Dignidad
En ¡®Tab¨²¡¯, de Jon Sistiaga, familiares de suicidas explican la decisi¨®n de sus seres queridos desde la lucidez que surge tras el dolor y la reflexi¨®n
Fue Rubalcaba el que acertadamente dijo que ¡°en Espa?a se muere muy bien¡±, en alusi¨®n a los incontables textos eleg¨ªacos que se suelen publicar a la muerte, literal o metaf¨®rica, como fue pol¨ªticamente en su caso, de alg¨²n insigne ciudadano. Es exactamente lo contrario de lo que mostr¨® el pasado jueves el excelente reportaje de Jon Sistiaga sobre el suicidio en su serie Tab¨² (canal #0). La muerte se ensalza, el suicidio se silencia vergonzantemente.
La primera impresi¨®n al contemplar el reportaje es la de la sensatez de quienes intervienen. Padres, madres o hijos de suicidas que no evitan las comprensibles l¨¢grimas de un hecho habitualmente incomprensible, y que explican el contexto de la decisi¨®n de sus seres queridos, pero lo hacen desde la lucidez que surge tras el dolor y la reflexi¨®n. Grupos de lo que ellos mismos califican como ¡°supervivientes¡± se re¨²nen con un m¨¦todo similar al de los alcoh¨®licos an¨®nimos. Son historias en las que el contexto social, sentimental o econ¨®mico catapultan la maldita depresi¨®n hasta el desenlace final. Y surge un dato terrible: en Espa?a hay una media de 4.000 suicidios anuales, el doble que las muertes por accidente de tr¨¢fico, y eso sin contar los que se ocultan por una desdichada influencia religiosa.
En el programa no se hace la menor referencia a cuestiones morales, aunque s¨ª se lamenta que los planes de prevenci¨®n de las autoridades sanitarias apenas se cumplan. Campa?as de prevenci¨®n de accidentes laborales o de tr¨¢fico, contra la droga, contra los incendios..., contra todo aquello que perjudica a la sociedad. Prevenir el suicidio, potenciar las incipientes asociaciones de ayuda, al parecer no es social, pol¨ªtica o econ¨®micamente rentable.
Series como Tab¨² dignifican en su saludable fondo y su espl¨¦ndida forma el honesto reporterismo audiovisual, aquel que no persigue infames usufructos pol¨ªticos y pone el dedo en la insensibilidad del sistema.
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