El Baroja que no lo era
Los art¨ªculos anticlericales con el seud¨®nimo P¨ªo Quinto atribuidos al escritor los redact¨® un cura
P¨ªo Baroja no fue un escritor tan contrario a las sotanas como algunas de sus biograf¨ªas lo describen. A esta conclusi¨®n ha llegado Jos¨¦ Bernardo, profesor de Lengua y Literatura de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, tras averiguar que dos docenas de art¨ªculos atribuidos al escritor vasco no fueron obra suya. ¡°Baroja era anticlerical, era un descre¨ªdo, si se quiere, un esc¨¦ptico con la condici¨®n sacerdotal y con conceptos como el celibato o la bondad, pero no estaba obsesionado con ello¡±, asegura Bernardo.
Mientras estudiaba el semanario republicano Vida Nueva, que se public¨® entre 1898 y 1900, Bernardo analiz¨® una serie de art¨ªculos anticlericales publicados bajo el seud¨®nimo P¨ªo Quinto, habitualmente atribuidos a Baroja e incluidos en sus Obras completas. ¡°Si se leen aisladamente se puede pensar que son barojianos, pero en su conjunto muestran a una persona experta y muy obsesionada con el clero y Baroja no era ni ese obseso ni ese experto¡±, apunta. Con ese punto de partida continu¨® analizando todos los art¨ªculos que a finales del siglo XIX, cuando el joven Baroja iniciaba como articulista su carrera de escritor, fueron publicados bajo dicho seud¨®nimo. As¨ª descubri¨® los 24 textos aparecidos entre 1899 y 1901 en cinco publicaciones distintas (17 de ellos en Vida Nueva). Dos docenas de art¨ªculos, como los define el profesor, ¡°que presentan una excepcional unidad de contenido anticlerical, que cargan contra la Compa?¨ªa de Jes¨²s y que muestran tambi¨¦n una extraordinaria familiaridad con el d¨ªa a d¨ªa del clero madrile?o¡±.
El autor de los mismos no fue Baroja, como concluye su investigaci¨®n, sino Jos¨¦ Ferr¨¢ndiz y Ruiz, un cura declarado en rebeld¨ªa. Nacido en Lorca, Murcia, en 1853, Ferr¨¢ndiz ingres¨® en el seminario tras la muerte prematura de su padre. Una vez ordenado sacerdote fue destinado a Llerena (Badajoz), y m¨¢s tarde a Madrid. Su ira contra el clero se desat¨® en la capital, en 1880, porque el obispado se neg¨® a ayudarle econ¨®micamente para tratar de su madre enferma. Entonces, como reacci¨®n y como f¨®rmula para conseguir nuevos ingresos, public¨® con diferentes seud¨®nimos libros y art¨ªculos fervientemente anticlericales. En ellos defend¨ªa las publicaciones de izquierdas, criticaba la estructura eclesi¨¢stica y desvelaba los secretos y acciones m¨¢s privadas y cuestionables de algunos de sus miembros.
Tras varias acusaciones sin que pudiera demostrarse su autor¨ªa, en 1888 pidi¨® perd¨®n al obispo, pero sin que trascendiera p¨²blicamente. Pero unos a?os despu¨¦s se reabri¨® su caso, con un nuevo obispo en Madrid. Se le juzg¨® por herej¨ªa y fue condenado a reclusi¨®n en un convento de Getafe. Tras un a?o internado sali¨® y de nuevo se declar¨® en rebeld¨ªa. De esta etapa son los art¨ªculos que firmaba como P¨ªo Quinto.
El hereje
Bernardo ha podido confirmar su autor¨ªa investigando en la prensa de la ¨¦poca. Ha hallado art¨ªculos en medios cat¨®licos contra ¨¦l en los que le llaman ¡°hereje¡± y cargan contra ¡°el jugo ponzo?oso de su pluma¡±. Eso escribe Minimus, uno de los escritores habituales de La Lectura Dominical, publicaci¨®n cat¨®lica de finales de siglo XIX y comienzos del XX, en cuyos art¨ªculos se relaciona a P¨ªo Quinto con el autor de los libros Los secretos de confesi¨®n y El sacramento espurio, ambos de Ferr¨¢ndiz. Minimus alude tambi¨¦n en sus textos al exsacerdote de San Gin¨¦s, parroquia en la que Ferr¨¢ndiz estuvo destinado tras su paso por Llerena.
Hasta ahora se hab¨ªa sustentado la autor¨ªa de Baroja de aquellos art¨ªculos, nunca confirmada por el escritor, por analog¨ªas de estilo, por la coincidencia de nombre y porque P¨ªo Quinto hab¨ªa escrito en la publicaci¨®n Electra en una secci¨®n que Baroja coordinaba. Sin embargo, como afirma Bernardo, nada concluyente frente a las pruebas, incluida la segunda y final retractaci¨®n de Ferr¨¢ndiz en 1915 en el Bolet¨ªn Oficial del obispado en la que se refiere a las publicaciones donde aparecieron los art¨ªculos, que confirman que aquel fue uno de los seud¨®nimos utilizados por el cura rebelde.
De revista del coraz¨®n
Julio Caro Baroja, sobrino de P¨ªo Baroja, lo defini¨® en sus estudios del anticlericalismo en Espa?a como "el famoso cura Ferr¨¢ndiz". Ramiro de Maeztu lo calific¨® como "el pont¨ªfice del anticlericalismo". Jos¨¦ Ferr¨¢ndiz, el cura rebelde, se convirti¨® en un hombre muy popular del Madrid de finales del siglo XIX y comienzos del XX, invitado frecuente a fiestas y recepciones, aunque mantuvo siempre una vida austera. "En su ¨¦poca fue un equivalente a lo que es hoy un personaje de revista del coraz¨®n al que se cita para los eventos", lo define Bernardo. Tras una vida de idas y venidas contra el clero y centenares de art¨ªculos escritos, Ferr¨¢ndiz se retract¨® de nuevo en 1915 y muri¨® en 1927 totalmente olvidado como cura de la parroquia madrile?a de San Jos¨¦. Cinco a?os antes hab¨ªa publicado su ¨²ltima obra, Dos mundos al habla, una novela de ciencia ficci¨®n con los extraterrestres de Venus como protagonistas.
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