Nostalgia de la autenticidad
La brecha abierta en el pacto social ha marcado la pol¨ªtica espa?ola de la ¨²ltima d¨¦cada

Aunque la historia mundial haya perdido en grandeza lo que ha ganado en audiencia, y aunque ahora llamemos ¡°global¡± a lo que antes era mundial (weltliche), el caso es que al reiniciar la historia se activ¨® de nuevo la leva forzosa, y las naciones fueron llamadas a la guerra, incluso aquellas que, peque?itas y disimuladas como la nuestra, pudiera parecer que ¡°no ten¨ªan nada que ver¡± con ella (pero, ya se sabe, en un mundo global ¡ªque es otro pleonasmo, como decir ¡°un mundo mundial¡±¡ª todo el mundo tiene algo que ver con todo el mundo, todo est¨¢ conectado con todo y nadie es inocente). Quien en aquella fecha presid¨ªa el Gobierno de Espa?a, que se hab¨ªa dado a s¨ª mismo un m¨¢ximo de ocho a?os para inscribir su nombre en la historia mundial, tras ser llamado a ella se apunt¨® a la guerra, al menos aparentemente, con bastante entusiasmo, y colabor¨® con el Ej¨¦rcito de Estados Unidos en la llamada II Guerra del Golfo contra el Irak de Sadam Husein. Tal y como ¨¦l interpret¨® el ¡°mapa inteligente¡± de la situaci¨®n internacional, aquella era nuestra guerra, y en ella ten¨ªamos que combatir por la humanidad y contra la barbarie. El entonces l¨ªder de la oposici¨®n se puso a la cabeza de los manifestantes que inundaron las calles gritando ¡°?no a la guerra!¡±, y el 12 de octubre de 2003 se neg¨® a saludar a la bandera estadounidense en el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas. As¨ª se abri¨® en la forma que en ese momento revest¨ªa el pacto social (y el pacto pol¨ªtico que hab¨ªa superado la Guerra Civil), que era lo que tanto hemos llamado ¡°consenso¡±, si no la primera brecha, s¨ª la m¨¢s palmaria, sin que tenga el menor inter¨¦s para el que esto escribe ¡°echar las cuentas¡± de cu¨¢l de los dos que forcejeaban (uno hacia el derechismo y otro hacia el izquierdismo) tuvo m¨¢s ¡°culpa¡± en ello.
Probablemente algunos de los que gritaban ¡°?no a la guerra!¡± cre¨ªan que eran John y Yoko, pero hab¨ªa tambi¨¦n otros que nada ten¨ªan de pacifistas, sino que se opon¨ªan precisamente a esa guerra porque, como dir¨ªa Julien Salingue, no era su guerra. Desde luego, nadie en aquellas manifestaciones ¡ªque fueron el primer germen del (as¨ª llamado) 15-M¡ª era partidario de los m¨¦todos o de los objetivos de Al Qaeda, pero muchos pensaban que el terrorismo ?yihadista era la expresi¨®n (err¨®nea y sanguinaria) de un ¡°problema real¡± (los desequilibrios econ¨®micos entre el Norte y el Sur) al que la pol¨ªtica exterior occidental no era capaz de dar m¨¢s respuesta que los bombardeos. Un discurso que volvi¨® a escucharse con ocasi¨®n de los atentados de Par¨ªs y de Bruselas en 2015 y 2016.
Unos meses antes del 11 de septiembre de 2001, Salom¨¦ Zourabichvili lo hab¨ªa advertido en Toledo: ¡°Cuanto m¨¢s f¨¢cil sea para un contendiente intervenir militarmente sin que ¨¦l o su poblaci¨®n corran riesgo alguno, y causando al mismo tiempo un gran da?o al enemigo, ¨¦ste, sinti¨¦ndose totalmente inerme, tender¨¢ a recurrir a todos los medios a su alcance (¡); es la respuesta del d¨¦bil, que busca los medios m¨¢s sucios para, a pesar de todo, poder hacer da?o de alg¨²n modo. As¨ª que esta relaci¨®n entre guerra limpia y terrorismo sucio es una reflexi¨®n que Europa no puede permitirse no hacer¡±. Los aut¨¦nticos lo interpretaron en el mismo sentido en el que los comunistas del siglo XIX y del XX hab¨ªan interpretado los atentados revolucionarios, y en el mismo quedaba a la voluntad isl¨¢mica de sacrificio, es decir, en el de que el terrorismo es la forma que adopta la guerra justa (¡°la ¨²nica guerra justa de toda la historia de la humanidad¡±) en condiciones de inferioridad militar.
¡®ESTUDIOS DEL MALESTAR¡¯

Jos¨¦ luis pardo (Madrid, 1954) es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y colaborador de EL PA?S. Es autor de una veintena de libros, como La regla del juego (Premio Nacional de Ensayo 2005), Palabras cruzadas (con Fernando Savater), Esto no es m¨²sica, Nunca fue tan hermosa la basura o Est¨¦tica de lo peor. En Estudios del malestar, Pardo habla de cu¨¢ndo empez¨® a gestarse la crisis del Estado de bienestar.
