Seguimos conversando, Luis

Guardo muy gratos recuerdos de mi amistad con Luis Izquierdo. Cuando la enfermedad a¨²n se lo permit¨ªa, y no hace de ello tanto tiempo, sol¨ªa rematar algunos de sus paseos al mediod¨ªa pasando por casa, y muchos de tales recuerdos tienen que ver con largas conversaciones sobre nuestros gustos literarios o sobre la deriva cultural del pa¨ªs, era un intercambio de opiniones generalmente jocoso (ganas de re¨ªr por no llorar) ali?ado con un humor agridulce y resignado: ¡°El pa¨ªs no tiene remedio¡±, sol¨ªamos concluir. Quiero pensar que nuestra conversaci¨®n no ha terminado.

Luis era un poeta que no presum¨ªa de serlo, era un profesor querido por sus alumnos, un hombre l¨²cido y desencantado que cultivaba la amistad como si fuera la m¨¢s importante asignatura en esta vida. Guardo sobre todo el recuerdo del Luis ir¨®nico, c¨®mplice y divertido de cuando nos re¨ªamos (por no llorar, insisto) comentando los inacabables disparates y mamarrachadas de la deplorable plana mayor de la pol¨ªtica catalana y espa?ola, de los pencos que nos gobiernan. S¨¦ que aprobar¨ªa lo que digo y por eso lo digo, como si a¨²n hablara con ¨¦l.

Echar¨¦ de menos su mirada l¨²cida y bondadosa, las noticias siempre esperanzadas, siempre animosas, que me daba de Ana y de sus hijos, y sus poemas. De uno de los ¨²ltimos, que me dedic¨®, quiero transcribir estos versos:

Cap a l¡¯escola riera amunt

de Sant Miquel, nom¨¦s la boira

signava aquells anys grisos

sensa futur ni res tampoc enrera,

cautius d¡¯ensinistrats sota? les fletxes.

[Hacia la escuela, riera arriba / de San Miguel, solo la niebla / firmaba en aquellos a?os grises / sin futuro y tampoco nada m¨¢s detr¨¢s, / cautivos de adoctrinados bajo las flechas]

Juan Mars¨¦ es premio Cervantes.