La refundaci¨®n del lenguaje
Las palabras del poeta dicen ya algo distinto, mucho m¨¢s sugestivo por sorprendente, de lo que consignan los diccionarios
De todas las aproximaciones posibles a la poes¨ªa de Garc¨ªa Lorca, elijo la que concierne a su extraordinaria capacidad de refundaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Es ah¨ª propiamente donde el poeta alcanza su m¨¢s acrisolada singularidad creadora. Desde un primer momento, desde Poema del cante jondo, Garc¨ªa Lorca consigue algo art¨ªsticamente esencial: la modificaci¨®n del significado de las palabras a medida que se incorporan al poema. Es un trasvase aparentemente subordinado a los dispositivos art¨ªsticos habituales, pero que en este caso responde a una compleja mudanza sem¨¢ntica. Las palabras m¨¢s comunes, al ser transferidas de determinado modo al curso de la poes¨ªa, tienden a desbordar sus m¨¢s consabidas acepciones. El prodigio se ha verificado: las palabras dicen ya algo distinto, mucho m¨¢s sugestivo por sorprendente, de lo que consignan los diccionarios. El pensamiento l¨®gico queda invalidado por la intuici¨®n imaginativa. Lo ins¨®lito ha desplazado taxativamente a lo rutinario.
Semejante facultad sit¨²a a Garc¨ªa Lorca en ese eminente trayecto de la historia de la poes¨ªa en lengua espa?ola que va ¡ªpongo por caso¡ª de Juan de la Cruz a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, de G¨®ngora a C¨¦sar Vallejo, de Quevedo a Neruda y se perpet¨²a a ra¨ªz de una particular transfiguraci¨®n del lenguaje po¨¦tico. En el C¨¢ntico espiritual, en las Soledades, en Animal de fondo, en Trilce, en las Musas, en Residencia en la tierra, se estabiliza de diferentes modos un mismo paradigma verbal, ese que tambi¨¦n afecta a Garc¨ªa Lorca y viene a elevar su idioma po¨¦tico a un rango de extrema seducci¨®n. No es que el poeta fuera asimilando esa facultad a medida que avanzaba su obra, sino que la llevaba impl¨ªcita desde siempre en sus modales comunicativos, en su manera de observar el mundo.
Lorca tiende a descoyuntar la secuencia racional del poema en beneficio de esas significaciones desconocidas
La palmaria potencia metaf¨®rica de Garc¨ªa Lorca tiene algo que ver con todo eso. Viene a ser una consecuencia directa de ese dinamismo l¨¦xico que constituye el fundamento formal de su poes¨ªa. La designaci¨®n de los objetos, la exteriorizaci¨®n de las sensaciones son sometidas ¡ªpor as¨ª decirlo¡ª a un natural proceso de reajustes ling¨¹¨ªsticos. El autor del Llanto, de Poeta en Nueva York, pero tambi¨¦n de no pocos romances y canciones, junta de pronto unas palabras que nunca hab¨ªan tenido la menor conexi¨®n y crean de ese modo una nueva realidad, descubren un mundo desconocido. Los ejemplos son copiosos y pueden elegirse al azar: ¡°tienen, por eso no lloran, / de plomo las calaveras¡±, ¡°como todos los muertos que se olvidan / en un mont¨®n de perros apagados¡±, ¡°debajo de las multiplicaciones / hay una gota de sangre de pato¡±, etc¨¦tera.
La fascinaci¨®n manifiesta que proporciona la poes¨ªa lorquiana tiene pues su origen en lo que he llamado la refundaci¨®n del lenguaje. El hecho de que haya palabras que acuden al poema para dotarlo de un nuevo sentido, de una nueva noci¨®n del mundo, traspasa tambi¨¦n su poder modificador a las im¨¢genes. Lorca tiende a descoyuntar la secuencia racional del poema en beneficio de esas significaciones desconocidas. Cada imagen altera el orden de la realidad. El irracionalismo hace ya las veces de desvelador de los secretos del lenguaje. Incluso el car¨¢cter de la Andaluc¨ªa que propone el poeta ha dejado de ser hist¨®rico para transmutarse en mitol¨®gico. De ah¨ª esa manifiesta frustraci¨®n de todos aquellos que han pretendido secundar a un poeta sin segundo.
Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) es Premio Nacional de las Letras Espa?olas y premio Miguel de Cervantes.
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