La cara oculta del arte mexicano
Una gran muestra reivindica a los pintores eclipsados por Diego Rivera y Frida Kahlo
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
Existen ¨¢rboles tan frondosos que no permiten ver el bosque. Algo as¨ª le sucedi¨® al arte mexicano en la primera mitad del siglo pasado. Durante la eclosi¨®n de las vanguardias pict¨®ricas, el brillo que desprend¨ªan nombres como Diego Rivera o Frida Kahlo logr¨® eclipsar a decenas de artistas a los que la historia oficial no ha retenido. Una gran exposici¨®n, que se inaugura este mi¨¦rcoles en el Grand Palais de Par¨ªs, dirige una mirada renovada a ese periodo para dar a conocer su cara oculta. Hasta el 23 de enero, la muestra presenta 200 obras de 60 artistas, plasmando un abanico donde figuran tanto las estrellas mencionadas como otros nombres supuestamente secundarios, adem¨¢s de representantes de corrientes est¨¦ticas semiolvidadas y de colectivos poco favorecidos por el canon del arte.
Esta ambiciosa exposici¨®n lo subvierte y lo ampl¨ªa. ¡°La intenci¨®n es separarnos de los clich¨¦s y profundizar en la realidad del arte mexicano, m¨¢s all¨¢ de la sombra de esos titanes, que han ocultado a varias generaciones de artistas. No se trataba de minimizar su importancia, pero s¨ª de ofrecer un panorama m¨¢s vasto y de proponer un reequilibrio¡±, sostiene el comisario, Agust¨ªn Arteaga, nuevo director del Dallas Museum of Art, tras haberlo sido del Museo Nacional de Arte (Munal) en Ciudad de M¨¦xico. En su novedosa revisi¨®n cr¨ªtica de la historia de las vanguardias, Arteaga expone una serie de relatos paralelos que se oponen a la leyenda predominante.
¡°Una idea de Hollande y de Pe?a Nieto¡±
La exposici¨®n surgi¨® de la voluntad de normalizar las relaciones culturales entre Francia y M¨¦xico, tras el conflicto diplom¨¢tico que enfrent¨® a ambos pa¨ªses por el caso protagonizado por la francesa Florence Cassez, condenada a 60 a?os de prisi¨®n en una c¨¢rcel mexicana. El desencuentro provoc¨® la suspensi¨®n del a?o cultural de M¨¦xico en Francia en 2011. "Fue una idea acordada por Fran?ois Hollande y Enrique Pe?a Nieto durante la visita oficial de este ¨²ltimo en 2014", afirma el secretario de Cultura del Gobierno mexicano, Rafael Tovar y de Teresa. La muestra ha costado cerca de tres millones de euros, 800.000 de los cuales sufragados por el Gobierno mexicano. "Es una oportunidad para releer la historia del arte mexicano a partir de una perspectiva m¨¢s amplia", indica el ministro, que acudir¨¢ a la inauguraci¨®n en Par¨ªs, "un lugar simb¨®lico, ya que muchos artistas mexicanos desarrollaron all¨ª parte de sus carreras".
La exposici¨®n derriba todos los t¨®picos sobre el arte de ese momento hist¨®rico. Demuestra que el indigenismo no arranc¨® con la Revoluci¨®n de 1910, como tampoco la sensibilidad social de los artistas mexicanos. Aclara que hubo otras mujeres artistas al margen de Kahlo y que no todos los pintores fueron muralistas que desde?aron el caballete como instrumento burgu¨¦s. Y corrobora que los modernistas mexicanos no se limitaron a copiar a los maestros europeos. Prefirieron crear una vanguardia propia. ¡°Un arte nacional que beb¨ªa del pasado y se dirig¨ªa ut¨®picamente hacia el futuro, convirti¨¦ndose en portavoz de los ideales revolucionarios¡±, apunta el comisario.
