Stephen King, nacido para asustar
La nueva novela de Stephen King y un completo ensayo sobre su prol¨ªfica obra prueban que el maestro de las pesadillas est¨¢ en terror¨ªfica buena forma
Paseando el otro d¨ªa se hizo de noche. Sucedi¨® cuando a¨²n me faltaba un trecho para volver a casa, en la monta?a. Y justo junto al dormidero de cornejas que se encuentra en los altos cedros de la gran vivienda de unas vecinas exc¨¦ntricas. Esa casa de amplios tejados, porches oscuros, jard¨ªn descuidado y ventanales que aparentan mirar inquisitivamente parece una mezcla de la mansi¨®n Marsten de El misterio de Salem¡¯s Lot y el hotel Overlook de El resplandor: no es el mejor sitio para que te pillen las tinieblas. Las cornejas chillaban hist¨¦ricas en sus nidos y revoloteaban, sombras sobre sombras. Cuando empec¨¦ a pensar en los siniestros gorriones de la Mitad oscura, en Susan Norton atrapada en el s¨®tano donde se despereza el vampiro Barlow, en Jack Torrance apartando la cortina del ba?o de la habitaci¨®n 217, en el payaso Penny?wise, en los ni?os del ma¨ªz, en el gato Church, ech¨¦ a correr sin disimulo ni pudor algunos, y no par¨¦ hasta llegar a la puerta de casa. Mientras trataba de meter la llave en la cerradura, ten¨ªa la absoluta seguridad de que algo terrible me acechaba a la espalda, pegado a mi nuca, y que si me giraba estar¨ªa perdido. ¡°La muerte¡±, escribe Stephen King, ¡°es cuando te atrapan los monstruos¡±.
Hay que ver lo que nos ha hecho King. Con sus novelas y relatos ¡ªy las pel¨ªculas basadas en ambos¡ª, ha puesto nombre e im¨¢genes a nuestros peores miedos y pesadillas (a lo que espera debajo de la cama, o en el armario, al Mal Lugar o a la cosa en el sumidero), haciendo surgir lo escalofriante en medio de lo cotidiano (de donde su reciente consideraci¨®n de que Trump es en realidad Cthulhu). Y ah¨ª sigue el escritor, casi medio siglo despu¨¦s de empezar a asustarnos. En terror¨ªfica forma. Hasta le ha premiado Obama (National Medal of Arts, 2015).
Es novedad en Espa?a (donde solo en los ¨²ltimos 10 a?os ha vendido m¨¢s de un mill¨®n de libros) la pen¨²ltima novela de King, Quien pierde paga (Plaza & Jan¨¦s, 2016), con los mismos h¨¦roes de Mr. Mercedes (2014) y en la que vuelve al tema (Misery) de la obsesi¨®n de un lector con su autor favorito. La editorial acaba de publicar tambi¨¦n un completo y util¨ªsimo recorrido por la abundant¨ªsima obra de King (75 libros, 59 de ellos novelas), Todo sobre Stephen King, a cargo del irreductible fan argentino (lleva el Facebook oficial del escritor en castellano, www.facebook.com/todostephenking/) Ariel Bosi, capaz de retratarse ¨¦l mismo frente a la puerta de la habitaci¨®n 217 del hotel Stanley de Estes Park (Colorado) que inspir¨® El resplandor.
Bosi lleg¨® a King a los 14 a?os a trav¨¦s de su madre, que le le¨ªa pasajes de Maleficio. Considera que el ¨¦xito del autor se debe principalmente a que ¡°fue quien moderniz¨® el horror, aggiorn¨¢ndolo al siglo XX¡±. Afirma que King ¡°ha logrado captar al lector popular, quien no ten¨ªa un referente en el g¨¦nero de terror. Siempre se ha mantenido activo y ha hecho una marca registrada de su nombre. Ha sabido conquistar a ese p¨²blico ¨¢vido de historias y no lo ha dejado escaparse¡±.
Leyendo este ensayo ¡ªcon cosas tan buenas como que para grabar la escena del hacha de El resplandor, con Jack Nicholson, Kubrick hizo destruir 70 puertas, o que la mano que emerge al final de la adaptaci¨®n de Carrie, de Brian de Palma, en el mayor susto de la edad moderna (¡°Carrie White arde en el infierno¡±), es la de la propia actriz protagonista, Sissy Spacek¡ª, recuerdas cu¨¢nto ha escrito King y revives viejos y nuevos horrores. Cada uno tiene sus historias favoritas (para m¨ª, El misterio de Salem¡¯s Lot, que tengo dedicada, y Cementerio de animales; en cambio, no puedo con La torre oscura). Es lugar com¨²n denostar novelas y etapas enteras de la producci¨®n del autor (o al propio autor, como hace Harold Bloom). A veces tan insufriblemente prolijo, a veces tan vulgar. Decir que es un escritor en decadencia. Pero a ¨¦l le trae al pairo y sigue reinvent¨¢ndose. As¨ª han llegado cosas espl¨¦ndidas como 22/11/63 (2012), sobre un viaje en el tiempo para impedir el asesinato de Kennedy, con pasajes de devastadora emoci¨®n. O Doctor Sue?o (2013), la estupenda continuaci¨®n de El resplandor, por la que no d¨¢bamos un c¨¦ntimo.
