El fil¨®sofo Charles Taylor, primer ganador del premio Berggruen
El galard¨®n, dotado con un mill¨®n de d¨®lares canadienses, distingue al pensador por sus ideas sobre "el autoconocimiento y crecimiento de la especie humana"
El fil¨®sofo canadiense Charles Taylor (Montreal, 1931) fue galardonado este martes con el premio que concede el Instituto Berggruen, fundado en 2010 para impulsar el di¨¢logo y el pensamiento. El premio, que se concede este a?o por primera vez, est¨¢ dotado con un mill¨®n de d¨®lares canadienses (unos 676.000 euros). El jurado est¨¢ compuesto por destacados pensadores y acad¨¦micos, entre los que figuran el premio Nobel de Econom¨ªa Amartya Sen, el m¨¦dico Antonio Damasio, de la Universidad de Pensilvania y la matem¨¢tica Alison Miller, de la Universidad de Harvard. El director y fundador del Instituto, Nicolas Berggruen, destac¨® que la obra de Taylor ha contribuido a transformar el pensamiento sobre el mundo y sobre aspectos b¨¢sicos de la vida humana. El presidente de la entidad, Craig Calhoun, resalt¨® el car¨¢cter intelectual y a la vez humilde de la filosof¨ªa de Taylor, as¨ª como su calidad humana y su capacidad para la ense?anza y el compromiso p¨²blico.
Taylor estudi¨® Historia en la Universidad McGill (Montreal), centro al que volver¨ªa como profesor despu¨¦s de haber completado sus estudios en Oxford, donde se doctor¨® en Filosof¨ªa con una tesis dirigida por Isaiah Berlin.
Ruth Abbey, compiladora de un volumen colectivo sobre la obra de Taylor, anota que, tras su jubilaci¨®n, no ha dejado nunca de escribir, ense?ar y dar charlas por todo el mundo. En Espa?a imparti¨® unas conferencias el pasado a?o en Barcelona, coincidiendo con la traducci¨®n de La era secular (Gedisa), su pen¨²ltima obra. La ¨²ltima, The language animal, aparecida este mismo a?o, no tiene todav¨ªa versi¨®n espa?ola. La era secular son dos tomos que suman casi 1.200 p¨¢ginas. Taylor analiza el concepto de secularidad a lo largo de la historia, con especial atenci¨®n al periodo que va desde el Renacimiento hasta hoy. Describe la construcci¨®n de un imaginario social que en econom¨ªa tiene en cuenta tanto el inter¨¦s social como el beneficio mutuo, mientras que considera la democracia (la convivencia basada en el consentimiento entre iguales) el mejor sistema pol¨ªtico para administrar una esfera p¨²blica que, sostiene, si no existiera habr¨ªa que fingirla. Como se ve, el proyecto inicial, el proceso de secularizaci¨®n occidental, queda ampliamente superado.
En unos tiempos en los que se anuncia que ya no hay posibilidad de visi¨®n global del mundo, Taylor demuestra en cada una de sus obras (y en el conjunto de ellas) lo contrario. El volumen citado de Abbey dedica cada cap¨ªtulo a un aspecto de sus diversas aportaciones: la hermen¨¦utica, la epistemolog¨ªa, la moral, la teor¨ªa pol¨ªtica, el feminismo, la relaci¨®n entre creencias religiosas y pr¨¢cticas pol¨ªticas. Y se podr¨ªa a?adir que nunca ha dejado de lado las reflexiones sobre filosof¨ªa de la mente y sobre la filosof¨ªa del lenguaje o sobre est¨¦tica. ¡°Para hablar como fil¨®sofo hay que leer literatura, escuchar m¨²sica¡±, defiende. En su opini¨®n, hay ¡°muchas otras formas de expresar las cosas¡±.
Sus obras m¨¢s difundidas son Fuentes del yo: la construcci¨®n de la identidad moderna, El multiculturalismo y "la pol¨ªtica del reconocimiento", y La ¨¦tica de la autenticidad (Paid¨®s). En todas ellas se aprecia la clara influencia de Heidegger, pero tambi¨¦n de Arist¨®teles. Taylor es un realista (tendencia que empieza a ser recuperada frente al posmodernismo dominante en Europa en las ¨²ltimas d¨¦cadas) convencido de que podemos tener conocimiento de un mundo exterior a nosotros. Es cierto que podemos plantearnos la posibilidad de que ese mundo sea realmente distinto a c¨®mo lo percibimos, pero de la mano de la ciencia, las aproximaciones al mundo exterior tienen grandes posibilidades de acercarse a la realidad.
Taylor es firme defensor del pluralismo, en pol¨ªtica y en filosof¨ªa. Pero el pluralismo no tiene por qu¨¦ llevar al relativismo. En su opini¨®n, se puede aceptar que la visi¨®n del mundo que nos aporta la ciencia es la m¨¢s precisa, cuando utilizamos los lenguajes de la civilizaci¨®n occidental, asumiendo que hay otros tipos de aproximaciones a la realidad. No obstante, en materia moral es condici¨®n m¨¢s que recomendable intentar superar el subjetivismo, lo que no significa atrincherarse en la verdad y menos a¨²n hacer proselitismo. El ¨²nico pecado que no hay que tolerar, afirma, es la intolerancia.
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