Nebra resucita enano
El Teatro de la Zarzuela recupera una versi¨®n dram¨¢ticamente reducida y musicalmente comprimida de ¡®Iphigenia en Tracia¡¯
Recuperar una zarzuela del siglo XVIII puede ser tan complicado como resucitar a un muerto. Se requiere mucho conocimiento, pero tambi¨¦n imaginaci¨®n. Y siempre se corre el riesgo de que el cad¨¢ver vuelva a la vida convertido en algo inesperado. Le sucedi¨® a Cort¨¢zar en El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano, cuando resucit¨® enano a causa de una m¨¢quina japonesa en fase experimental. Y algo parecido ha pasado ahora en el Teatro de la Zarzuela con su nueva producci¨®n de un t¨ªtulo fundamental del dieciocho espa?ol: Iphigenia en Tracia, una zarzuela de Jos¨¦ de Nebra con libreto de Nicol¨¢s Gonz¨¢lez Mart¨ªnez, que se estren¨® en el Coliseo de la Cruz en 1747. Para esta extra?a recuperaci¨®n moderna se ha extirpado toda la parte declamada del libreto, suprimido todos los personajes que no cantan y hasta comprimido la partitura musical en poco m¨¢s de una hora y cuarto de espect¨¢culo dram¨¢ticamente incomprensible. La representaci¨®n tuvo su momento culminante cuando Ifigenia descubre a su hermano Orestes y canta la bell¨ªsima aria ¡°Piedad, se?or, piedad¡±, pero sin un rey Toante a quien dirigir su plegaria. Sin poder no funcionan los conflictos.
Iphigenia en Tracia
M¨²sica de Jos¨¦ de Nebra. Libreto de Nicol¨¢s Gonz¨¢lez Mart¨ªnez. Con Mar¨ªa Bayo, Auxiliadora Toledano, Ruth Gonz¨¢lez, Erika Escrib¨¢-Astaburuaga, Lidia Vinyes-Curtis, Mireia Pint¨®. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Direcci¨®n musical: Francesc Prat. Direcci¨®n esc¨¦nica: Pablo Viar. Teatro de la Zarzuela, hasta el 27 de noviembre.
El operario de la referida ¡°m¨¢quina experimental¡± de esa producci¨®n fue Pablo Viar. Su direcci¨®n esc¨¦nica desprecia el libreto de Gonz¨¢lez Mart¨ªnez en favor de breves e innecesarias lecturas con una voz en off de las Ifigenias de Eur¨ªpides y Goethe. Para la acci¨®n dram¨¢tica dispone una bella instalaci¨®n esc¨¦nica de Frederic Amat, bien iluminada por Albert Faura y con un atractivo vestuario de Gabriela Salaverri. Un tableau vivant opuesto a lo que es una zarzuela dieciochesca. Y tan carente de direcci¨®n de actores como de tensi¨®n dram¨¢tica. El Teatro de la Zarzuela ha perdido aqu¨ª una magn¨ªfica oportunidad para revelar o reinventar la caracter¨ªstica alternancia entre declamaci¨®n y canto que define este g¨¦nero.
Lo mejor de esta producci¨®n fue la sensacional m¨²sica de Nebra, que ha contado con una nueva edici¨®n preparada por Jos¨¦ M¨¢ximo Leza. A pesar de que se realizaron algunos cortes y retoques, a la mera yuxtaposici¨®n de todos los n¨²meros musicales o a la err¨®nea supresi¨®n del descanso entre las dos jornadas, se pudo disfrutar de la flexibilidad y el eclecticismo del compositor aragon¨¦s. Otra cosa fue la interpretaci¨®n que evit¨® contar con una formaci¨®n y cantantes especializados. El director Francesc Prat se bati¨® el cobre frente a una poco disciplinada ORCAM y la mayor parte de las seis cantantes que integraban el reparto vocal carecieron de lustre. Mar¨ªa Bayo no pudo con los retos vocales de las arias de Ifigenia, algo mejor estuvo Orestes de Auxiliadora Toledano y bastante plana la pareja de Erika Escrib¨¢-Astaburuaga, como Polidoro, y Ruth Gonz¨¢lez, como Dircea. Bien la Mochila de Mireia Pint¨® y quiz¨¢ lo mejor musical y teatralmente fue la Cofieta de Lidia Vinyes-Curtis en el aria ¡°Descolorida, desmadejada¡±. Un ¨ªncipit que quiz¨¢ sea el resumen de esta producci¨®n si exceptuamos el programa de mano con un estupendo manual de instrucciones de Juan Jos¨¦ Carreras.
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