Intensa dualidad
Se publica la biograf¨ªa y el nuevo disco de las hermanas pianistas Katia y Marielle Lab¨¨que, que act¨²an este martes en Iberm¨²sica
La francesa Katia Lab¨¨que (Bayona, 1950) y su hermana Marielle (Bayona, 1952) forman desde hace cuatro d¨¦cadas el d¨²o de pianistas m¨¢s famoso del mundo. Se iniciaron grabando con Olivier Messiaen en 1969 y, once a?os despu¨¦s, consiguieron el primer disco de oro de cl¨¢sica en Francia por su grabaci¨®n de Rhapsody in Blue. Su repertorio es inmenso. Desde Mozart hasta Glass, pasando por Rajm¨¢ninov, Bart¨®k y Poulenc, entre otros. Y han frecuentado tambi¨¦n el jazz, el flamenco, el folclore vasco o la electr¨®nica. Una intensa vida musical a cuatro manos que acaba de ser objeto del ¨²ltimo libro de Renaud Machart, cr¨ªtico y periodista de Le Monde, en Buchet/Chastel. Cuatro manos en dos personalidades completamente diferentes. Las hermanas Lab¨¨que esbozan al final del libro sus retratos cruzados: ¡°[Katia] siempre est¨¢ dispuesta a asumir riesgos en la m¨²sica, como en la vida¡±, afirma Marielle de su hermana mayor. ¡°[Marielle] es el fundamento de la m¨²sica. No hay libertad sin su rigor y disciplina. Puedo volar y ella siempre me captura¡±, reconoce Katia de su hermana menor.
Las aparentemente divergentes hermanas Lab¨¨que act¨²an hoy en el Auditorio Nacional con tres composiciones a cuatro manos o dos pianos de Debussy, Ravel y Stravinski. ¡°La clave de nuestro d¨²o reside en la formaci¨®n que recibimos como solistas¡±, reconoce Katia a EL PA?S por tel¨¦fono desde el palacio que comparte en Roma con su hermana y sus respectivas parejas, el productor y compositor David Chalmin y el director de orquesta Semy¨®n Bychkov. Las Lab¨¨que descubrieron que eran musicalmente complementarias tras graduarse en 1968. ¡°En la vida, como en la m¨²sica, lo m¨¢s importante es la independencia tanto en una pareja como en un d¨²o. Ninguno domina sobre el otro sino que lo ayuda y estimula¡±, a?ade la pianista francesa.
El reto para ellas ha sido construir un repertorio para dos pianos que era pr¨¢cticamente inexistente. ¡°Ten¨ªamos un concierto de Mozart, pero ninguno de Beethoven o Chopin. Con el tiempo hemos tocado pr¨¢cticamente toda la m¨²sica original de los siglos XIX y XX, pero tambi¨¦n arreglos y encargos de nuevas composiciones. Hemos crecido inventando repertorios con mucha libertad¡±, recuerda. Acaban de participar en el proyecto Love Stories, donde tocan una versi¨®n instrumental de West Side Story junto a una composici¨®n de Chalmin que incluye una coreograf¨ªa de siete bailarines de breakdance, guitarra el¨¦ctrica, electr¨®nica y bater¨ªa. Y preparan nuevos proyectos de m¨²sica vasca con Kalakan y el contratenor Carlos Mena, pero tambi¨¦n una gira mundial con Bychkov tocando el Concierto para dos pianos de Max Bruch. Tampoco han evitado los fortepianos de ¨¦poca que les ha permitido tocar de otra manera el referido concierto de Mozart o retrotraer su repertorio hasta Bach.
Las inquietas Lab¨¨que publican tambi¨¦n esta semana un nuevo disco en Deutsche Grammophon. ¡°Tenemos una alianza ideal, pues se nos permite grabar en nuestro estudio de Roma con Chalmin, nuestro productor, y despu¨¦s ellos se hacen cargo del dise?o y la distribuci¨®n¡±, informa. El nuevo CD, titulado Invocations, incluye precisamente las mismas obras que se escuchar¨¢n hoy en Iberm¨²sica. ¡°Hemos elegido dos composiciones centradas en plegarias paganas como La consagraci¨®n de la primavera, de Stravinski, en la versi¨®n original del compositor para dos pianos, y Seis ep¨ªgrafes antiguos, de Debussy, para piano a cuatro manos¡±, aclara. Oponen el car¨¢cter violento del ruso frente al evocador del franc¨¦s. ¡°La consagraci¨®n, de Stravinski, es francamente interesante para dos pianos, pues resulta mucho m¨¢s clara que la orquestal, aunque no menos intensa; todav¨ªa hoy causa un shock entre el p¨²blico¡±, opina. El programa del concierto se completa con la Rapsodia espa?ola, de Ravel, tambi¨¦n original para dos pianos. ¡°Ravel est¨¢ vinculado como nosotras con el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. Crecimos escuchando su m¨²sica, pues nuestra madre hab¨ªa sido disc¨ªpula de su gran amiga Marguerite Long¡±, rememora.
Con el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s y con Espa?a. Las Lab¨¨que mantienen una estrecha relaci¨®n con nuestro pa¨ªs desde hace a?os. Queda patente en el origen del documental The Lab¨¨que Way de F¨¦lix C¨¢bez (El Deseo, 2012), pero tambi¨¦n en el referido libro de Machart. El cr¨ªtico de Le Monde, que siempre las hab¨ªa atacado con dureza en sus art¨ªculos, cambi¨® bruscamente de opini¨®n en 2004 tras escucharlas tocar Debussy y Stravinski en la Quincena Musical de San Sebasti¨¢n. ¡°Machart nos hizo mucho da?o con sus cr¨ªticas en el pasado, pero despu¨¦s public¨® la rese?a m¨¢s bella que hemos recibido. Nos pareci¨®, por tanto, la persona ideal para escribir nuestra biograf¨ªa¡±, termina.
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