Mendoza, el Cervantes de los prodigios
¡°La virtud y el defecto de mis libros es que son c¨®modos de leer¡±, dice el autor laureado
Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), el ¨²ltimo premio Cervantes, ha vivido los ¨²ltimos 50 a?os con la sensaci¨®n de que las esperanzas puestas en ¨¦l tras su primera novela ¡°iban a quedar frustradas¡±. As¨ª lo reconoci¨® ayer en Londres, con el humor y la humildad que ha cultivado durante tanto tiempo, horas despu¨¦s de conocer que hab¨ªa sido distinguido con el galard¨®n m¨¢s importante de las letras hispanas. Un reconocimiento que, asegura, recibe ¡°a modo de conclusi¨®n¡±. ¡°Hoy, con este premio, puedo decir que las cosas han salido bien. No es que no vaya a hacer nada m¨¢s, pero considero esto como un final de trayecto. Un final de trayecto feliz¡±, explica.
El jurado del premio ha destacado al escritor por inaugurar en 1975 una ¡°nueva etapa en la narrativa espa?ol¡± con la publicaci¨®n de La verdad sobre el caso Savolta, que devolvi¨® al lector ¡°el goce por el relato¡± con una lengua ¡°llena de sutilezas e iron¨ªa¡±.
¡°Por su importancia, este premio cierra un ciclo¡±, destaca el autor. ¡°He tenido mucha suerte siempre con los premios. Mi primera novela recibi¨® el premio de la Cr¨ªtica, con todo su aparato publicitario. De modo que mis principios fueron casi violentos: fui catapultado de la nada a ser muy conocido. As¨ª que he vivido todo este tiempo pensando que esas esperanzas iban a quedar frustradas¡±.
Mendoza vive a caballo entre Londres y Barcelona. Ayer se encontraba paseando por la capital brit¨¢nica ¡ª¡°hace a?os compr¨¦ un apartamento y siempre que puedo vengo con la intenci¨®n frustrada de estar tranquilo¡±¡ª cuando recibi¨® la noticia. Una llamada desde un n¨²mero oculto que result¨® ser del ministro de Educaci¨®n, Cultura y Deportes, ??igo M¨¦ndez de Vigo. ¡°Lo primero que he pensado es: ?madre m¨ªa, qu¨¦ apuro, y no est¨¢ Carmen Balcells!¡±, se?ala, recordando a su a?orada amiga y agente, fallecida hace poco m¨¢s de un a?o. Entre llamadas y la organizaci¨®n del encuentro con periodistas en la nueva sede londinense del Instituto Cervantes, Mendoza no tuvo mucho tiempo para pensar. Pero reconoce que una ocasi¨®n as¨ª le lleva a uno a ¡°hacer balance¡±.
Record¨®, por ejemplo, aquellos primeros a?os que pas¨® en el swinging London de finales de los sesenta, en los que siendo un veintea?ero qued¨® ¡°atrapado de por vida en el feo vicio de la anglofilia¡±. En aquel Londres, al que Mendoza lleg¨® de estudiante, descubri¨® que quer¨ªa ser escritor. Y el fil¨®logo Carlos Claver¨ªa, entonces al frente del Instituto de Espa?a, maestro con el que el joven Mendoza paseaba por Easton Square, le desanim¨®. ¡°Me ve¨ªa lleno de entusiasmo¡±, rememora. ¡°Me dijo que ten¨ªa un camino muy largo por delante y me ve¨ªa muy acelerado¡±.
El jurado del premio, que precis¨® cuatro votaciones para dar con el ganador por la cantidad y calidad de los candidatos, destac¨® ¡°la estela de la tradici¨®n cervantina¡± en Mendoza y el autor, como no pod¨ªa ser de otra forma, reconoce la deuda. ¡°Cervantes ha tenido una enorme influencia en m¨ª como escritor y como persona¡±, asegura. ¡°Cuando le¨ª el Quijote, en el Preuniversitario, me qued¨¦ inmediatamente abducido. Me di cuenta de que se puede escribir literatura sin perder la sonrisa, estando a gusto con las personas. Todos quer¨ªamos ser malditos, pero entonces comprend¨ª que el escritor no tiene por qu¨¦ ser alguien maldito o marginal. Lo que caracteriza a Cervantes es la sencillez, la elegancia y el buen rollo. Y si yo tuviera que elegir un lema, bien podr¨ªa ser ese¡±.
