Gamoneda recrea versos ajenos
El poeta leon¨¦s abre el Sal¨®n de Poes¨ªa de la FIL con sus versiones de poemas de otros
En la Feria Internacional de Libro de Guadalajara todo es multitudinario menos la poes¨ªa. Podr¨ªa serlo, pero en 2008 la organizaci¨®n decidi¨® que el g¨¦nero necesitaba cierta intimidad, y abri¨® un sal¨®n con plazas limitadas (en torno a 30) que garantizan que poetas y lectores se vean las caras (mientras toman un tequila, por cierto). Este a?o la inauguraci¨®n del ciclo ha correspondido al espa?ol Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931), que celebra este a?o sus 10 a?os como premio Cervantes. El poeta leon¨¦s ha vuelto adem¨¢s a la FIL despu¨¦s de triunfar en la misma plaza en 2010, cuando Castilla y Le¨®n fue la invitada de honor de la feria m¨¢s importante de la lengua espa?ola.
En esta ocasi¨®n, Gamoneda ley¨® poemas de su libro La prisi¨®n transparente, publicado por la editorial mexicana Vaso Roto, un volumen en el que el autor de Arden las p¨¦rdidas escribe versos propios a partir de la lectura de los de poetas como Georg Trakl, Herberto Helder o los an¨®nimos nahuatl. ¡°?Qu¨¦ quiere decir esto?¡±, se pregunt¨®. ¡°Que en la poes¨ªa no hay propiedad definitivamente privada. Que un verso en siempre un episodio com¨²n entre el que dice y el que escucha¡±.
"En la poes¨ªa no hay propiedad definitivamente privada. Un verso en siempre un episodio com¨²n"
Si una lectura de poemas tiene algo de acto religioso, una lectura de Gamoneda tiene algo de misa laica porque el escritor, como el or¨¢culo de Delfos, ni afirma ni niega: emite se?ales mientras se dirige a la concurrencia: ¡°Les veo muy relajados¡±. Por ejemplo: ¡°El recuerdo habita el olvido y el olvido perfecciona el recuerdo¡±. Por ejemplo: ¡°Nuestro cuerpo es una flor¡±. Por ejemplo: ¡°?Qu¨¦ es ser loco? Eso no es algo que est¨¢ averiguado. En cualquier caso, yo participo de esa locura¡±. Gamoneda ha dicho alguna vez de sus a?os de militancia antifranquista que ¨¦l y los suyos formaban una cuerda de ¡°gente asustada, semilocos y peque?os h¨¦roes de la negatividad¡±. Algo parecido dice ahora de los poetas con los que se junta. Aunque estos se llamen Poe, Mallarm¨¦, Artaud o Helder. A todos ellos se sum¨® ¨¦l mismo para reconstruir a su manera la figura de Azrael, el ¨¢ngel cor¨¢nico de la muerte, abordado po¨¦ticamente por cada uno de sus predecesores. ¡°La apropiaci¨®n¡±, dijo, ¡°supone una cruel destrucci¨®n de los poemas anteriores hasta el punto de crear no un poema nuevo sino uno de otra naturaleza¡±. Fue una mezcla de recital y taller literario. Nadie se mov¨ªa en el Sal¨®n de Poes¨ªa, en el que se hab¨ªa colado m¨¢s gente de lo habitual para escuchar una lectura que tambi¨¦n dur¨® m¨¢s de lo habitual. ¡°Hemos transgredido todas las normas de la FIL¡±, reconoci¨® Gamoneda. Pese a que la feria tiene a gala que sus actos ¨Cya los protagonice un joven debutante o un autor consagrado- no duren m¨¢s de 50 minutos, no parece que en su caso vayan a ten¨¦rselo en cuenta.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.