Carlos Gal¨¢n: nuestro hombre en Santander
La parte m¨¢s significativa de su trabajo se desarroll¨® en torno a la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo y el Premio de la Cr¨ªtica
Aragon¨¦s y c¨¢ntabro, religioso y civil, profesor y cr¨ªtico literario, administrador y gestor cultural, Carlos Gal¨¢n Lor¨¦s (Huesca, 1932) ha muerto en Santander dejando desolada a su familia y a los muchos amigos que lo quer¨ªan, acumulados en una dilatada existencia. Se hab¨ªa licenciado en Filosof¨ªa y Letras en la Universidad de Zaragoza, donde fue profesor y tuvo como maestro a Francisco Yndur¨¢in. Se traslad¨® a la capital de Cantabria, tras obtener la c¨¢tedra de Lengua y Literatura Espa?ola en el Instituto Jos¨¦ Mar¨ªa de Pereda, donde ha transcurrido el resto de su provechosa existencia, presumiendo de no haber pisado nunca la playa, de la que prefer¨ªa disfrutar desde el gran ventanal de su piso abierto al Sardinero.
Sin desde?ar su labor como profesor de bachillerato, creo que la parte m¨¢s significativa de su trabajo profesional se desarroll¨® en torno a dos actividades que dieron sentido a su vida: la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo y el Premio de la Cr¨ªtica. Respecto a la primera, dirigi¨® a partir de 1983, y hasta el 2001, los Cursos de Extranjeros, con la estrecha colaboraci¨®n de su fiel Pedro Gomis, yo dir¨ªa que en su etapa de mayor ¨¦xito y rigor acad¨¦mico (no habr¨ªa m¨¢s que repasar los docentes con los que cont¨®), pues no en balde llevaba dedic¨¢ndose a la ense?anza del espa?ol como lengua extranjera desde 1962, cuando todav¨ªa era una materia en pa?ales. Para consolidar su situaci¨®n profesional, en 1989 fue nombrado Director de Actividades Acad¨¦micas y Administrativas de la sede de la UIMP en Santander. ?l sent¨ªa, sin embargo, un especial orgullo por la creaci¨®n y direcci¨®n, en 1984, de los llamados Martes literarios de la UIMP, en los que participaron los mejores escritores de habla hispana, tanto j¨®venes como consagrados.
Por lo que se refiere a la segunda, Carlos Gal¨¢n fue un lector muy fino que cultiv¨® la cr¨ªtica literaria en Radio Nacional de Espa?a y en el diario Alerta, de Santander, mostr¨¢ndose siempre atento, bien informado y ponderadamente cr¨ªtico. Tambi¨¦n colabor¨® en otros medios prestigiosos, como los diarios El Sol y El Mundo, o en las revistas Pe?a Labra, que cuidaba su entra?able amigo Piti Cantalapiedra, y en la Quimera de comienzos del presente siglo, adem¨¢s de en emisoras de radio como Onda Cero. Ha sido secretario de la Asociaci¨®n Espa?ola de Cr¨ªticos Literarios y miembro del jurado del Premio de la Cr¨ªtica en numerosas convocatorias, entre 1988 y el 2013, hasta que su salud, ya quebrada, le impidi¨® seguir asistiendo a las deliberaciones, siendo nombrado entonces Socio de Honor. Pero, adem¨¢s, ha formado parte del jurado de los Premios Nacionales de Narrativa; ha ejercido de secretario del Premio de Novela Eulalio Ferrer, luego denominado Ateneo de Santander, desde su creaci¨®n hasta su desaparici¨®n, pues era la persona de confianza de su patrocinador y exiliado republicano en M¨¦xico; y ha formado parte del jurado de los premios Gerardo Diego y Leonor, de Soria, as¨ª como del de novela Francisco Ayala, en San Sebasti¨¢n de los Reyes. Su ¨²ltima actividad p¨²blica quiz¨¢ haya sido la presidencia del Ateneo de Santander (2005-2011) y su papel de comisario en una exposici¨®n dedicada al Jos¨¦ Hierro pintor en la misma ciudad. Toda esta incesante actividad cultural le vali¨® el Premio Atl¨¢ntida, del Gremio de Editores Catalanes en 1981, de ¨¢mbito nacional, gracias a la perspicacia de Silvia Bastos.
La casa de la familia Gal¨¢n en Santander, con Aurora, su mujer, y sus dos hijas: Pepa y Aurora, ha sido un templo de la hospitalidad, donde uno pod¨ªa coincidir con Miguel ?ngel Asturias, Octavio Paz, Francisco Rico, Ernest Lluch, Domingo Yndur¨¢in, Santos Sanz Villanueva; los ling¨¹istas Jos¨¦ Manuel Blecua, Salvador Guti¨¦rrez Ord¨®?ez, Jes¨²s S¨¢nchez Lobato y Dolors Poch; los historiadores Juan Jos¨¦ Carreras y Carlos Forcadell, o el citado Jos¨¦ Hierro. La marmita que se com¨ªa en aquella casa, un piso forrado de libros y cuadros de amigos pintores, es memorable, lo mismo que los bocartes o las alubias con almejas.
Carlos ha sido un profundo conocedor de la narrativa espa?ola de postguerra y un amigo entra?able para los que tuvimos la fortuna de tratarlo. Pero, sobre todo, lo recordaremos siempre como un hombre generoso y bueno. Santander, Cantabria y la UIMP siguen en deuda con ¨¦l, le deben el reconocimiento que no le proporcionaron tras su jubilaci¨®n a una persona que tanto hizo por su ciudad de adopci¨®n y por la Universidad a la que dedic¨® sus mayores desvelos.
Fernando Valls es profesor de Literatura Espa?ola Contempor¨¢nea en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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