Dinamarca se va a la guerra
Las dos ¨²ltimas candidatas danesas a los Oscar marcan el inicio del festival sevillano de cine
El m¨²sculo de Dinamarca en el cine europeo crece y crece. Probablemente sea el pa¨ªs en proporci¨®n con su poblaci¨®n (5,6 millones de habitantes) con m¨¢s cineastas del planeta. M¨¢s all¨¢ de la m¨ªtica productora Zentropa, la empresa de Lars von Trier y de nombres de creadores en activo como Thomas Vintenberg, Nicolas Winding Refn, Susanne Bier, Bille August, S?ren Kragh-Jacobsen, Ole Christian Madsen o J?rgen Leth, de actores omnipresentes como Mads Mikkelsen, Nikolaj Coster-Waldau, Ulrich Thomsen o Sidse Babett Knudsen, que lo mismo ruedan una serie estadounidense que un drama en su pa¨ªs o encarnan a un villano de Bond, hay un amor generalizado por el cine en Dinamarca basado en una excepcional educaci¨®n audiovisual que hace que desde cr¨ªos los daneses vean y sepan ver cine. En el festival de cine de Sevilla el s¨¢bado fue el d¨ªa dan¨¦s: se proyectaron las dos ¨²ltimas candidatas de esta naci¨®n a los Oscar, y ambas tienen que ver con su participaci¨®n en conflictos b¨¦licos.
La primera, A war, de?Tobias Lindholm, lleg¨® a estar en el quinteto finalista al Oscar a mejor filme de habla no inglesa en la ¨²ltima edici¨®n. Dinamarca forma parte de la coalici¨®n militar que ayuda en la reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n -un escenario que ya mostr¨® Hermanos (Br?dre), de Bier, premios a mejor actor y actriz en el certamen de San Sebasti¨¢n- y su labor no es nada f¨¢cil, en constante enfrentamiento con los talibanes. En ese terreno, un comandante de un destacamento militar debe tomar una decisi¨®n dif¨ªcil para salvar a uno de sus soldados desalentados, una l¨ªnea argumental que avanza en paralelo a las dificultades de su esposa con sus tres hijos en Dinamarca. Los amantes de la serie de televisi¨®n Borgen disfrutar¨¢n con la presencia como protagonista de Johan Philip Asb?k (jefe de prensa de la primera ministra en la peque?a pantalla), adem¨¢s de algunos rostros de aquella serie entre los secundarios. El resto asistir¨¢ a una pel¨ªcula precisa, dirigida al gran p¨²blico, sin perder inter¨¦s por la autor¨ªa.
La segunda, Land of mine, de?Martin Pieter Zandvliet, ahonda en la memoria hist¨®rica sin tapujos por mostrar las verg¨¹enzas. Al acabar la II Guerra Mundial, en Dinamarca hab¨ªa 2,2 millones de minas antipersona, colocadas por los nazis en su costa occidental por si los aliados hubieran elegido ese lugar para invadir Europa. Para desactivarlas y retirarlas utilizaron a prisioneros alemanes, m¨¢s de 20.000 que acabaron muertos o mutilados por las explosiones. En Land of mine se muestra esa oscura labor a trav¨¦s de un pelot¨®n mandado por un sargento dan¨¦s y catorce soldados alemanes, unos pocos adolescentes y el resto ni?os. Es decir, la otra cara de haza?as m¨¢s heroicas mostradas, por ejemplo, en Flame y Citr¨®n. Dura, bella, a veces previsible, siempre inteligente, Land of mine mantiene su fuerza gracias a su complejo protagonista y a no esconder ning¨²n detalle de la historia. Por cierto, Dinamarca limpi¨® el ¨²ltimo campo de minas en julio de 2012.
Ambas pel¨ªculas han tenido un gran recibimiento en el certamen, y las dos tendr¨¢n distribuci¨®n en Espa?a. Hay que reconocer que el festival casi todas sus sesiones llenan en un primer fin de semana marcado por las bellas palabras del actor franc¨¦s Vincent Lindon, que recogi¨® su Giraldillo de Honor en la ceremonia de inauguraci¨®n; la omnipresencia de su compatriota Mathieu Amalric -en dos d¨ªas se han proyectado cuatro pel¨ªculas suyas-; el ¨¦xito de La muerte de Luis XIV, de Albert Serra (tras su paso por Cannes y su reciente estreno en Francia), y de Le fils de Joseph, de Eug¨¨ne Green, cineasta neoyorquino que tras d¨¦cadas de vida en Par¨ªs defiende en la capital andaluza su europeidad; la proyecci¨®n de la copia restaurada del cl¨¢sico checo de ciencia ficci¨®n Ikarie XB 1 (1963), y de las diversas sesiones del panorama andaluz con ejemplos como Las llaves de la memoria, de Jes¨²s Armesto. Y esto acaba de empezar.
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