reformar la vida sino conocerla. Faurer se anticip¨® a todos ellos.
¡°Algunos han vuelto a creer que la fotograf¨ªa puede ser honesta¡±, dir¨ªa Nan Gold¨ªn al ver su obra.
Louis Faurer-Fondation ?Henri Cartier- Bresson, Par¨ªs. Hasta el 18 de diciembre.
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