El proyecto tuvo una carga ideol¨®gica innegable. El arte fue utilizado para reforzar el sentimiento de pertenencia a un pueblo que empezaba a constituirse en naci¨®n. Mientras los sublevados luchaban por la repartici¨®n ecu¨¢nime de las tierras y salarios dignos, la pintura tambi¨¦n se pon¨ªa a hablar el lenguaje de la utop¨ªa. Proletarios y campesinos se convirtieron en sujetos art¨ªsticos de primer orden, que sirvieron para reivindicar un ideal de justicia social. ¡°Rivera reduce al ind¨ªgena y sus tradiciones a un arquetipo, parecido al buen salvaje de Rousseau¡±, sostiene Arteaga. El maestro dibuj¨® paisajes zapatistas y retrat¨® a molenderas trabajando el ma¨ªz de rodillas. Otro de los grandes, Jos¨¦ Clemente Orozco, sublim¨® en sus cuadros el agave, planta oriunda de hojas carnosas, como luego har¨ªa el fot¨®grafo Manuel ?lvarez Bravo. La muestra tambi¨¦n destaca a nombres como ?ngel Z¨¢rraga, Agust¨ªn Lazo, Roberto Montenegro o Rufino Tamayo. Su tono no fue siempre laudatorio. Por ejemplo, David Alfaro Siqueiros y Francisco Goitia indagaron en el reverso oscuro de la Revoluci¨®n, marcado por la muerte y la destrucci¨®n. Pero, en general, el arte se llen¨® de flores y frutas. Olga Costa, pintora de origen ucraniano que lleg¨® a M¨¦xico a los 12 a?os, lo ejemplific¨® en La vendedora de frutas, casi una enciclopedia bot¨¢nica de variedades locales en la que cuesta no ver un mensaje pol¨ªtico.

Mujeres ensombrecidas
La exposici¨®n indaga en las generaciones de mujeres que quedaron ensombrecidas por Kahlo, reivindicada como mito feminista a partir de los a?os setenta. La exposici¨®n toma el contrapi¨¦ a ese ¡°culto ciego¡±, en palabras del comisario. En la sala dedicada a la pintura hecha por mujeres, las seis obras de Kahlo ocupan un rinc¨®n casi subalterno. En cambio, se destaca a nombres menos conocidos como los de Dolores Olmedo, Tina Modotti, Nahui Olin o Rosa Rolanda. Tambi¨¦n a Lola ?lvarez Bravo, autora de una obra fotogr¨¢fica tan interesante como la de su marido, y a Mar¨ªa Izquierdo, pintora que tuvo obsesionado a Andr¨¦ Breton, quien ve¨ªa en sus obras ¡°un mundo en formaci¨®n¡±, hecho de ¡°lava fr¨ªa en la penumbra del volc¨¢n¡±. Despu¨¦s de todo, para el jefe de filas del movimiento, M¨¦xico constitu¨ªa ¡°el lugar surrealista por excelencia¡±.
La muestra subraya la influencia del arte mexicano en el extranjero. El pa¨ªs no tardar¨¢ en convertirse en lugar de peregrinaje de vanguardistas europeos y beatniks estadounidenses, que buscaban en el chamanismo prehisp¨¢nico uno de esos mundos alternativos que conten¨ªa el que ya conoc¨ªan, seg¨²n asegur¨® Paul ?luard. ¡°La cultura racionalista de Europa ha fracasado. Vengo a M¨¦xico buscando las bases de una cultura m¨¢gica que a¨²n brota en la tierra india¡±, exclam¨® Antonin Artaud al llegar al pa¨ªs durante los a?os treinta. Por otra parte, el New Deal de Roosevelt adopt¨® el muralismo mexicano, promovido por el ministro Jos¨¦ Vasconcelos, como un modelo a seguir para la promoci¨®n de la equidad social. Los encargos a Rivera y Siqueiros en Nueva York y Los ?ngeles fueron borrados con cal viva al descubrir sus motivos, excesivamente perturbadores en territorio estadounidense: el segundo llegar¨¢ a pintar un indio crucificado por el imperialismo del vecino gringo, sobre un fondo compuesto por ruinas mayas. Sin embargo, esos murales abrir¨¢n camino hacia el desarrollo del muralismo chicano, tal vez la piedra fundacional de lo que hoy conocemos como street art.
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