Fuego danzante
El nombre de Lo?e Fuller no resultar¨¢ muy familiar pero esta estrella del cambio de siglo fue la inspiradora del subg¨¦nero de las pel¨ªculas-danza
El nombre de Lo?e Fuller no resultar¨¢ muy familiar a la mayor¨ªa de cin¨¦filos contempor¨¢neos y, sin embargo, esta estrella del cambio de siglo fue la inspiradora de todo un subg¨¦nero del cine primitivo: las pel¨ªculas-danza en torno a lo que se dio en llamar el baile Serpentina. Annabelle Whitford, bailarina que segu¨ªa el ejemplo de Fuller, protagoniz¨® Annabelle Serpentine Dance (1894), de la factor¨ªa Edison, para deleite de los usuarios de esos precinematogr¨¢ficos kinetoscopios y los hermanos Lumi¨¨re dieron plena legitimidad cinematogr¨¢fica a la f¨®rmula con Serpentine Dance (1896). Lo?e Fuller negaba y expand¨ªa su cuerpo en sus espect¨¢culos, mediante una particular alquimia de amplios vestidos de seda y sofisticados efectos de iluminaci¨®n que la acreditaban como aut¨¦ntica avanzadilla de una modernidad que, en el terreno de la danza, se liberaba de la ortodoxia para abrazar la abstracci¨®n: es f¨¢cil entender por qu¨¦ sus propuestas alentaron los primeros experimentos de cine en color, tintados a mano, anticipando tanto las est¨¦ticas del futuro cine experimental como las coreograf¨ªas formalistas de Busby Berkeley. Fue una artista de su tiempo, capaz de crear nuevas formas a trav¨¦s de la alianza entre la intuici¨®n espont¨¢nea y las nuevas posibilidades tecnol¨®gicas. Su propuesta radical, como el cine, era un arte de la fluidez y la percepci¨®n.
LA BAILARINA
Direcci¨®n: St¨¦phanie Di Giusto.
Int¨¦rpretes: Soko, Lily-Rose Depp, Gaspard Ulliel, D?enis Menochet.
G¨¦nero: biopic. Francia, 2016.
Duraci¨®n: 108 minutos.
Primer largometraje de St¨¨phanie di Giusto, La bailarina, proyecto en el que los hermanos Dardenne han participado en calidad de coproductores, corre el riesgo de ser subestimado como un biopic convencional cuando, en su interior, se manifiestan gratificantes gestos de heterodoxia. La fidelidad al recorrido biogr¨¢fico de la protagonista hace que en el seno de un mismo relato la sequedad y la dureza del w¨¦stern precedan a la seducci¨®n decadentista de la Belle ?poque sin que la representaci¨®n de tan contrastados universos sucumba a ning¨²n tipo de simplificador pintoresquismo. Con todo, lo m¨¢s poderoso llega con los imaginativos fragmentos de cine-danza que desarrollan un lenguaje contempor¨¢neo, sensorial e inmersivo, para las propuestas de Fuller, merced a la colaboraci¨®n de la core¨®grafa Jody Sperling, una de las grandes valedoras del legado de la artista en el ¨¢mbito de la danza contempor¨¢nea. La bailarina es, tambi¨¦n, una historia de amor tr¨¢gico: el que sinti¨® Fuller por una Isadora Duncan, que, a trav¨¦s de su sensual reivindicaci¨®n del cuerpo, se convirti¨® en negaci¨®n de una visionaria capaz de anteponer la b¨²squeda de la belleza a su propia supervivencia.
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