Una escritora sin anteojeras
Betsab¨¦ Garc¨ªa centra su biograf¨ªa de Montserrat Roig en el tiempo contra el que vivi¨®, esto es, el franquismo
Recuerdo a Montserrat Roig en un almuerzo, dir¨ªa que en 1990. Cuando llegu¨¦, ella ya estaba sentada a la mesa junto al poeta ?lex Susanna. Iba con una peque?a pamela y me sorprendi¨® que no se desprendiera de ella en ning¨²n momento. Alguien me dijo que estaba recibiendo quimioterapia y entonces la observ¨¦ con m¨¢s detalle. Me pareci¨® ver una inmensa tristeza contenida. Es inevitable pensar en su muerte al a?o siguiente, a los 45 a?os, porque Roig se hallaba en pleno proceso de maduraci¨®n personal y creativo. No todos los escritores hacen de su oficio un ejercicio de pensamiento. Ella s¨ª porque fue una intelectual que se busc¨® permanentemente a s¨ª misma y emple¨® a fondo sus recursos: escribi¨® novelas que desarrollaban una mirada feminista, coquete¨® con la interpretaci¨®n, fue una gran entrevistadora, ejerci¨® como periodista, como docente y como historiadora de la cultura en un libro que se convertir¨ªa en referente, Els catalans als camps nazis (1977). Por ¨²ltimo, supo tejer una red de amistades que la convirti¨® en cap i casal del progresismo catal¨¢n.
A los 25 a?os de su muerte han abundado los homenajes y las publicaciones. Me centro en la biograf¨ªa de Betsab¨¦ Garc¨ªa, Con otros ojos, publicada en catal¨¢n y castellano y elaborada a partir del archivo de la escritora depositado en el ANC. El resultado, siendo atractivo y estimulante, no se ajusta al subt¨ªtulo del libro ¡ªLa biograf¨ªa de Montserrat Roig¡ª tal vez debido a la precipitaci¨®n por encajarlo en los 25 a?os, tal vez porque la biograf¨ªa de MR requiera de un proceso de aquilataci¨®n. Ya las primeras l¨ªneas definen su orientaci¨®n: el protagonismo es del tiempo contra el que vivi¨® Roig, esto es, el franquismo. Franco aparece mencionado en la cuarta l¨ªnea, el nombre de MR por primera vez en la p¨¢gina 32 y esta ser¨¢, m¨¢s o menos, la proporci¨®n en cuanto al espacio ocupado por la escritora con relaci¨®n a su ¨¦poca, hasta el punto de que a la figura de MR solo puede accederse a rachas, porque el peso del fresco hist¨®rico apenas permite respirar al personaje, de modo que no puede crecer, dudar, amar, so?ar, pasear, sufrir (tampoco podr¨¢ morir). Y ese fresco hist¨®rico absorbente juega malas pasadas a la bi¨®grafa. Por ejemplo, el cap¨ªtulo ¡®Aquella casa de putas: la Facultad de Filosof¨ªa y Letras¡¯, concebido casi como un ajuste de cuentas, se lleva mal con la observaci¨®n efectuada en un cap¨ªtulo muy posterior, al referirse al rigor filol¨®gico con que sol¨ªa trabajar la escritora: ¡°Montserrat se hab¨ªa formado en una Facultad de Filolog¨ªa pero, sobre todo, hab¨ªa aprendido de uno de los mejores expertos en su campo [Joaquim Molas, profesor de MR y de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras]¡±. ?No era una casa de putas? Tal vez en la universidad de los a?os sesenta hab¨ªa profesores buenos y abiertos, con ganas de cambiar las cosas, otros mediocres y otros que proced¨ªan de las cloacas del enchufismo. Con franquismo y sin ¨¦l hay de todo. La biograf¨ªa no admite generalizaciones y el trazo grueso de la interpretaci¨®n pol¨ªtica. El tiempo hist¨®rico no es el mismo que el tiempo biogr¨¢fico. Roig es un ejemplo de escritora decidida a pensar libremente, sin anteojeras, sobre sus problemas como mujer y catalana en una sociedad donde ambos hechos estaban menospreciados. Compro la idea de Garc¨ªa. Otra cosa es creer que se puede comprender la opacidad de una vida humana con ese punto de vista tan lineal.
Con otros ojos. Betsab¨¦ Garc¨ªa. Roca, 2016. 320 p¨¢ginas. 19,90 euros
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