Zadie Smith: ¡°Me interesa sobre todo el estilo. No creo que el argumento sea lo principal en un libro¡±
Considerada un valor de las letras en el Reino Unido, la autora, de madre jamaicana y padre ingl¨¦s, aborda en 'Dientes blancos' el Londres multirracial de fin de siglo y la preocupaci¨®n de sus habitantes por la idea de ser brit¨¢nicos
Con s¨®lo 25 a?os, Zadie Smith est¨¢ considerada como un valor de la literatura inglesa actual. Su primera novela, Dientes blancos, ha tenido una gran aceptaci¨®n cr¨ªtica y se ha convertido en un ¨¦xito de ventas en varios pa¨ªses. En ella, siguiendo el rastro de varias generaciones de distintas familias, Smith habla con buen ritmo del Londres multirracial de finales de siglo y trata con humor el delicado tema de c¨®mo sentirse brit¨¢nico. A pesar de su lanzamiento fulgurante, sin embargo, Zadie Smith parece estar un tanto inc¨®moda con el papel que le toca ejercer de ¡°nueva estrella literaria¡±. Para dejarlo claro, acudi¨® a la entrevista, celebrada en un restaurante de Mantua (Italia), con una mueca de fastidio. ¡°?Oh, no, otra entrevista!¡±, parec¨ªa pensar. Las primeras preguntas las contest¨® con desgana evidente, sin dejar de mirar el plato y en un murmullo apenas audible. De vez en cuando, siempre con la mirada baja, hac¨ªa una pausa para liar un cigarrillo que dejaba que se consumiera entre sus dedos. Poco a poco, por suerte, Zadie Smith se fue animando y empez¨® a hablar de lo que m¨¢s le gusta: la literatura.
PREGUNTA. Publicar una primera novela con el superagente Andrew Wylie (apodado El Chacal) y con un adelanto millonario es un buen espaldarazo de salida.
RESPUESTA. Todo fue por casualidad. Yo no envi¨¦ a nadie la novela. Hab¨ªa publicado un cuento en una revista literaria y un d¨ªa recib¨ª una carta pidi¨¦ndome si ten¨ªa algo para publicar. Envi¨¦ las primeras p¨¢ginas de Dientes blancos y el plan de la novela. A partir de aqu¨ª se dispar¨® todo.
P. ?Es verdad que la empez¨® a escribir a los 21 a?os, mientras se preparaba para los ex¨¢menes finales en la Universidad de Cambridge?
¡°Cuando me pongo a escribir, la primera cosa que me sale es el humor. Unas dosis de humor van bien para no caer en el t¨®pico¡±
R. S¨®lo el principio del libro. Tard¨¦ dos a?os en escribirlo, pero entonces mi vida era f¨¢cil, sin complicaciones ni compromisos.
P. ?Tan aburrida era la universidad?
R. No, al contrario. En Cambridge estudi¨¦ literatura inglesa, lo que me ayud¨® a formarme como escritora. Te hacen leer mucho y esto siempre es bueno. Pero cuando eres estudiante siempre tienes tiempo libre y a m¨ª siempre me ha gustado escribir.
P. En la novela aparece un cient¨ªfico que hace experimentos de gen¨¦tica y se pasa revista a varias generaciones¡
R. No me gusta leer los libros por el tema que tratan. Es una manera period¨ªstica de ver el mundo que no coincide con la m¨ªa. Yo no escribo as¨ª. La novela no s¨¦ muy bien de qu¨¦ va. No lo s¨¦¡
P. Pero est¨¢ claro que aparecen en ella varias generaciones¡
R. Es cierto, pero cuando me puse a escribir la novela lo ¨²nico que s¨¦ es que quer¨ªa escribir sobre un hombre que, tras participar como soldado en la Segunda Guerra Mundial, llegaba a la segunda mitad del siglo XX sin haberse manchado las manos de sangre.
P. Pero en Dientes blancos habla tambi¨¦n de la siguiente generaci¨®n, de la hija de este hombre al que alud¨ªa, Jones, y de los hijos de su amigo, Samad Iqbal.
R. El libro creci¨® m¨¢s all¨¢ de lo que pensaba en un principio. Sali¨® as¨ª.
P. Tambi¨¦n aparecen en ¨¦l las distintas culturas que conviven en el Londres de ahora mismo. Hay gente procedente de Jamaica, de Bangladesh¡
R. Yo quer¨ªa escribir sobre Londres y ser¨ªa absurdo hacerlo sin hablar de gente de distinta procedencia. Pero el tema del libro no son las razas ni nada parecido. Me sorprende que tanta gente me pregunte sobre esto. Para m¨ª es lo m¨¢s normal del mundo. El Londres de ahora es multirracial. Pero la verdad es que esto no me interesa demasiado.
P. ?Qu¨¦ es lo que le interesa?
R. Sobre todo el estilo. Escribo intentando hacer algo bueno con la forma. No creo que el argumento sea lo principal en un libro.
