M¨¢s Jardiel

Carambola a tres bandas estos d¨ªas. 1) Leo que Mariano de Paco se ha atrevido en el Teatro Rojas de Toledo con Elo¨ªsa est¨¢ debajo de un almendro, la comedia m¨¢s endiablada de Jardiel, con 10 actores (entre ellos, Cristina Gallego, Jorge Mach¨ªn, Carmela Lloret y Carlos Segu¨ª), en versi¨®n de Ram¨®n Paso, biznieto de don Enrique. 2) El 16 de diciembre, Ernesto Caballero presenta en el CDN Jardiel, un escritor de ida y vuelta, de la que me habl¨®, entusiasta, el a?o pasado. Jardiel busca a su perro Bobby por el m¨¢s all¨¢ y aparece en el escenario del Mar¨ªa Guerrero, donde unos actores se disponen a representar Un marido de ida y vuelta. Se encuentra con la no menos espectral Elo¨ªsa, muy mosca porque jam¨¢s tuvo papel, y en los intermedios charla de teatro y vida con los c¨®micos, a partir de cartas, aforismos y fragmentos de sus suculentos pr¨®logos. Un elenco de 14 int¨¦rpretes, encabezado por Jacobo Dicenta, Paco D¨¦niz, Luc¨ªa Quintana, Macarena Sanz y Paloma Paso Jardiel (madre de Ram¨®n Paso).

3) Oviedo, la semana pasada. En la librer¨ªa Cervantes comienzo a babear cuando descubro Como un motor de avi¨®n (Verbum, 2016), de Juan Carlos Pueo, devorada en cuatro d¨ªas y que pasa a unirse a otras biograf¨ªas b¨¢sicas del dramaturgo, como el quinteto formado por las de Rafael Fl¨®rez (la primera que le¨ª, a finales de los sesenta), Evangelina Jardiel, Enrique Gallud Jardiel y V¨ªctor Olmos. Esta ¨²ltima, ?Haz re¨ªr, haz re¨ªr! (Renacimiento, 2015) ya era de traca, pero Como un motor de avi¨®n es una nueva alegr¨ªa, otro trabajo de amor ganado. Un trabaj¨®n, mejor dicho.

800 p¨¢ginas (de apretada letra), centradas sobre todo en los textos, pero sin olvidar su historia: cartas (muchas que yo desconoc¨ªa: a Jos¨¦ Ruiz-Castillo y Carlos Sampelayo, por ejemplo), cr¨ªticas recibidas, el paso a paso de novelas y funciones, y una existencia que Pueo rastrea como un sabueso, con amores (muchos), declaraciones (much¨ªsimas) y viajes. Echo de menos un ¨ªndice de nombres, pero a cambio, como notas al pie, hay un diluvio de retratos al minuto de las muchas gentes del mundo del espect¨¢culo (int¨¦rpretes, colegas, cr¨ªticos, directores y un largo etc¨¦tera) que se cruzaron en su camino: el bi¨®grafo no ha dejado piedra sin remover, y su libro tiene infinitos secundarios.

Cada vez que leo de/sobre Jardiel me sacuden la exaltaci¨®n y la pena negra, el rechazo y la reverencia, ambas a la vez porque es un contradictorio con patas: franquista ac¨¦rrimo que se da de bruces con la censura y los credos del nacionalcatolicismo; racista, como revela el indigno panfleto antijud¨ªo El naufragio del Mistinguett, y antiracista, como muestra El amor solo dura 2.000 metros, que se cierra con un poema reivindicativo de Langston Hughes; machista y mis¨®gino (infinitos textos breves, y obras como Blanca por fuera, Rosa por dentro), y autor de El sexo d¨¦bil ha hecho gimnasia, una de las comedias m¨¢s feministas de la posguerra. Pero, por encima de todo, sigue siendo un artistazo (¡°El artista, como las cometas, solo toma altura con el viento en contra¡±), de obra apabullante y vida trist¨ªsima, enfrentado con todos y sobre todo consigo mismo. Su peor enemigo, como dijo en una autodedicatoria.