El escritor considera que una de las claves del g¨¦nero es que inventamos horrores ficticios para hacer m¨¢s llevaderos los reales
Todo empez¨® con Carrie. Recuerdo la impresi¨®n que nos caus¨® en 1974. Carrie cambi¨® nuestras vidas, sobre todo porque cambi¨® la de Stephen King convirti¨¦ndole en escritor de ¨¦xito y abriendo la espita que lanz¨® la nube de sus terrores sobre el mundo. De d¨®nde sal¨ªa todo eso apenas lo aclaran las biograf¨ªas y los recuerdos del propio King, un chico estadounidense aparentemente del mont¨®n, de clase media baja ¡ªhasta vivi¨®, de reci¨¦n casado, en una caravana, y tuvo que vender sangre y ?robar hamburguesas!¡ª, que ilustra muy bien el sue?o americano del self made man y el precio que se paga por ello (adicciones incluidas).
Nacido en Portland el 21 de septiembre de 1947 ¡ªjusto cuando el a?o cruza la frontera entre las mieses doradas del verano y los estremecimientos del oto?o, como bien habr¨ªa se?alado su admirado Ray Bradbury, el que escribi¨®: ¡°Si vinieras de visita a mi tumba, trae una manzana para los fantasmas¡±¡ª, Stephen Edwin King tuvo una llegada milagrosa: su madre no pod¨ªa concebir hijos. El padre, en todo caso, no qued¨® muy impresionado, pues a los dos a?os se larg¨® de casa para no volver.
Se se?alan como hitos en el advenimiento del autor de terror m¨¢s influyente de la literatura moderna ¡ªs¨ª: King est¨¢ a la altura de sus admirados Poe, de Machen, de Lovecraft¡ª la noche en que de peque?o escuch¨® la adaptaci¨®n radiof¨®nica de La tercera expedici¨®n, cuento de Bradbury incluido en las Cr¨®nicas marcianas; el hallazgo en el desv¨¢n, en una caja de su padre, de una antolog¨ªa de Lovecraft, y el lanzamiento del Sputnik I en 1957, que llen¨® de pavor a EE UU y a ¨¦l le pill¨® viendo en un cine La tierra contra los platillos voladores. Le influy¨® tambi¨¦n que, cuando ten¨ªa cuatro a?os, regres¨® mortalmente p¨¢lido a casa tras haber sido atropellado (y muerto) por un tren el ni?o con el que jugaba, sin recordar nada. Y algo habr¨¢ tenido que ver el que, por falta de presupuesto, para ir a la escuela en secundaria, en vez de autob¨²s escolar, usaran en su pueblo de adopci¨®n (Durham) un coche f¨²nebre reconvertido¡ Quiz¨¢ eso le inspir¨® para comprar la camioneta que le atropell¨® y casi le mata en 1999.
En su ensayo Danza macabra (Valdemar, 2006), King se?ala algunas claves del g¨¦nero, como que inventamos horrores ficticios para hacer m¨¢s llevaderos los reales, y revela alguno de sus mecanismos: pulsar los puntos vulnerables, ¡°puntos de presi¨®n f¨®bica¡± (ratas, espacios cerrados, la oscuridad, la locura, la muerte de un hijo). Dice que las cosas m¨¢s terribles a menudo pasan en el ba?o: descubrirte un bulto, ver sangre, observar c¨®mo te vuelves calvo. La verdad es que ¨¦l conoce los rincones m¨¢s oscuros del bosque. Tiene ese don, terrible como los que poseen algunos de sus personajes. Nacido para asustar.
Miren qu¨¦ inquietante este comentario suyo: ¡°Hay una casa vieja, ruinosa y abandonada en cada pueblo, excepto, quiz¨¢, en Stratford, Connecticut, pero all¨ª tienen sus propios problemas¡±. ?C¨®mo puede hacer King que suene escalofriante hasta una frase de Robert Frost: ¡°El hogar es el lugar en el que cuando vas, tienen que dejarte entrar¡±?
Recuerdo, para acabar, un chiste macabro de Stephen King del que, como de todo lo suyo, ya nunca puedes deshacerte. ?Cu¨¢l es la diferencia entre un cami¨®n lleno de balones y otro lleno de beb¨¦s muertos? Que el de balones no puedes descargarlo con una horca. Ah¨ª queda, mientras anochece.
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