Por si vuelven las brujas (y se quedan)
Con lo que ha pasado en Ferraz quiz¨¢s convenga tomar distancia de lo inmediato y documentarse m¨¢s bien acerca de la brujer¨ªa del pasado
Como si se tratara de una grotesca representaci¨®n de Macbeth, en la cueva de Ferraz, sede de uno de nuestros viejos partidos, se reunieron las brujas, mientras en el exterior estallaban truenos y rel¨¢mpagos en forma de vela de armas militante convocada a trav¨¦s de las redes sociales. Las brujas de Macbeth carec¨ªan de iphones o samsungs, pero se aferraban a sus prolijos protocolos y man¨ªas, por eso invocan a los esp¨ªritus que les son propicios ¡ªel gato Graymalkin y el sapo Paddock¡ª en ese ¡°prologo¡± fundamental y controvertido que anuncia, en lenguaje cr¨ªptico y brujeril, algunos de los grandes temas de la tragedia de Shakespeare: orden, caos y conflicto de poder. En Ferraz se invocaron otros m¨¢s humanos: expresidentes, presidentas, barones y baronesas in pectore, pero nada impidi¨® que la reuni¨®n se aproximara en algunos momentos al aquelarre colectivo (pero sin catarsis), mientras el pa¨ªs (con min¨²scula, en este caso) se restregaba los ojos con incredulidad, tristeza y ¡ªpor momentos¡ª con el resignado cachondeo con el que siempre intentamos resta?ar los zarpazos del azar y la necesidad. Nos encontramos, desde hace m¨¢s de un a?o, en un escenario pol¨ªtico propicio a las artes de las brujas (t¨®mese aqu¨ª como sustantivo epiceno: de hecho, hoy d¨ªa ejercen el oficio m¨¢s hombres que mujeres), de modo que quiz¨¢s convenga tomar distancia de lo inmediato y documentarse m¨¢s bien acerca de la brujer¨ªa del pasado, un asunto del que existe abundante bibliograf¨ªa y que resulta muy adecuado para la preparaci¨®n del Halloween. El ¨²ltimo libro le¨ªdo (me apasiona el tema desde Las brujas y su mundo, del maestro Caro Baroja, Alianza, 1968) se titula precisamente El libro de las brujas (Alba), y consiste en un conjunto de documentos (incluida la muy difundida Demonolog¨ªa, de Jacobo I, 1597, el ¨²nico manual cazabrujas redactado por un rey en ejercicio), protocolos e interrogatorios judiciales, editados por la investigadora Katherine Howe, y referidos a los casos m¨¢s llamativos de brujer¨ªa y juicio y condena de brujas (entonces s¨ª mayoritariamente mujeres) en Inglaterra y, sobre todo, en sus colonias americanas, desde el siglo XVI al XIX, con especial ¨¦nfasis en los sucesos de Salem (1692). Ahora ya sabemos que con aquel pretexto lo que se persegu¨ªa era lo distinto, lo que se sal¨ªa de las normas y pon¨ªa en peligro la precaria cohesi¨®n hobbesiana de comunidades expuestas a amenazas exteriores, pero Howe exprime las fuentes que utiliza para resaltar los horrores: como en el drama de la pobre Eunice Cole, enterrada con una estaca clavada en el pecho. En todo caso, para mis improbables lectores que deseen documentarse acerca de brujer¨ªas espa?olas, les recuerdo algunos hitos imprescindibles: el del ya citado Caro Baroja, el libro cl¨¢sico de Lis¨®n Tolosana Las brujas en la historia de Espa?a (Temas de Hoy, 1992) y un par de mi admirada Mar¨ªa Tausiet, que siempre ha tenido una mano envidiable para titular: Abracadabra Omnipotens (Siglo XXI, 2007) y Ponzo?a en los ojos (Turner 2000). Por lo dem¨¢s, les juro que en alg¨²n momento del aquelarre televisado me pareci¨® escuchar a uno/una de los partidarios/as del l¨ªder dimisionario increpar a su n¨¦mesis andaluza gritando su nombre de pila seguido de ¡°bruja puta¡±; y, lo que son las cosas, Howe refiere en su libro el caso de una mujer inglesa condenada por haber asesinado a otra que le hab¨ªa llamado lo mismo. ?Uf!: menos mal que ahora todo puede ¡°coserse¡±, y pelillos a la mar.
