Una cuesta abajo interminable
Clint Eastwood es incapaz de contagiarme ni un gramo de pasi¨®n, tensi¨®n o entretenimiento con la reconstrucci¨®n de la haza?a que consigui¨® un aviador eminente
No hay fecha de caducidad art¨ªstica, ni la habr¨¢, para un pu?ado de obras maestras y otras pel¨ªculas no tan perfectas pero si atractivas y desasosegantes que se invent¨® Clint Eastwood, ese actor que inicialmente populariz¨® Leone en sus lamentables spaghetti westerns creando una esfinge tan viril. Pero Eastwood ten¨ªa claro que, adem¨¢s de perpetuarse en el estrellato, le apasionaba narrar historias con la c¨¢mara. Y lo hace de forma admirable en el periodo que inicia Bird, la mejor pel¨ªcula que he visto sobre el jazz y la autodestrucci¨®n, hasta Gran Torino, que hubiera podido ser un testamento a la altura de esa obra habitada frecuentemente por las sombras, retratos penetrantes del reverso m¨¢s amargo de su pa¨ªs, vidas rotas o a punto de quebrarse, violencia interna y externa, ultima oportunidad, imposibles redenciones.
SULLY
Direcci¨®n: Clint Eastwood.
Int¨¦rpretes: Tom Hanks, Aaron Eckhart, Valerie Mahaffey.
G¨¦nero: biopic. Estados Unidos, 2016.
Duraci¨®n: 96 minutos.
El inter¨¦s que me despertaba a partir de su biograf¨ªa de Charlie Parker cualquier pel¨ªcula que llevara su firma se ha evaporado hasta l¨ªmites alarmantes en su ultima ¨¦poca. Entiendes que mantener a raya los efectos devastadores de la ancianidad, pasa por no dejar de trabajar, por mantener tu cerebro ocupado con el oficio o el arte al que has dedicado casi toda tu vida, con la acci¨®n y la creatividad que mantiene alejado al aburrimiento, la depresi¨®n o la muerte. Woody Allen tal vez no atraviese sus antiguos y largos estados de gracia, pero su inteligencia, su gracia y su imaginaci¨®n siguen siendo reconocibles. Todo lo contrario me ocurre con las ¨²ltimas pel¨ªculas de Eastwood. Invictus, mediocre y convencional adaptaci¨®n del excelente libro de John Carlin El factor humano, era de una blandenguer¨ªa insufrible. El problema de J. Edgar no consist¨ªa en que todo fuera s¨®rdido en la personalidad y en la metodolog¨ªa del siniestro Hoover, sino que estaba mal contado, con sensaci¨®n de desgana, ambigua en el peor sentido. Y su coqueteo con el cine musical en Jersey Boys (puede tocar con cierto estilo el piano, amar a Thelonious Monk, incluso firmar alguna y discreta banda sonora de sus pel¨ªculas, y no disponer de m¨ªnima gracia al adaptar al cine un triunfante musical de Broadway) me provoc¨® infinito tedio. Su retrato del matador cuyo rifle se carg¨® a m¨¢s gente en la historia del ej¨¦rcito de Estados Unidos en El francotirador no era complejo sino lineal, mon¨®tono, olvidable, con indisimulada tendencia a la hagiograf¨ªa.
Esta ¨²ltima fue el mayor ¨¦xito comercial que ha tenido el cine de Eastwood en Estados Unidos. Tal vez eso le haya animado a proseguir en Sully con la descripci¨®n de h¨¦roes reales de su pa¨ªs que antes permanec¨ªan en el anonimato. Me da igual que hable de perdedores o de ganadores, a condici¨®n de que lo haga con arte y matices. Pero Eastwood es incapaz de contagiarme ni un gramo de pasi¨®n, tensi¨®n o entretenimiento con la reconstrucci¨®n de la haza?a que consigui¨® un aviador eminente, un profesional en posesi¨®n de lo que hay que tener, al lograr un aterrizaje que parec¨ªa imposible y sin provocar ninguna victima en el r¨ªo Hudson. Todo es plano y romo en esta tediosa pel¨ªcula. Ni el guion se ha estrujado el cerebro ni tampoco la burocr¨¢tica direcci¨®n. A Tom Hanks te lo crees porque es imposible que no aporte naturalidad y humanidad a alguien que no se tira el rollo, a un tipo muy normal que resuelve admirablemente su arriesgado trabajo sin buscar el aplauso. Es muy bueno Hanks. Siempre lo ha sido. Es el nuevo James Stewart. Pero el talento de aquel se top¨® frecuentemente con directores excelsos. Y a Hanks le toca protagonizar pel¨ªculas tan insoportables como Inferno y Sully.
Babelia
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