El maltrato animal en aforismos
El uso de la raz¨®n hace avanzar el esp¨ªritu de los tiempos, por ello la antig¨¹edad de una tradici¨®n es m¨¢s motivo de sospecha que de admiraci¨®n
Para Arthur Schopenhauer la envidia (el dolor por el placer ajeno) es m¨¢s comprensible que el morbo (el placer por el dolor ajeno): la envidia es humana, el morbo (Shadenfreude) es demoniaco. Pero pocos pensaban as¨ª en otro tiempo. En el a?o 80 el emperador romano Tito inaugur¨® el Coliseo con una fiesta de 100 d¨ªas en la que murieron centenares de personas, 4.000 animales dom¨¦sticos y 5.000 salvajes. Por las ma?anas la concurrencia se deleitaba con peleas que combinaban una gran diversidad de animales: toros, elefantes, jabal¨ªes, leones, leopardos, liebres, rinocerontes, b¨²falos, bisontes, hipop¨®tamos, cocodrilos, monos, humanos¡ El poeta Marco Valerio Marcial describe el caso de un toro que, tras recibir est¨ªmulos en forma de pinchazos y quemaduras, corri¨® enloquecido por toda la arena hasta que un elefante acab¨® con su vida. Tambi¨¦n hay testimonio de otro toro despanzurrado por el doble cuerno de un rinoceronte encolerizado. A mediod¨ªa ten¨ªan lugar las ejecuciones de criminales y desertores, momento que algunos dignatarios aprovechaban para salir a almorzar. Y por las tardes era cuando se programaban las esperadas luchas de gladiadores y las sanguinarias escenificaciones de batallas navales (naumaquias). El Coliseo funcion¨® durante cinco siglos con estos entretenidos espect¨¢culos y sus piedras vieron morir a medio mill¨®n de personas y m¨¢s de un mill¨®n de animales salvajes, toda una tradici¨®n sin duda. Sus nost¨¢lgicos debieron invocarla con furia cuando, en el a?o 523, se vendieron las entradas para la ¨²ltima carnicer¨ªa. Como si lo estuviera oyendo: al que no le guste que no venga.
1. Tras la expulsi¨®n del para¨ªso una voz tron¨®: ?y ahora comeos los unos a los otros!
2. El progreso moral, un logro cultural con lastre natural (la vida come vida).
3. No se puede vivir sin contradicciones pero s¨ª con las m¨ªnimas.
4. Cabras defenestradas, patos a la mar, peleas de perros o de gallos, toros con las astas en llamas, gansos decapitados por mozos a caballo¡, ?de verdad no se nos ocurre nada m¨¢s divertido?
5. El dodo (Raphus cucullatus), una enorme paloma no voladora y no comestible, fue extinguida a bastonazos por los primeros europeos, al parecer no hab¨ªa otros pasatiempos en la isla Mauricio.
6. Hay pueblos de una rara belleza moral cuyos festejos no prev¨¦n el maltrato de un ser vivo.
7. No hay salto del progreso moral que no demande la ruina de una tradici¨®n.
8. La tradici¨®n no es argumento contra la evoluci¨®n de nada.
9. La moda, con el tiempo, se cubre de polvo, polvo que luego se compacta en fina pel¨ªcula, pel¨ªcula que el tiempo pule y lustra hasta que alguien proclama que ha nacido una vieja tradici¨®n.
10. El uso de la raz¨®n hace avanzar el esp¨ªritu de los tiempos, por ello la antig¨¹edad de una tradici¨®n es m¨¢s motivo de sospecha que de admiraci¨®n.
11. Un d¨ªa so?¨¦ que llegaba al para¨ªso, donde me tropec¨¦ de improviso con todos los animales que me hab¨ªa comido a lo largo de mi vida¡, nadie de los all¨ª presentes supo bien qu¨¦ cara poner.
12. La ¨¦tica es la est¨¦tica del comportamiento.
13. La matanza masiva de delfines en la isla de Taiji empieza hiriendo a unos pocos para que los muchos, por solidaridad, no huyan. ?Se puede entrar en un templo despu¨¦s de eso?
14. El progreso moral camina sin que las personas m¨¢s compasivas de su tiempo sean capaces de anticiparlo.
15. Por selecci¨®n artificial hemos dise?ado animales solo para comer, animales solo para experimentar, animales solo para trabajar, animales solo para acompa?ar y animales solo para maltratar.
16. En nombre del progreso moral y de la supervivencia en el planeta convendr¨ªa negociar una enmienda al vers¨ªculo 1:28 del G¨¦nesis: ¡?fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y se?oread en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
?17. Para que los animales tengan derechos solo hay que hacer una cosa: conced¨¦rselos.
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