Las estrellas del Hollywood dorado, con su propia voz
El canal TCM emite este fin de semana piezas audiovisuales de actores y directores compuestas a partir de fragmentos de ruedas de prensa
No. Humphrey Bogart nunca dijo ¡°Siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs¡±. Como tampoco fue Marlon Brando el que supo que su oferta ser¨ªa irrechazable ni Vivian Leigh la que jur¨® ¡ªante dios, ni m¨¢s ni menos¡ª que no volver¨ªa a pasar hambre. Aunque ellos, su leyenda, han quedado ligados a esas escenas, las palabras les pertenecen a un Rick Blaine que se despide del amor de su vida, y a Vito Corleone y a Scarlett O¡¯Hara. A los personajes a los que prestaron voz y cuerpo. ?Qu¨¦ palabras recordamos de las estrellas de cine de la era dorada de Hollywood?
Este fin de semana TCM emite Con mi propia voz, 16 piezas audiovisuales compuestas a partir de lo que actores como Gregory Peck o Catherine Deneuve y realizadores como Joseph L. Mankiewicz o Robert Wise se dejaron ante los micr¨®fonos de los festivales de Cannes, Berl¨ªn, Venecia o San Sebasti¨¢n entre 1989 y el a?o 2000. Los brev¨ªsimos testimonios que sobrevivieron a un mundo en el que Internet todav¨ªa no exist¨ªa y que proceden del archivo de El Cine de Lo que yo te diga, programa de la Cadena Ser ahora devenido p¨¢gina web y podcast.
La idea surgi¨® gracias al documental nominado al premio Goya El ¨²ltimo adi¨®s de Bette Davis. Pedro Gonz¨¢lez, su director, cuenta que para reconstruir la visita de la actriz ya octogenaria al Zinemaldia de San Sebasti¨¢n de 1989, poco antes de que muriera en Par¨ªs, tuvo que acudir a la grabaci¨®n de aquella rueda de prensa. El valor de esas compilaciones era innegable, ense?aban el lado humano de las estrellas de cine, c¨®mo se ve¨ªan a s¨ª mismas y sus carreras; y entonces descubri¨® una forma de darles una nueva vida: visti¨¦ndolas con im¨¢genes y adapt¨¢ndolas a una narrativa televisiva. ¡°Si cierro los ojos siento que sigo oyendo radio¡±, dice el periodista Juan Zavala. Con ellos abiertos, son reportajes cercanos y perfectamente hilados.
Radio que se ve en la tele
Ya no sorprende a nadie que la televisi¨®n se ha haya expandido y haya ido conquistando parcelas de Internet, generando contenido ad hoc para YouTube o redes sociales. Tampoco deber¨ªa sorprender, entonces, que la radio pueda verse. La pionera en Espa?a fue Radio Nacional. El programa de viajes N¨®madas, con motivo de su edici¨®n n¨²mero 100, hizo escala en Madrid ¡ªvolvi¨® a casa, seg¨²n sus palabras¡ªy prob¨® la experiencia de cubrir con im¨¢genes un recorrido por la ciudad salpicado de entrevistas cuya m¨¦dula manten¨ªa una estructura narrativa cien por cien radiof¨®nica. Rese?ables son, por ejemplo, los anuncios animados con que Negra y criminal, el podcast de Cadena Ser, se promociona en Facebook. Con mi propia voz se une a estas iniciativas abriendo una v¨ªa que promete ser larga y fecunda.
Elio Castro recuerda que ¨¦l, como testigo de excepci¨®n, ten¨ªa noci¨®n de estar asistiendo al ocaso del Hollywood cl¨¢sico, que sent¨ªa el deber de evitar que cualquiera de esas palabras vertidas se perdiera (¡°?Este corte podr¨ªa servirme cuando muera!¡±). Los encuentros con las estrellas eran casi lit¨²rgicos, con los presentes en silencio y con los micr¨®fonos en alto, pegados al altavoz m¨¢s cercano. ¡°Los homenajeados llegaban serenos y dispuestos a quitarse la m¨¢scara con la que un actor de tal calibre debe pelear a diario¡±, apunta Mar¨ªa Guerra, conductora del antiguo programa de la Ser. Unos demostraban su madurez, otros trasluc¨ªan sus tormentos.
Sophia Loren hab¨ªa tomado perfecta medida de su mito y lanzaba proclamas feministas, alentando a la emancipaci¨®n; Stanley Donen, que fue al musical lo que Hitchcock al thriller, miraba con pesimismo al futuro y rogaba que hubiera cineastas que le tomaran el relevo y le entretuvieran a ¨¦l. Jack Lemmon se sent¨® al piano y, con destreza, interpret¨® la melod¨ªa de D¨ªas de vino y rosas, pel¨ªcula sin la cual se habr¨ªa sentido incompleto, seg¨²n su confesi¨®n.
Hoy nada se parece, ni las ruedas de prensa ¡ªentrevistas de un suspiro, superficiales, sobreexposici¨®n en redes sociales, im¨¢genes en directo y al alcance de un clic¡ª ni el cine en s¨ª, que no ocupa ya un puesto tan central del ocio y la cultura. ?Acariciar¨¢ alg¨²n actor o actriz actual tal forma de la inmortalidad? Hoy, el olvido los devora m¨¢s r¨¢pido que nunca.
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