Histrionismo sin gracia
El estereotipo de mujer joven alejada del ideal social tiene en Bridget Jones un modelo literario del que han ido surgiendo derivaciones
El estereotipo contempor¨¢neo de mujer joven alejada del ideal social, en su f¨ªsico y en sus relaciones sentimentales y personales, en eterna lucha consigo misma, m¨¢s incluso que con los dem¨¢s, tiene en Bridget Jones un modelo literario del que han ido surgiendo derivaciones (o directamente copias) m¨¢s o menos afortunadas, reconocibles e identificables en medio mundo. En Espa?a, la novela de Laura Norton No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, y la presente adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica dirigida por Mar¨ªa Ripoll, adem¨¢s de explicitar desde el t¨ªtulo ese est¨¢ndar de comportamiento, pone sobre la mesa cu¨¢nto hay a nuestro alrededor de mensaje publicitario, incluso de ocurrencia de red social. Y no solo en la posible venta de una novela o pel¨ªcula, sino en nuestra propia existencia.
NO CULPES AL KARMA DE LO QUE TE PASA POR GILIPOLLAS
Direcci¨®n: Mar¨ªa Ripoll.
Int¨¦rpretes: Ver¨®nica Echegui, ?lex Garc¨ªa, David Verdaguer, Cecilia Freire, Jordi S¨¢nchez.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2016.
Duraci¨®n: 98 minutos.
El lema "no culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas", como un estado de whatsapp o una bio de Twitter a los que se le escapa por las rendijas el postureo, ejerce al mismo tiempo de falsario mensaje y de atractivo t¨ªtulo, una frase hecha, de insufrible lenguaje moderno (por lo del karma, no por lo de gilipollas, que es de toda la vida), que nada tiene que ver con la espiritualidad. Mar¨ªa Ripoll, con amplia experiencia en la comedia rom¨¢ntica cosmopolita con tendencia a la sofisticaci¨®n, en pel¨ªculas notables (Lluvia en los zapatos, Tu vida en 65'), aceptables (Rastros de s¨¢ndalo) y fallidas (Tortilla soup, Ahora o nunca), hace lo que puede con un material de derribo sin talento c¨®mico ni emoci¨®n rom¨¢ntica. En el inicio, esos planos con el personaje en plano medio y el papel pintado detr¨¢s, con canciones pegadizas de fondo, aunque cerca de lo publicitario, otorgan cierto estilo a un producto que, sin embargo, se derrumba en cuanto los personajes se ponen a hablar.
Atravesada por un histrionismo desaforado y desmedido, que la pel¨ªcula tenga un par de secuencias sonrojantes (la primera comida familiar, la del robo de las plumas en el zoo) es casi lo de menos comparado con el continuo deus ex machina en la resoluci¨®n de las situaciones y los giros dram¨¢ticos (y el desfile de modas es el mejor ejemplo). Y la protagonista, interpretada por una Ver¨®nica Echegui que convierte en actuaciones mesuradas los moh¨ªnes de Ren¨¦e Zellweger en Bridget Jones y los tics de Hugh Grant con las gafas en Cuatro bodas y un funeral, est¨¢ lejos de resultar ese personaje encantador, y adorable en sus errores, con el que poder identificarse.
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