Estrella de Diego reivindica los malentendidos
La catedr¨¢tica entra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando prestando su voz a los excluidos de estas instituciones
Estrella de Diego pas¨® la tarde de este domingo militando, verbo que le gusta tomar de la pintora Maruja Mallo. Lleg¨® al estrado del sal¨®n de actos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Rabasf) acompa?ada de otra pintora, Carmen Laff¨®n, y desde ese lugar que lleva el nombre del espacio dom¨¦stico que antiguamente se reservaba a las mujeres, la catedr¨¢tica de Arte Contempor¨¢neo de la Universidad Complutense de Madrid comenz¨® su discurso de ingreso en la Academia, A prop¨®sito del malentendido.
"Quer¨ªa hablar de mujeres, lo que en realidad quer¨ªa decir es: 'Hola, soy feminista'. Mi s¨ª a la Academia en gran parte se debi¨® a que pensaba que como mujer ten¨ªa la obligaci¨®n de hacerlo. [Solo hay tres mujeres acad¨¦micas de n¨²mero: De Diego, Laff¨®n y la mezzosoprano Teresa Berganza]. Tengo claro es que no me represento a m¨ª, sino a las voces que han estado secuestradas, excluidas, durante mucho tiempo y no solo de mujeres. Voy a prestar mi voz a todos a los que se les ha negado", comentaba a EL PA?S el pasado viernes en una larga charla que transcurri¨® entre lo humano y lo divino, lo banal y lo profundo. Estaba nerviosa e ilusionada. Lo primero por el miedo esc¨¦nico que le sigue llenando el est¨®mago de mariposas en cada conferencia -y que espera no perder nunca-. Tambi¨¦n por su af¨¢n de tener todo controlado y por el fin de semana que le quedaba por delante de preparativos, de atender a todos los amigos de cualquier parte del mundo que ven¨ªan a estar con ella en ese d¨ªa importante. "Me hace ilusi¨®n pertenecer a una instituci¨®n que tiene casi 300 a?os".
Estrella de Diego (Madrid, 1958), cr¨ªtica de arte y colaboradora de EL PA?S, vuelve a lugar en el que fue becaria hace varias d¨¦cadas con el mismo esp¨ªritu observador y con objetivos en el horizonte. Uno de ellos es dar a conocer el museo que la Rabasf custodia, con una colecci¨®n incre¨ªble, de la que se autodenomina devota: los tenebristas, La primavera de Arcimboldo... La calcograf¨ªa y Goya. "?No hay tantos arcimboldos!", exclama con la vehemencia que la caracteriza. "Tiene que convertirse en un referente", insiste mientras habla de los problemas de financiaci¨®n de los que tambi¨¦n lleva ideas. Dificultad que comparte con otro de sus lugares habituales: la universidad. "Se quejan de que no aparecemos en los primeros puestos en las listas de las mejores del mundo. ?D¨®tala, mete pasta! Ver¨¢s como as¨ª subimos posiciones y nos acercamos a Harvard", dice sin titubear ni dejar hueco a los malentendidos. Esos los lleva a su discurso.
Rodeada de alumnos, de su madre y su padre -quien a los 98 a?os es el primer lector y corrector de sus textos-, de los acad¨¦micos y de multitud de amigos. La tambi¨¦n comisaria de exposiciones, defendi¨® el malentendido como el territorio f¨¦rtil donde surgen las mejores preguntas.
El tren que invadi¨® la sala de cine
El cine es "un exquisito malentendido", en el que el estado del espectador es similar al sue?o. Puede estar en varios lugares a la vez, su percepci¨®n es peculiar, la ficci¨®n y la realidad se camuflan. Estrella de Diego en su discurso de ingresos a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, A prop¨®sito del malentendido, record¨® esa proyecci¨®n de 1895 en Par¨ªs en la que el tren de los hermanos Lumi¨¨re sal¨ªa de la pantalla e invad¨ªa la sala, o por lo menos as¨ª lo percibieron algunos espectadores que se refugiaron bajo los asientos.
De Diego se?al¨® a artistas perif¨¦ricos, esos por los que trabaja y a los que quiere que mire el centro (est¨¦ donde est¨¦): los fot¨®grafos Yinka Shonibare, nigeriano-brit¨¢nico, "que intenta subvertir las reglas coloniales", y el japon¨¦s Morimura que parodia la cultura occidental. O la brasile?a Tarsila do Amaral que en la d¨¦cada de los veinte opt¨® por una pintura en la que Mondrian (lo abstracto) se encontraba con ?frica. El ¨²ltimo malentendido que la nueva acad¨¦mica relat¨® en su discurso es el que abri¨® el acceso de las mujeres a estas instituciones. Laura Herford, en 1860, decidi¨® presentar sus dibujos para ser admitida en la Royal Academy de Londres. Firm¨® la solicitud como L. Herford y fue aceptada suponiendo que era un hombre. Esa L marc¨® un cambio de ¨¦poca para las artistas.
De Diego no se olvid¨® de nadie de los que la han apoyado sin que se haya tenido que esconder detr¨¢s de una inicial. De sus mentores; de Antonio Bonet Correa, su profesor y acad¨¦mico al que pidi¨® que le diera la contestaci¨®n al discurso, como homenaje a su seminario que hizo que De Diego no se marchara de la universidad espa?ola. Las palabras de Bonet desprend¨ªan cari?o a pesar de la solemnidad del acto. El acad¨¦mico ya le di¨® el relevo universitario a la catedr¨¢tica, que ayer tom¨® el relevo acad¨¦mico y la medalla n¨²mero 52 del "entra?able Jos¨¦ Luis Borau", como dice De Diego, cineasta fallecido en 2012. No pudo dejar de nombrar a su querid¨ªsimo Jonathan Brown, uno de los m¨¢ximos conocedores mundiales de Vel¨¢zquez, que le mand¨® un mensaje para disculpar su ausencia en el que le dec¨ªa: "El tiempo es fluido, pero los logros permanecen". Lo que le dio que pensar a la nueva acad¨¦mica que la vida es ir dando testigos casi de manera inconsciente, como se los han entregado a ella.
Babelia
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