P. Los cr¨ªticos coinciden en que uno de sus m¨¦ritos es saber captar las distintas voces del Londres actual.
R. Porque conozco a mucha gente de Londres, y por supuesto que no todos son iguales. Pero estoy convencida de que cada vez m¨¢s, en los pr¨®ximos veinte a?os, esto ser¨¢ completamente irrelevante. Yo no me dedico a observar a la gente. Me hace gracia que me digan que las voces de la gente de Londres de mi novela son aut¨¦nticas. ?Aut¨¦nticas? ?Y c¨®mo lo saben? ?O quiz¨¢ lo dicen s¨®lo porque soy negra y joven y se supone que s¨¦ muy bien c¨®mo habla esa gente?
¡°Me hace gracia que me digan que las voces de la gente de Londres de mi novela son aut¨¦nticas. ?Quiz¨¢ lo dicen porque soy negra y joven y se supone que s¨¦ muy bien c¨®mo hablan?¡±
P. ?Qu¨¦ piensa cuando lee, como se ha publicado en Inglaterra, que su novela ¡°define la Gran Breta?a del fin de siglo¡±?
R. ?Dios m¨ªo, no!
P. Hay que admitir que sus personajes tienen en com¨²n estar preocupados por la idea de ser brit¨¢nicos.
R. Eso es cierto. Y no tengo ni idea de por qu¨¦ me interesa tanto, pero es as¨ª. Supongo que es un hecho que cuando uno llega de otro pa¨ªs, de otra cultura, la aceptaci¨®n de la realidad brit¨¢nica se hace con esfuerzo. No es un fen¨®meno natural.
P. En Dientes blancos muestra diferentes clases de conflictos que aparecen en los integrantes de la llamada segunda generaci¨®n.
R.?La verdad es que me siento inc¨®moda hablando de mi libro como si analizara el comportamiento de la segunda generaci¨®n de inmigrantes. Me aterra pensar que mis personajes puedan representar a una generaci¨®n. A John Updike, por ejemplo, nunca se le pregunta si su personaje de Corre, conejo representa al hombre blanco en el mundo actual. De mi libro, en cambio, se dice que representa a gente que no conozco. Parece una idea salida del social realismo: es como si yo presentara al p¨²blico la gente ex¨®tica de Londres para entretenerlo. No, lo siento, no es as¨ª. La gente de color y los pobres no est¨¢n ah¨ª para entretenernos. Son gente de verdad.
P. En todo caso, en su novela se sirve del humor para quitar hierro a los conflictos.
R. Cuando me pongo a escribir, la primera cosa que me sale es el humor. Creo que est¨¢ bien hacer re¨ªr a la gente y no tomarse las cosas demasiado en serio. No puedo recordar ning¨²n gran libro que no tenga humor. Unas dosis de humor van bien para no caer en el t¨®pico. Hacen que tengas el ego y la vanidad bajo control.
P. ?Qu¨¦ opina de que se la compare con Salman Rushdie?
R. La verdad es que no lo hab¨ªa le¨ªdo demasiado cuando escrib¨ª mi novela. Es una comparaci¨®n f¨¢cil. Como tengo la piel oscura, dicen: ¡°Escribe como Rushdie¡±. Es una conexi¨®n demasiado f¨¢cil¡ No he estado nunca en la India y, aunque mi madre es jamaicana, s¨®lo he pasado diez d¨ªas de vacaciones en Jamaica. Nac¨ª en Londres y soy brit¨¢nica. Lo de Rushdie es el t¨ªpico invento period¨ªstico¡
P. No s¨¦ por qu¨¦, pero dir¨ªa que no se encuentra muy a gusto en el mundo literario.
R. Lo que de verdad me gusta es escribir en soledad. Lo de la promoci¨®n me cansa. Hablas con mucha gente, todos te dicen cosas, te repiten las mismas preguntas¡ No, no me gusta. Es estresante.
P. Pero supongo que se da cuenta de que es afortunada. A muchos j¨®venes les cuesta encontrar un editor y usted ha visto su primera novela lanzada a bombo y platillo.
R. He tenido suerte, s¨ª, y admito que lo mejor que podr¨ªa pasarme en la vida ser¨ªa no tener que trabajar y poder dedicarme a escribir, pero esto no tiene nada que ver con el rollo de ser famosa. Ser famosa es¡ bueno, siguiente pregunta, por favor.
P. ?Tan mal lleva lo de ser famosa?
R.Me encantar¨ªa poder dedicarme a escribir el resto de mi vida, pero la fama es otra cosa. No la encuentro una experiencia nada interesante. Es todo lo contrario a escribir. Destruye a la gente, alimenta su vanidad¡ No logro entender a los que quieren ser famosos. Quien quiera la fama, se la regalo. Se la puede quedar, yo no la necesito.
