Hemos nacido en tiempos dif¨ªciles
El padre de la ecofilosof¨ªa propone una ¨¦tica participativa que supere la contraposici¨®n del hombre con la naturaleza
"La filosof¨ªa acad¨¦mica de nuestro tiempo, escrita por puros cerebros, se ha vuelto ilegible para la gente corriente e incluso para quienes est¨¢n mejor formados¡±, constata Henryk Skolimowski: se erige ¡°como un curioso monumento en ruinas¡±. Ante las ruinas (se sabe) s¨®lo cabe la contemplaci¨®n respetuosa y el alivio de no tener que vivir en ellas, pero el autor explora otra v¨ªa, la del desplazamiento. Nacido en Polonia en 1930 pero doctorado en Oxford y con una larga experiencia docente en Estados Unidos, Skolimowski propone desplazar el centro de la discusi¨®n filos¨®fica del ¨¢mbito del sujeto al de su interacci¨®n con el mundo.
No se trata de negar la larga y muy rica tradici¨®n del pensamiento occidental, cuyo tema ha sido de forma predominante el individuo, sino, afirma el autor, de proponer un nuevo comienzo para el cual ¨¦ste se inspira en los presocr¨¢ticos: en su recurso a la imaginaci¨®n, en la fuerza po¨¦tica de sus ideas, en su uso de los s¨ªmbolos, en su condici¨®n (por fin) de pioneros, los presocr¨¢ticos le permiten desembarazarse de un pensamiento filos¨®fico absorto en su propia contemplaci¨®n para avanzar hacia un modelo presidido por la mente y por la forma en que ¨¦sta adquiere un conocimiento del mundo que es, esencialmente, cocreador: al contemplarlo, la mente participa de ¨¦l y contribuye a su existencia, al tiempo que, como es evidente, se crea a s¨ª misma y al sujeto. Un ¡°nuevo concepto de persona¡± surge as¨ª en reemplazo de modelos ¡°antiguos [que] se han vuelto completamente inservibles¡±; de acuerdo con ¨¦l, el hombre es, sencillamente, una cierta sensibilidad en interac?ci¨®n permanente con lo que la rodea. ¡°Nuestros esfuerzos participativos deben favorecer la vida a largo plazo¡±, sostiene Skolimowski, quien es considerado el padre de la ecofilosof¨ªa: la supervivencia del mundo y la nuestra dependen de que nuestra sensibilidad ¡°evolucione¡± (la expresi¨®n es del autor) hacia formas de interacci¨®n que contemplen la responsabilidad y la compasi¨®n hacia todas las criaturas vivientes.
¡°Necesitamos crear formas participativas de vida que vayan m¨¢s all¨¢ de las maneras de participaci¨®n que ejemplifican el bingo o el carrusel del consumo¡±, afirma Skolimowski. En La mente participativa revisita las concepciones de empiristas y racionalistas, destaca las figuras del fil¨®sofo austriaco Karl Popper y de Pierre Teilhard de Chardin, da cuenta de las formas de comprender el mundo que han caracterizado el pensamiento occidental desde su origen, rechaza (por considerar que ya no funcionan, en el sentido de que no permiten vivir ¡°mejor¡± o ¡°evolucionar¡±) tanto la religi¨®n como el conocimiento cient¨ªfico y el pensamiento racional (que el autor considera una respuesta a las demandas del medio no m¨¢s sofisticada ni ¨²til que la que ha garantizado la supervivencia de formas de vida supuestamente ¡°inferiores¡±, como las amebas); tambi¨¦n discute la teor¨ªa de la verdad como correspondencia, revisa la funci¨®n de los s¨ªmbolos en ¡°la evoluci¨®n del hombre¡± (en una elecci¨®n por completo injustificada escoge s¨®lo tres: el Buda sobre la flor de loto, la cruz cristiana y la Shiva danzante), dise?a la relaci¨®n entre la mente y el mundo como una espiral de conocimiento, propone (finalmente) un modelo en el marco del cual el ¡°yo individual¡± se inserta en el ¡°yo social/cultural¡±, el cual, a su vez, participa del ¡°yo c¨®smico/universal¡±: de esta serie de participaciones y pertenencias se extrae la naturaleza del hombre, pero tambi¨¦n la propuesta de una ¨¦tica participativa que supere el agotamiento de las formas tradicionales de pensamiento filos¨®fico y las categor¨ªas monol¨ªticas que contraponen al hombre con la naturaleza y a su esencia de lo que ¨¦ste hace consigo y con los dem¨¢s. Al fin y al cabo, ¡°hemos nacido en tiempos dif¨ªciles y, de forma justificada, podr¨ªamos sentir l¨¢stima de nosotros mismos. [¡] Los periodos cr¨ªticos como el nuestro destruyen muchas almas menores, pues suponen un reto para nuestra esencia ¨²ltima, [pero] aquellos que la asuman prevalecer¨¢n y dar¨¢n testimonio de la fibra indestructible de la condici¨®n humana¡±.
La mente participativa. Henryk Skolimowski. Traducci¨®n de Juan Arnau y Su Lle¨®. Atalanta, 2016. 484 p¨¢ginas. 29 euros
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