El Cervantes a Eduardo Mendoza es un reconocimiento al humor en la literatura. ¡°Hasta hace relativamente poco el humor ha estado mal valorado¡±, defiende el autor. ¡°Siempre se ha pensado que para ser bueno ten¨ªa que ser dram¨¢tico. Era in¨²til recordar que grandes obras como el Quijote, el Lazarillo y otras de Quevedo, Morat¨ªn y Dickens han sido escritura b¨¢sicamente de humor. Pesaba mucho la tradici¨®n de la novela del siglo XIX, pero ahora se empieza a ver una revisi¨®n de esos criterios¡±.
Un poco desubicado en el mundo que le toca vivir, como algunos de sus c¨¦lebres personajes, Mendoza dice vivir felizmente al margen de las redes sociales. Fueron los periodistas quienes le comunicaron que hab¨ªa llegado a ser trending topic en Espa?a, con la particularidad de que apenas suscit¨® cr¨ªticas entre los internautas.
En un momento y un pa¨ªs en que cualquier acontecimiento divide al pa¨ªs, el Cervantes a Mendoza mereci¨® ayer elogios casi un¨¢nimes. Pero su simpat¨ªa, defiende el autor, ¡°no es deliberada¡±. ¡°No he hecho nada especial para granje¨¢rmela¡±, reconoce. ¡°La virtud y el defecto de los libros que escribo es que son c¨®modos de leer. A veces pienso que no tienen gran valor, pero luego creo que lo tienen y mucho. No por m¨¦rito m¨ªo, sino porque recibo muestras de simpat¨ªa y gratitud de los lectores a los que determinado libros m¨ªos les sirvieron de alivio o de consuelo, o simplemente les hicieron pasar un buen rato¡±.
Una cumbre de su carrera
Si ha habido un personaje mendociano que ha conectado con los lectores ese es sin duda Gurb, el extraterrestre que aterriz¨® en Cerdanyola y se perdi¨® en una Barcelona ¡°optimista y feliz¡± que hoy el autor a?ora. El personaje fue creado para una serie en EL PA?S que se convirti¨® en Sin noticias de Gurb (1991), un libro que supuso, recordaba ayer, ¡°una cumbre¡± en su carrera. "Es el que me convierte en un escritor de humor, un autor le¨ªdo por ni?os, adolescentes y otras personas de mal vivir. Sin noticias de Gurbme ha abierto puertas insospechadas¡±.
Otro t¨ªtulo importante, del que no quiso olvidarse ayer fue El misterio de la cripta embrujada (1979), su segunda novela. ¡°El libro me destap¨® la posibilidad de escribir un tipo de literatura m¨¢s callejera¡±, apunta. ¡°Igual que La ciudad de los prodigios (1986) marc¨® un gir¨® en mi carrera¡±, a?ade. Y, por supuesto, la primera, La verdad sobre el caso Savolta.
Mendoza reconoce que cada vez lee menos novela. ¡°Y cada vez me duermo m¨¢s cuando me pongo a leer¡±, bromea. Pero, investido de la autoridad del premio Cervantes, quiere romper una lanza a favor de la literatura de su pa¨ªs: ¡°No se me ocurre ning¨²n otro pa¨ªs actualmente que tenga la misma fuerza que la literatura en espa?ol ?Quiere decir que est¨¢ muy bien? No. ?Quiere decir que otras est¨¢n peor? S¨ª¡±.
?l, por su parte, est¨¢ ya de retirada. Una retirada por la puerta grande del Cervantes. ¡°Uno va cumpliendo a?os y llega un momento en que decide retirarse. Yo estoy pensando en hacer una retirada discreta, ahora que he ganado la Champions¡±.
Babelia
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