Pablo Messiez reconstruye su memoria en el escenario
El director argentino estrena ¡®Todo el tiempo del mundo', su obra m¨¢s personal inspirada en la vida de su abuelo
Quiz¨¢s la penumbra no sea el estado mejor para salvaguardar los recuerdos. ?Qu¨¦ pasa si algo que ocurri¨® en el pasado lo olvidamos y ning¨²n testigo lo cuenta? ?Existi¨® o no existi¨®? A Pablo Messiez (Buenos Aires, 1975) esta sensaci¨®n de olvido le inquietaba desde hace tiempo. Le tocaba fibras muy personales. El tiempo y los recuerdos han sido la inspiraci¨®n de la ¨²ltima obra del dramaturgo, uno de los referentes del teatro en espa?ol,? que se estrena hoy en las Naves del Matadero del Espa?ol, de Madrid (hasta el pr¨®ximo 18 de diciembre). Todo el tiempo del mundo, un hermoso texto inspirado libremente en la vida de su abuelo, due?o de una zapater¨ªa de se?oras en Adrogu¨¦, un barrio muy lindo en la provincia de Buenos Aires, que muri¨® sin contar que su madre no era su verdadera madre, es todo un juego de historias on¨ªricas que mezcla el pasado, el presente y el futuro. El objetivo: poner voz y palabras a los recuerdos enterrados, a aquellos de los que nadie quiere hablar.
Los dos vestidos que la madre de Messiez utiliz¨® para su boda, la ceremonia civil y la religiosa, aparecen en Todo el tiempo del mundo. Tambi¨¦n el cartel original de la zapater¨ªa Flores, en el que aparecen fotografiadas las piernas de su abuela. Todo lo que aparece de ese comercio sobre el escenario, algunos de los zapatos, las cajas de cart¨®n donde se guardaban, respira la autenticidad de la que disfrut¨® tantas tardes el dramaturgo de ni?o, bajo la presencia de un hombre histri¨®nico, amante de los merengues con crema, que se inventaba palabras e imaginaba su propia muerte en los obituarios de los diarios. De ah¨ª la emoci¨®n con la que vive este estreno. ¡°Cada vez creo m¨¢s en escribir sobre aquello que uno conoce. Cuando escribo me gusta estar muy implicado en aquello que cuento. Quer¨ªa hablar del tiempo y de c¨®mo se construyen los recuerdos¡±, asegura Pablo Messiez, tras el estreno de la obra en el Teatro Palacio Vald¨¦s, de Avil¨¦s, el viernes pasado.
Intrigado y obsesionado por el poder que tienen las palabras para nombrar una cosa y hacer que exista o no, la an¨¦cdota que su madre le cont¨® sobre la vida de su abuelo, nacido a finales de los a?os veinte de una mujer soltera a quien la familia mand¨® al campo a dar a luz para luego ser entregado para su crianza a una t¨ªa, casada y ya con hijos, fue el pistoletazo de salida para esta historia en torno a la necesidad imperiosa de la memoria. Todo el pueblo sab¨ªa que ese ni?o no era hijo de esa se?ora pero nadie lo dec¨ªa. Tampoco su abuelo, que termin¨® enter¨¢ndose, habl¨® jam¨¢s del tema. ¡°Mi abuelo, aun sabi¨¦ndolo, estuvo a punto muchas veces de cont¨¢rselo a su hija, mi madre, pero no lo hizo y ella, por tanto, se qued¨® sin poder disfrutar de su verdadera abuela. Al no hablar nunca del tema parec¨ªa como que no hubiera existido¡±, cuenta conmovido Messiez.
Investigando sobre el tiempo y el modo de construir los relatos, el director ha llegado a la conclusi¨®n de que el pasado es tan misterioso como el futuro. ¡°Al final lo que hacemos es construir un relato que tiene mucho de invento y de im¨¢genes pero poco de vivencias, y damos a ese recuerdo una entidad de verdad que no es tal¡±, explica Messiez, que busca en su teatro una manera de entender las cosas. ¡°El teatro es un arma muy poderosa que pone en valor ideas, recuerdos, memorias, a trav¨¦s de la palabra¡±, dice sobre esta obra, producida por Buxman y Kamikaze, e interpretada por la Compa?¨ªa Grumelot. Son Carlota Gavi?o, Rebeca Hernando, Javier Lara, Mar¨ªa Morales, Jos¨¦ Juan Rodr¨ªguez, I?igo Rodr¨ªguez-Claro y Mikele Urroz los que ponen rostro a esos olvidos agazapados bajo la arena del tiempo.
Referente de la escena en espa?ol
"Uno llega donde le est¨¢n esperando". La frase de Jos¨¦ Saramago parece escrita y pensada para este hombre de teatro. Referente en la escena y considerado una de las voces m¨¢s estimulantes de la dramaturgia en espa?ol, Pablo Messiez se r¨ªe cuando confiesa que ahora que ya est¨¢ instalado de manera definitiva en Espa?a, a donde lleg¨® en 2008, le han propuesto trabajo en Argentina, pa¨ªs en el que dej¨® su carrera de actor y una vida ya medio acomodada. As¨ª que le tocar¨¢ ir y venir. La jugada "kamikaze" de abandonar Buenos Aires ha tenido sus compensaciones. Nueve obras y un futuro prometedor. Tras su ¨¦xito por el montaje de La piedra oscura, por el que consigui¨® el premio Max, esta temporada est¨¢ tocando el cielo. A las reposiciones de La piedra oscura y La distancia, con las entradas agotadas, y el estreno de Todo el tiempo del mundo, producci¨®n de Buxman y Kamikaze, en un teatro p¨²blico, se unir¨¢ a principios del a?o pr¨®ximo su primera obra en La Abad¨ªa.
"Tengo que reconocer que aqu¨ª he tenido una enorme suerte. El afecto comenz¨® a circular muy pronto, algo fundamental para m¨ª a la hora de trabajar. Aqu¨ª he encontrado una avidez enorme por hacer cosas", asegura y enseguida le asalta el nombre de la compa?¨ªa Grumelot, con los que realiz¨® el montaje de Los brillantes empe?os, obra con textos cl¨¢sicos del Siglo de Oro que estren¨® en el Festival de Almagro, y ahora con Todo el tiempo del mundo. "Los Grumelot me buscaron para dirigir Los brillantes empe?os y ahora he sido yo quien les ha buscado. Adem¨¢s de unos actores excepcionales, tienen el capital del tiempo compartido que es fundamental en teatro".
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