F¨®rmula de luz y ritmo

Sevillanas (1991), Flamenco (1995), Tango (1998), Salom¨¦ (2002), Iberia (2005), Fados (2007), Flamenco, flamenco (2010), Zonda: folclore argentino (2015). La sistem¨¢tica del director aragon¨¦s Carlos Saura, establecida sobre todo a partir de Flamenco y del encuentro con Vittorio Storaro y su procedimiento conjunto de paneles fotogr¨¢ficos m¨®viles de fondo, en los que se proyecta luz, color y a veces im¨¢genes, y delante de los cuales se desarrolla una actuaci¨®n, en una especie de fusi¨®n de variadas artes, se ha convertido en f¨®rmula para todo. Y le ha llevado esta vez, incluso, a meterse en el t¨ªtulo: Jota de Saura (2016), un nuevo acercamiento a la m¨²sica tradicional, ahora la de su tierra aragonesa, con sus variantes, sus influencias y sus fusiones, sus ortodoxias y sus heterodoxias.

M¨²sica desconocida para la mayor¨ªa, el encuentro con la jota en la pel¨ªcula de Saura resulta desigual, tanto en el fondo como en la forma. A n¨²meros incuestionables, como el del Fandango de Boccherini, interpretado con genio por el violonchelista italiano Giovanni Sollima, o el del baile de Sara Baras y Miguel ?ngel Berna, suceden otros encorsetados por el playback, y en los que la sonorizaci¨®n no resulta adecuada, caso del de Carmen Par¨ªs. El homenaje a Labordeta, porque la canci¨®n es preciosa, y porque las im¨¢genes de la Guerra Civil que lo acompa?an son conmovedoras, levanta el vuelo de nuevo, pero la jarana final, con gigantes y cabezudos en un entorno radicalmente opuesto a su esencia, deja un regusto amargo. Como homenaje endog¨¢mico, es posible que sea efectivo. Como intento de captaci¨®n de nuevos adeptos para la jota, mucho m¨¢s dudoso.