¡°Stax fue nuestra universidad en los sesenta¡±
El pionero del soul sure?o William Bell retorna con un gran disco al sello emblema del mismo
¡°Nac¨ª en Memphis, en un mundo diferente. Conoc¨ª Nueva York a los 16. En una habitaci¨®n de hotel escrib¨ª una canci¨®n. Y me llev¨® alrededor del mundo¡±. Lo canta William Bell en This Is Where I Live, el ¨¢lbum de nuevas composiciones que le ha devuelto al sello Stax cinco d¨¦cadas despu¨¦s de proporcionarle uno de sus primeros hits: aquella You Don¡¯t Miss Your Water concebida de adolescente en una noche neoyorquina. La etiqueta Stax primigenia, estandarte del soul sure?o, cerr¨® en Memphis en 1975; la actual pertenece a Concord (Universal) y se asienta en Los ?ngeles: ¡°Ellos hab¨ªan editado la banda sonora del documental Take Me to the River [2014], con una colaboraci¨®n entre Snoop Dogg y yo como single. Me ofrecieron este ¨¢lbum en solitario y me intrig¨® lo que para m¨ª equival¨ªa a regresar a casa¡±, admite Bell, todo afabilidad.
El soulman entrega un disco que encaja con el tipo de lanzamientos de la Stax de hoy, reediciones al margen: pocos pero selectos. Desde 2006, cuando volvieron las entregas de nuevo material, estas fluct¨²an entre glorias eternas (Booker T), artistas del neosoul (Angie Stone), mezcladores de g¨¦neros (Ben Harper) o reconversiones milagrosas a lo negro (Nathaniel Rateliff).
Bell compone y coproduce This Is Where I Live con alguien de otro ¨¢mbito, John Leventhal, marido y compinche clave en el poroso universo country de Rosanne Cash. ¡°Buscamos retener parte del sonido visceral de los primeros a?os de Stax Records llev¨¢ndolo al presente¡±, explica el m¨²sico de Memphis. Y el resultado aparece tan terso como los rostros que le recibieron en la nueva sede de su vieja disquera: ¡°Viaj¨¦ a Los ?ngeles. Todos eran veintea?eros o treinta?eros en el staff, aunque conoc¨ªan al dedillo mi carrera, incluidos mis trabajos posteriores en otros sellos¡±. Y lo que signific¨® William Bell (sin relaci¨®n con el vicepresidente y copropietario en los setenta, Al Bell) para la disc??ogr¨¢fica nacida en Tennessee en 1957: ¡°Un chico del barrio, de los projects, que se convirti¨® en hombre para todo: artista, compositor, productor. Stax supuso una universidad para los que entramos al principio, compa?eros muchos de instituto o de iglesia¡±.
Entre el primer single y el primer ¨¢lbum de Bell para Stax pasaron seis a?os. ¡°Me reclutaron y estuve m¨¢s de dos en la mili. A mi vuelta, Otis Redding y otros ya se hab¨ªan establecido como estrellas. Me volqu¨¦ en escuchar la radio y leer sobre m¨²sica para saber hacia d¨®nde iba el mundillo¡±. En Detroit, por ejemplo, florec¨ªa la Motown. Mir¨¢ndose en su espejo, Stax le publicar¨ªa a Bell duetos con Mavis Staples y Carla Thomas, a la manera de los exitosos de Marvin Gaye con compa?eras de sello.
Y antes, a Bell le dio tiempo a innovar: su Everybody Loves a Winner introdujo la primera secci¨®n de cuerda en el sonido Stax. ¡°A este le caracterizaban los n¨²meros m¨¢s r¨¢pidos y bailables que yo tambi¨¦n luc¨ªa en vivo, pero mi alma era m¨¢s de baladista. Seg¨²n mi amigo de infancia Booker T, aport¨¦ al sello un nuevo estilo de cantar, m¨¢s suave. Siempre le he escrito al amor¡±. Igual ocurre ahora en This Is Where I Live: ¡°Soy un rom¨¢ntico sin remedio. John y yo nos hemos centrado en el amor en la edad madura, reflexivo, que piensa en cosas que podr¨ªas haber hecho mejor¡±.
Bell firm¨® con Booker T la cl¨¢sica Born Under a Bad Sign (1967) para el bluesman Albert King, de la que incluye su propia versi¨®n en el disco. ¡°Lo dud¨¦, pero John me convenci¨® con su enfoque, ac¨²stico y sin la ic¨®nica l¨ªnea de bajo. Como tocada bajo un porche¡±. El t¨ªtulo (nacido bajo un mal signo) podr¨ªa aplicarse a la Stax de fines de los sesenta. ¡°En pocos meses, falleci¨® Otis Redding en accidente a¨¦reo, perdimos nuestro cat¨¢logo tras irse al traste el contrato de distribuci¨®n con Atlantic y asesinaron a Martin Luther King en Memphis¡±.
Tras la muerte de Redding, Bell escribi¨® y grab¨® A Tribute to a King, una sentida canci¨®n de homenaje. ¡°Estuvimos una semana juntos mientras ¨¦l registraba la p¨®stuma (Sittin¡¯ on) The Dock of the Bay, lo primero que hac¨ªa despu¨¦s de un problema de garganta. Su viuda y Jim Stewart [el fundador de Stax] se empe?aron en publicar mi tributo¡±. El mismo Stewart que no hab¨ªa le¨ªdo la letra peque?a del contrato con Atlantic, que a¨²n hoy posee los derechos sobre los masters de la primera d¨¦cada de Stax.
En tiempos de extrema tensi¨®n racial, la compa?¨ªa ejerc¨ªa de oasis de integraci¨®n: blancos y negros en la propiedad o en la banda residente, Booker T. & the MG¡¯s. Los disturbios tras el atentado contra Martin Luther King respetaron el edifico (y estudio) del sello, hoy reconstruido en la misma McLemore Avenue y devenido en museo. Al Bell, pese a sus esfuerzos por expandir la firma, con Isaac Hayes como nuevo astro, no pudo con la espiral descendente: calamitoso acuerdo de distribuci¨®n con CBS, demanda contra ella, deudas bancarias, presi¨®n de Hacienda¡ As¨ª, hasta la quiebra. ¡°No ayud¨® el que se marcharan pioneros y se perdiera el ambiente familiar. Pero el que a¨²n hubiera artistas en los charts demuestra el trasfondo pol¨ªtico de la ca¨ªda¡±, arguye Bell. Para entonces, segu¨ªa dedicado a la m¨²sica en Atlanta tras haber estudiado actuaci¨®n: ¡°Reinaba el blaxploitation en el cine y solo me ofrecieron papeles de camello o proxeneta¡±, confiesa sin perder la sonrisa.
Babelia
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