¡°No logro entender a los que quieren ser famosos. Quien quiera la fama se la regalo. Se la puede quedar, no la necesito¡±
P. Por lo visto, suspira por volver a casa y ponerse a escribir.
R. Cuando acabe con la promoci¨®n de Dientes blancos no creo que vuelva a repetir nada as¨ª. Hay autores que no van a festivales y que escriben en soledad y el mundo no se hunde. Si de verdad a la gente le interesan mis libros, que los lean y que me dejen tranquila. Al fin y al cabo, si sigo as¨ª no podr¨¦ escribir muchos libros. Y si esto significa que leer¨¢ mis libros menos gente, pues tampoco es una tragedia. Admito que he sido afortunada, pero no quiero pasar por esto nunca m¨¢s. Cuando publique mi pr¨®xima novela no quiero ser una vendedora.
P. ?Firm¨® un contrato por dos novelas, no?
R. En efecto. Espero acabar mi segunda novela en primavera. Se llamar¨¢ The Autograph Man.
P. ?De d¨®nde viene el t¨ªtulo de Dientes blancos?
R. No s¨¦ por qu¨¦ lo eleg¨ª, pero lo tuve claro desde el primer momento. Quiz¨¢ viene de un viejo chiste que corr¨ªa por mi familia: puedes reconocer a un negro por sus dientes blancos.
P. Su novela abarca una cronolog¨ªa muy amplia, desde principios hasta final de siglo, con una parada especial en la Segunda Guerra Mundial.
R. Cuando eres joven, y yo era muy joven cuando empec¨¦ a escribir esta novela, tiendes a ser muy ambicioso.
P. ?El personaje de Irie Jones, hija de madre jamaicana y de padre ingl¨¦s, tiene algo de usted?
R. Mientras escrib¨ªa Dientes blancos me pon¨ªa enferma pensar que la gente podr¨ªa creer que el personaje estaba basado en m¨ª. No, la novela no es autobiogr¨¢fica, aunque quiz¨¢ lo digo ahora porque ya han pasado unos a?os desde que la escrib¨ª y me noto muy cambiada.
P. ?Siempre quiso ser escritora?
R. Pensaba que estar¨ªa muy bien. Pero tambi¨¦n quer¨ªa ser cantante de jazz y bailarina de claqu¨¦.
P. He le¨ªdo que admira a Madonna.
R. Es una gran artista. Antes pensaba que me encantar¨ªa conocerla, pero ahora ya no estoy tan segura. Cuando admiras tanto a alguien, puedes llevarte una desilusi¨®n.
P. ?Qu¨¦ fue lo primero que escribi¨®?
R. Me gustaba escribir narraciones con el estilo de los escritores que admiraba. Escrib¨ªa mis historias, pero con el estilo de otros. Al final, sin embargo, descubres que lo m¨¢s importante es encontrar tu propia voz.
P. ?Ten¨ªa a alg¨²n autor en mente cuando escrib¨ªa Dientes blancos?
R. A Martin Amis y Campos de Londres. Me encanta esta novela. Hay gente que dice que no es bueno tener una novela de otro en mente mientras escribes la tuya, pero no me importa. Conoc¨ª a Amis tras la publicaci¨®n de mi novela y me cay¨® muy bien. Es un gran escritor.
P. ?Qu¨¦ otros autores le gustan?
R. Nabokov, Kafka, Philip Larkin, Flaubert, Tolst¨®i, Vonegut, De Lillo, Woody Allen, Cort¨¢zar¡ Bor- ges no me gusta demasiado, quiz¨¢ porque no lo entiendo. Otro autor que me encanta es John Updike, sobre todo los libros de Corre, conejo¡ No me gusta nada Dostoievski. Antes le¨ªa mucho, pero ahora ya no tengo tanta paciencia. Me encanta Saramago. Es fant¨¢stico. Tiene una gran habilidad para evitar los t¨®picos y escribe con mucho arte y mucha alma.
P. ?Cu¨¢l es su novela preferida de Nabokov?
R. Pnin, que es probablemente lo m¨¢s perfecto que he le¨ªdo en mi vida. Tambi¨¦n Lolita¡
P. ?Ada?
R. No creo que haya nadie a quien le guste Nabokov m¨¢s que a m¨ª, pero no puedo con Ada¡ Muchos opinan que es su mejor libro, pero para m¨ª no lo es.
P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le gusta de Kafka?
R. Para m¨ª, lo mejor de Kafka no son las novelas, sino las frases, los aforismos, la Carta al padre¡ ?l entendi¨® que era imposible escribir una novela sin mentir. Kafka no pretend¨ªa entretener al p¨²blico y escribi¨® algo que va directamente al coraz¨®n de la experiencia humana. A Kafka no le interesa el mundo real. Pynchon tambi¨¦n escribe ajeno al p¨²blico. Es complejo, pero, qui¨¦n sabe, quiz¨¢ dentro de ochenta a?os sus libros se leer¨¢n en las escuelas. No escribe para el hombre de la calle de Am¨¦rica, pero este ya tiene un mill¨®n de cosas para entretenerse. La verdad es que no es f¨¢cil escribir ahora. Hay que competir con los t¨®picos, con el cine, con la televisi¨®n¡
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