Tom Ford: ¡°Nuestro mundo est¨¢ construido sobre una idea falsa de felicidad¡±
El modisto regresa al cine con el 'thriller' 'Animales nocturnos' El c¨¦lebre dise?ador relata la lucha interna que vive por ser un s¨ªmbolo del consumismo
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Impecable. O no. A primera vista, Tom Ford (Austin, 1961) roza la perfecci¨®n. Risue?o, cercano, pol¨ªglota, y, c¨®mo no, elegante. Al fin y al cabo, en su mundo la apariencia lo es todo. Y el genio que revitaliz¨® a Gucci, viste a decenas de estrellas e ingresa mil millones de euros al a?o gracias a su propia marca no puede no estar a la altura. Pero las palabras y los demonios interiores del dise?ador cuentan una historia mucho m¨¢s accidentada, repleta de contradicciones y sombras, alcoholismo y depresi¨®n. Caos y altibajos, como en la vida real. Y como en Animales Nocturnos, la segunda pel¨ªcula que el modisto presenta ahora, a siete a?os de su exitoso debut cinematogr¨¢fico, Un hombre soltero.
¡°?No s¨¦ por qu¨¦ he tardado tanto!¡±, contaba Ford en el pasado festival de Venecia, donde el filme se hizo con el Gran Premio del Jurado. Aunque a continuaci¨®n ¨¦l mismo se contestaba: ¡°He tenido un hijo [Alexander, adoptado junto con su pareja, Richard Buckley], que es lo m¨¢s importante para m¨ª. He abierto cientos de tiendas y reforc¨¦ los otros lados de mi vida, que marcan el ritmo para las pel¨ªculas. Y me cost¨® un tiempo encontrar el siguiente guion, libro u obra que me apasionara¡±. Hasta que ley¨® Tres noches (Salamandra), de Austin Wright. Ese thriller metaliterario le dej¨® tan impactado que adquiri¨® la opci¨®n para llevarlo al cine. Y se encerr¨® a trabajar en el guion: aislado en su cama, bajo las mantas, escribi¨® de forma compulsiva hasta tener un borrador definitivo. A ello, sum¨® un reparto de estrellas, encabezado por Amy Adams y Jake Gyllenhaal, y una poderosa est¨¦tica, marca de la casa.
Aquel proyecto llega a las salas acompa?ado por las buenas cr¨ªticas pero arrastrando dos pesos. Tras una subasta aguerrida, Focus Features adquiri¨® los derechos de distribuci¨®n hace un a?o en el festival de Cannes por 19 millones de euros, la cifra m¨¢s alta jam¨¢s pagada en un certamen de cine. Adem¨¢s, tras demostrar que no era un intruso en el s¨¦ptimo arte¡ªpara sorpresa incluso de varios amigos, que le auguraban un rid¨ªculo estrepitoso¡ª, Ford se mide con el segundo intento: ?reafirmaci¨®n o ca¨ªda? ¡°Me gusta asumir grandes desaf¨ªos. Un hombre soltero me enorgullece, pero tienes que seguir adelante, hacer el segundo filme, el tercero, el cuarto. Has de tomar riesgos si eres una persona creativa. Si no, es bastante insulso¡±.
As¨ª que el filme arranca con una imagen chocante: varias se?oronas bailan desnudas, sacudiendo sus voluminosas carnes. La performance es la en¨¦sima idea de Susan, galerista de ¨¦xito con una vida personal camino de la depresi¨®n. Tras 15 a?os de silencio mutuo, la mujer recibe de repente la novela que su exnovio Edward por fin ha escrito. Resulta que aquel so?ador que ella criticaba por d¨¦bil y poco ambicioso ten¨ªa dentro de s¨ª una prosa animal. As¨ª que Susan se sumerge intrigada en las p¨¢ginas y el espectador descubre junto con ella el drama salvaje que acontece en el libro. Ambos mundos parecen mezclarse cada vez m¨¢s, hasta un final que Ford no quiere aclarar, para que el p¨²blico lo interprete c¨®mo prefiera.
¡°Susan soy yo. Tiene pertenencias materiales pero se da cuenta de que no son las cosas importantes. Lucha contra el mundo en el que yo vivo: el de los ricos absurdos, de la falsedad y la vacuidad¡±, relat¨® el cineasta a The Hollywood Reporter. El modisto reconoce que a ratos lucha contra su propia figura. Vende bolsos que valen 18.000 euros, dise?a vestidos hasta para Michelle Obama, y ha construido un imperio de lujo y consumismo repartido por 122 tiendas en todo el planeta. Y, sin embargo, afirma: ¡°Nuestra cultura nos dice: ¡®?Bebe esto, ser¨¢s feliz! ?Compra esto, ser¨¢s feliz!¡¯. Lo triste no vende. Nuestro mundo est¨¢ construido sobre consumidores y una idea falsa de felicidad. Y suena raro que lo diga yo. Es algo con lo que me siento en conflicto, ser una de esas personas que contribuye a crear esa cultura de las cosas¡±. De hecho, el modisto defiende tambi¨¦n que la moda es perecedera y sin mucho valor, mientras que el cine pervive para siempre.
Cualquiera juzgar¨¢ si la contradicci¨®n es hip¨®crita o sensata. Lo cierto es que, detr¨¢s de la superficie envidiable, Ford parece esconder una cara m¨¢s humana. De peque?o, era excluido y menospreciado por distinto, porque se sent¨ªa m¨¢s artista que futbolista. Ya de mayor, padeci¨® depresi¨®n, ahog¨® sus penas en el alcohol y, cuando en 2004 dej¨® Gucci, se encontr¨® "perdido". Ten¨ªa, eso s¨ª, 100 millones de ases en la manga, tantos como el valor de las acciones de la compa?¨ªa que retuvo. As¨ª que se lanz¨® al cine y se financi¨® por su cuenta Un hombre soltero. ¡°Perd¨ª mucho dinero, pero vali¨® cada centavo¡±, dijo a The Hollywood Reporter. Aunque ni siquiera el ¨¦xito en dos sectores distintos aplac¨® su caos emocional. Asegura que vive en el ¡°constante miedo¡± de que algo cambie o se tuerza, no pasa "ni una hora" sin que piense en la muerte y acude al analista una vez por semana. Adem¨¢s, cada d¨ªa acaba tomando demasiados caf¨¦s y f¨ªa su sue?o a las p¨ªldoras. A su manera, ¨¦l tambi¨¦n es un animal nocturno.
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