Berger
El pr¨®ximo 5 de noviembre John Berger cumple 90 a?os, y desde aqu¨ª adelanto mi homenaje a uno de los intelectuales que m¨¢s admiro. Dotado de un entusiasmo y una actividad ecum¨¦nica, adem¨¢s de la pintura (su primera vocaci¨®n y el tema de su primera novela, Un pintor de hoy, Alfaguara), Berger ha cultivado (qu¨¦ horrible verbo aplicado a Berger) la cr¨ªtica de arte, el ensayo, la poes¨ªa, el teatro, el cine (guionista con Alain Tanner), la autobiograf¨ªa, las memorias y, siempre, el periodismo de opini¨®n. Marxista sin complejos ni conciencia infeliz, comprometido con todos los grandes temas de su tiempo, una de sus mayores preocupaciones ha sido el problem¨¢tico engarce del arte (y muy especialmente la literatura) y la lucha pol¨ªtica. Su libro Modos de ver (1972, Gustavo Gili), basado en una serie de televisi¨®n e influido por Walter Benjamin, cambi¨® la manera de juzgar el arte de una generaci¨®n a la que ya no satisfac¨ªan ni las simplezas de los marxistas doctrinarios ni la visi¨®n convencional de popes medi¨¢ticos tipo Kenneth Clark. Autor de una extens¨ªsima obra afortunadamente traducida en Espa?a (y no solo al castellano), de entre sus novelas, prefiero con mucho G ¡ªque obtuvo el Booker Prize¡ª y, sobre todo, la trilog¨ªa De sus fatigas (Puerca tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag), todas publicadas en Alfaguara ¡ªuna editorial que, m¨¢s all¨¢ de sus avatares directivos, siempre se ha interesado por la obra del escritor¡ª, adem¨¢s del inclasificable Rond¨® para Beverly (Alfaguara), un bell¨ªsimo testimonio repleto de ternura y sensibilidad acerca de su segunda esposa, que hab¨ªa fallecido poco antes, y para el que cont¨® con la colaboraci¨®n de su hijo Yves. Ser¨ªa ingrato olvidarme (al parecer una vez lo hice, y a¨²n estoy pagando por ello) de que buena parte de la obra de Berger publicada en espa?ol se debe al entusiasmo e insistencia de Pilar V¨¢zquez, su amiga y principal traductora. Quede constancia de ello en mi peque?o homenaje al maestro.
Tetas
No creo que nunca me hubiera atrevido a regalarle a mi amiga, la se?ora X (que no se halla en su mejor momento oncol¨®gico), un libro acerca del c¨¢ncer de mam¨¢ si no hubiera ca¨ªdo en mis manos esa peque?a obra maestra de la autobiograf¨ªa gr¨¢fica que es La historia de mis tetas (Reservoir Books), de la estadounidense Jennifer Hayden. Pero resulta que el volumen es, m¨¢s que una ¡°memoria del c¨¢ncer¡±, el recuento de una vida entera a partir del descubrimiento (que aparece muy tard¨ªamente en el ¨¢lbum) de la enfermedad. La protagonista nos relata, por medio de dibujos monocolores de trazo el¨¦ctrico y c¨¢ustico, la evoluci¨®n de una chica bastante ¡°corriente¡±: desde su obsesi¨®n prepubescente por su pecho plano hasta su posici¨®n como mujer en un mundo adulto que, como nos ocurre a todos, no era como nos imagin¨¢bamos: familia, amigos, vocaci¨®n y trabajo, matrimonio, enfermedades. Todo a partir de que la narradora-autora comprendiera que el c¨¢ncer que se le declar¨® podr¨ªa convertirse en un prisma desde el que contar su vida. Y lo hace unas veces con ternura, otras con iron¨ªa y, a menudo, con un humor que no hace ascos al surrealismo. Por cierto que, despu¨¦s de que lo hubo le¨ªdo, mi amiga no me lo arroj¨® a la cabeza
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