El director se muere
'El tiempo de los monstruos' tiene tanto de ansiedad ante el final como de duda ante el hecho creativo y ante la verdadera naturaleza de lo creado
EL TIEMPO DE LOS MONSTRUOS
Direcci¨®n: F¨¦lix Sabroso.
Int¨¦rpretes: Javier C¨¢mara, Candela Pe?a, Pilar Castro, Jorge Monje, Juli¨¢n L¨®pez.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2016.
Duraci¨®n: 95 minutos.
"Ya no tenemos tiempo de perder el tiempo. Se acab¨®", clama uno de los personajes en El rey se muere, de Eugene Ionesco, pieza fundamental del teatro del absurdo, "Sabemos de la existencia de la muerte, pero le seguimos el juego. Dejamos que nos enga?e", reflexiona otro personaje, esta vez de El tiempo de los monstruos, acercamiento metaling¨¹¨ªstico de F¨¦lix Sabroso al hecho ineludible de la muerte y al poder de la creaci¨®n, tambi¨¦n en esa l¨ªnea absurda, existencialista, on¨ªrica y de pesadilla en el purgatorio. Aqu¨ª no se muere el rey, sino el director, que para el caso es lo mismo: en el cine, el director es el rey.
Con evidentes ecos de la muerte en la vida real de Dunia Ayaso, a la que est¨¢ dedicada la pel¨ªcula, compa?era creativa de Sabroso durante d¨¦cada y media en pel¨ªculas en principio coloristas y desinhibidas (Perdona bonita, pero Lucas me quer¨ªa a m¨ª, El grito en el cielo, Descong¨¦late), y sucesivamente m¨¢s reflexivas y afligidas (Los a?os desnudos, La isla interior), El tiempo de los monstruos tiene tanto de ansiedad ante el final como de duda ante el hecho creativo y ante la verdadera naturaleza de lo creado: en el teatro, en el cine. Tanto de Ionesco como de Pirandello, con una "situaci¨®n imposible", que dir¨ªa el autor de Seis personajes en busca de un autor, en la que otros tantos roles cinematogr¨¢ficos (el director, el guionista, la figurinista, el productor, los actores) quedan atrapados en una casona, obligados a filmar una pel¨ªcula. La ¨²ltima pel¨ªcula.
Sabroso, arriesgado, grandilocuente y elegante, personal¨ªsimo y malvado, explicita a El ¨¢ngel exterminador, aunque su pel¨ªcula quiz¨¢ tenga m¨¢s del subtexto central de El show de Truman. Su alegor¨ªa sobre la identidad, y sobre el ego de los artistas, entre lo solemne y los refrescante, apoyada en un excelente grupo de int¨¦rpretes, se sale de cualquier l¨ªnea actual en el cine espa?ol. As¨ª que celebremos su enfermedad creativa.
Babelia
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