Luis Izquierdo, en una tradici¨®n de maestros

Hoy est¨¢s aqu¨ª y ma?ana no est¨¢s. Ser o no ser. Vivir es un misterio. La desaparici¨®n de Luis Izquierdo parece poner punto final a la tradici¨®n de los que fueron sus maestros m¨¢s directos, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Gabriel Ferrater, poetas de unos tiempos que ahora nos resultan lejan¨ªsimos, como si con esos nombres, a la vez familiares y prestigiosos, se hubiera ido cubriendo de polvo fin¨ªsimo nuestra propia juventud. En los c¨¦lebres almuerzos que Carmen Balcells organizaba cada jueves en su casa, Luis Izquierdo era una presencia sosegada, ir¨®nica sin maldad, erudito cuando quer¨ªa serlo, sutil hasta el desconcierto y amable en todas las ocasiones. Era profesor y poeta, como Machado. Atend¨ªa las razones ajenas con esa buena educaci¨®n barcelonesa de los hombres buenos. Vest¨ªa al modo brit¨¢nico, m¨¢s que mediterr¨¢neo. Seguramente la ra¨ªz de su car¨¢cter era la melancol¨ªa. Detr¨¢s de las lentes de profesor ten¨ªa una suavidad en la mirada que cautivaba en la corta distancia y hac¨ªa esperar, m¨¢s all¨¢ de las conversaciones de sobremesa, una especie de revelaci¨®n inmediata que, como buen poeta, nunca entregaba del todo. Su libro m¨¢s pertinente, ahora que el poeta ha desaparecido, son las Traves¨ªas del ausente, que el propio Luis llamaba en una entrevista poemas de despedida. Creo que no hay t¨ªtulo m¨¢s apropiado para recomendar en una nota necrol¨®gica. Ahora recuerdo el comentario de Carmen Balcells cuando Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n tuvo la ocurrencia de morir inesperadamente en el aeropuerto Bangkok como un personaje de novela. ¡°El c¨ªrculo se va estrechando¡±, dijo entonces Carmen. Ahora que se ha ido Luis Izquierdo el c¨ªrculo se ha estrechado un poco m¨¢s todav¨ªa.

Manuel de Lope es escritor, autor de Bella en las tinieblas.