Este diferendo con respecto al terrorismo yihadista se puso de manifiesto una vez m¨¢s en los atentados contra los trenes de Atocha cometidos por Al Qaeda en Madrid en marzo de 2004. Estos atentados fueron los primeros en los cuales, desde la muerte del dictador, el centro-izquierda y el centro-derecha no pudieron, no supieron o no quisieron ¡°cerrar filas¡± frente a las amenazas extrademocr¨¢ticas contra el ¡°bienestar¡±, escenificando de este modo no la ¡°unidad¡± de la sociedad espa?ola en torno a las bases morales de la democracia, sino justamente su divisi¨®n. Es decir, que por primera vez se hizo patente con toda claridad la existencia de aquella brecha entre ambos por cuya abertura se pudo escuchar ese malestar ¡°residual¡± de quienes hab¨ªan quedado voluntariamente fuera del consenso en 1978, ese malestar que llevaba muchos a?os silenciado o confinado en guetos socialmente opacos. La manifestaci¨®n ¡°espont¨¢nea¡± (pero convocada por SMS) que se reuni¨® el 13 de marzo frente a la sede del PP en la calle de G¨¦nova de Madrid, en plena ¡°jornada de reflexi¨®n¡± de unas elecciones generales ¡ªy en la que la extrema izquierda pol¨ªtica coincidi¨® con la art¨ªstico-cultural y con la universitaria¡ª, fue el segundo precedente de lo que luego ser¨ªa el 15-M. Si entonces no estall¨® a¨²n aquel movimiento fue porque en la manifestaci¨®n tambi¨¦n estaba (aunque no oficialmente) la socialdemocracia, que todav¨ªa era vista por parte de aquella multitud como una alternativa, y que despu¨¦s de ganar las elecciones gobern¨® siempre ¡ªhasta mayo de 2010¡ª sin perder de vista a esa muchedumbre. La vieja ¡°minor¨ªa residual¡±, a medida que el consenso constitucional se iba debilitando, se hab¨ªa vuelto electoralmente relevante. Y esto fue as¨ª porque se dio all¨ª la convergencia entre dos clases de malestar: el de los ¡°aut¨¦nticos¡±, que se adaptan mal a los tiempos de paz y peor a¨²n al Estado de bienestar jur¨ªdico, para quienes la abertura de grietas en ese Estado y en los consensos que lo sustentaban es la ocasi¨®n para recuperar el tiempo perdido y volver a la carga; y el malestar de quienes, partidarios honestos del Estado de bienestar, ve¨ªan su estructura jur¨ªdica peligrar por la aparici¨®n de una gran franja mundial f¨ªsico-virtual de alegalidad (y en la que precisamente por eso surgen muchos candidatos a llamarse ¡°Estado¡±, aunque s¨®lo ret¨®ricamente puedan usar esta denominaci¨®n) por la que corren descontroladamente las bombas, los ej¨¦rcitos irregulares, las masas de refugiados, el petr¨®leo (y otras materias primas), el capital financiero, las armas, el dinero, las drogas y la propaganda, y que, aunque s¨®lo en ocasiones impacta directamente sobre las democracias occidentales, es capaz, desde la distancia, de minar sus instituciones, vampirizar sus cuentas p¨²blicas, erosionar su legalidad y degradar su tejido civil.
Ganador del Premio Anagrama de Ensayo, el ¨²ltimo libro del fil¨®sofo espa?ol reconstruye la ruptura del consenso constitucional
Todas las ¡°novedades¡± que se han producido en la pol¨ªtica espa?ola en la ¨²ltima d¨¦cada se relacionan con esa ¡°brecha¡± abierta en el consenso constitucional, ese consenso que representaba el pacto social y el acuerdo pol¨ªtico de base y que permit¨ªa que los diversos intereses en juego circulasen (seg¨²n met¨¢fora de Max Weber) sobre los ra¨ªles de un mismo relato de pa¨ªs que la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos compart¨ªan. El 15-M y el independentismo catal¨¢n, nacidos al calor de la crisis econ¨®mica, fueron intentos de aumentar el tama?o de la brecha hasta partir en dos el tejido civil y organizar el panorama pol¨ªtico en t¨¦rminos de un antagonismo irreconciliable entre las dos orillas que, en el caso del independentismo, les permiti¨® a sus propagandistas ¡°ali?arse un enemigo con todo el sabor y autoridad de 300 a?os de cocci¨®n¡± y, en el del indignacionismo, capacit¨® a sus dirigentes para resucitar la estantigua del ¡°capitalismo¡± como el enemigo que no solamente hac¨ªa necesaria la reanudaci¨®n de la lucha de clases, sino tambi¨¦n de la b¨²squeda de la autenticidad pol¨ªtica que la democracia burguesa y ¡°representativa¡± hab¨ªa pervertido.
Extracto de Estudios del malestar. Pol¨ªticas de la autenticidad en las sociedades contempor¨¢neas, de Jos¨¦ Luis Pardo, que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo y saldr¨¢ la venta el 2 de noviembre.
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