Arrabal, Trueba y el viento de la intransigencia
Los aires m¨¢s imb¨¦ciles de los nacionalistas intentan boicotear la pel¨ªcula de Trueba 'La reina de Espa?a'
Cuando en pleno franquismo Fernando Arrabal se cag¨® en la Patria, el hurac¨¢n de la intransigencia puso ante el pelot¨®n de fusilamiento p¨²blico al autor de El cementerio de autom¨®viles, que era (y es) un alma de Dios, un personaje que removi¨® el teatro espa?ol y lo hizo a¨²n m¨¢s espa?ol desde Francia. Mezclado con Goya, Lorca y Dal¨ª, su escritura p¨¢nica era algo m¨¢s que surrealismo, era el desgarramiento de un hombre que hab¨ªa perdido a su madre, su pasado y su tierra, en manos de los propietarios del pa¨ªs, y no s¨®lo de la tierra, sino de las mentes del pa¨ªs.
La censura galopaba a lomos del dictador y decir Patria, esa palabra horrible, como tel¨¦fono o ascensor, que dec¨ªa Pablo Neruda, parec¨ªa tab¨² a no ser que dijeras lo que pon¨ªa (y pone) en la entrada al cuartel de la Guardia Civil. Salvado aquel incidente (Arrabal dijo que no hab¨ªa escrito Patria, sino Patra, una gata inventada, para que bajara el sufl¨¦ oscuro), ya la Patria se fue diluyendo como uno de los once mandamientos del fascismo. Ahora en Espa?a los distintos nacionalismos, incluido el nacionalismo de los que se dicen antinacionalistas, se han ido envolviendo en la palabra desdichada de la que siempre penden una bandera y una pistola.
Uno de esos nacionalismos est¨¢ persiguiendo a Fernando Trueba, cineasta que trabaj¨® con un espa?ol preclaro, Rafael Azcona, y que ha utilizado su c¨¢mara (y su pluma, desde que era el m¨¢s joven cr¨ªtico de cine de EL PA?S) para retratar Espa?a y a los espa?oles, porque dijo un d¨ªa en San Sebasti¨¢n que espa?ol espa?ol no se sent¨ªa mucho. Me permito decir que este cronista tampoco se siente espa?ol espa?ol, se siente persona, y despu¨¦s que las banderas ondeen como les d¨¦ la gana; a la palabra persona no le hace sombra la palabra bandera.
Los que desempolvan aquello para meter ahora m¨¢s lodo en la discusi¨®n nacional han aprovechado que Trueba ha estrenado la m¨¢s espa?ola de sus pel¨ªculas, La reina de Espa?a, para darle hasta en el carn¨¦ de identidad. Desde Jos¨¦ Antonio algunos han cre¨ªdo que sentirse espa?ol es decirlo, y no sentirse espa?ol es lo peor que se puede ser. Claro, ser espa?ol, se dec¨ªa, es lo m¨¢s serio que se puede ser. Tambi¨¦n puede ser lo m¨¢s c¨®mico. Como esto que est¨¢ pasando: ?una campa?a en Espa?a, aunque provenga de los vientos m¨¢s imb¨¦ciles del ultranacionalismo, contra Trueba porque dijo que espa?ol espa?ol no se siente!
La prensa internacional y el sentido com¨²n se estar¨¢n haciendo cruces; Franco no va a resucitar, pero esta gente tan audaz que desprecia al que simplemente existe en contra de sus deseos consigue que resucite un poco. Menos mal que Trueba, que naci¨® de Billy Wilder, de Azcona, de Lorca, de Bu?uel e incluso de Arrabal, tiene la naturaleza de aquellos cuya mirada divertida es capaz de caminar a lomos de la estupidez sin que ese caballo viejo le haga caer al suelo. Como dice su colega Santiago Segura, vayan a ver la pel¨ªcula, que ese boicot que le montan se quede en la rendija mezquina por la que se quiere colar el nuevo viento de la intransigencia.
Babelia
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