La universidad de la vida
Sin banda sonora musical y a trav¨¦s de planos fijos alargados llenos de ritmo interno, la pel¨ªcula es el arma perfecta contra los ap¨®stoles de la superioridad moral
LOS EX?MENES
Direcci¨®n: Cristian Mungiu.
Int¨¦rpretes: Adrian Titieni, Maria-Victoria Dragus, Rares Andrici, Lia Bugnar.
G¨¦nero: drama. Ruman¨ªa, 2016.
Duraci¨®n: 128 minutos.
Pocas f¨®rmulas mejores para intentar el an¨¢lisis de un pa¨ªs: un suceso que trasciende sus consecuencias directas, el dolor f¨ªsico y emocional de la v¨ªctima, para acabar alcanzando no solo al verdugo sino, como un inevitable e interminable rosario de cuentas, a toda una sociedad, desde los seres m¨¢s cercanos, los familiares, hasta los m¨¢s lejanos, los espectadores que est¨¢n viendo la pel¨ªcula. Una observaci¨®n que se despliega por m¨²ltiples vertientes, la ¨¦tica, la social, la econ¨®mica, la policial, la judicial, la educativa, la sentimental, ejecutada con maestr¨ªa en pel¨ªculas tan distintas en lo formal pero tan semejantes en lo moral como Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955) y Nader y Simin, una separaci¨®n (Asghar Farhadi, 2011), que ha recuperado Cristian Mungiu en Los ex¨¢menes, implacable, demoledora, perfecta pel¨ªcula sobre el intento de violaci¨®n a una joven y brillante universitaria rumana que aspira a una beca en Cambridge, y sus consecuencias en los que la rodean. Una obra mayor e inspiradora, complej¨ªsima y a la vez apasionante, que confirma la maestr¨ªa del director de Cuatro meses, tres semanas, dos d¨ªas.
Premio al mejor director en el pasado Festival de Cannes (aunque el galard¨®n m¨¢s adecuado bien podr¨ªa haber sido el de guion), Los ex¨¢menes analiza la conducta de una serie de personajes como usted y como yo: con una vida razonable que, sin embargo, como todas, pende de muchos hilos que empiezan a tambalearse en cuanto un acontecimiento exterior rompe el inestable equilibrio: el exterior y el interior. Y aqu¨ª el interior, el de la decencia, la honradez, la justicia, el miedo, el remordimiento y, en fin, el de la virtud, es el que domina.
Sin banda sonora musical y a trav¨¦s de planos fijos alargados en el tiempo pero llenos de ritmo interno, la pel¨ªcula es el arma perfecta contra los ap¨®stoles de la superioridad moral, contra esos que van dando lecciones diarias de ¨¦tica y que parece que nunca son alcanzados por los dilemas m¨¢s cotidianos. Y la sutil¨ªsima mirada a c¨¢mara de la protagonista en el ¨²ltimo plano, a la manera de la de Bergman en Un verano con M¨®nica o de Truffaut en Los 400 golpes, nos acaba interpelando a todos: ?y t¨² que hubieras hecho en mi lugar?
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